sábado, 31 de diciembre de 2016

ESTA VIDA




ESTA VIDA


Y la felicidad que no vuelve.

Se fue un día, sin decir nada, de la misma forma que llegó. No me dí cuenta, pero un día, simplemente ya no estaba.

La busqué en el atardecer, en mi libro favorito, en mi canción preferida, en ese vestido azul que desee por mucho tiempo, en el delicioso helado de zarzamora con queso que disfrutaba comer mientras me sentaba en el zócalo, en las cerezas rojas que pocas veces podía comprar por tan caras que eran, en el pay de fresa con queso de esa famosa panadería, en el aroma de los nardos y jazmines que compraba los fines de semana, en el jugo de toronjas que bebía en los días calurosos de primavera, en la exquisita lagosta que comía en la playa, en la cima de la montaña que subía por las mañanas, en el hermoso lago donde se daban cita los patos y las garzas.

Pero se fue silenciosamente, sin dejar huella, sin avisar, sin extrañarme.

Y la he buscado sin prisa, tranquilamente, segura de que en algún lado o en alguna cosa la iba a hallar, pero se ha escondido bastante bien, quizás acecha trepada en un árbol o en las aguas tibias del mar…pero en cada lugar en que pensé la hallaría, no he encontrado nada, sólo un vacío, un vacío muy grande que sabe a hastío.

Y desde aquél día, ha pasado mucho tiempo, un tiempo que es como si  no hubiera pasado, porque sabe a nada, está vacío de emociones, de sueños.

A veces, todavía recuerdo aquéllos días en que los sueños parecían posibles con un poco de esfuerzo, pero llevo mucho tiempo esforzándome, esforzándome mucho y es como si una corriente contraria me arrastrara para no dejarme avanzar a pesar de todo mi empeño. Ha sido agotador esforzarse demasiado para no tener nada.




En realidad siempre fue así, nunca tuve nada. Si siquiera me he tenido a mi misma. Toda mi atención estuvo siempre concentrada en cuidar mi salud, no podía ser de otra manera, era estrictamente necesario e indispensable. Había que cuidar tantos detalles, estar pendiente de realizar ciertas rutinas, ciertos ejercicios, tener descansos suficientes para no agotar mi cuerpo, preparar comidas adecuadas, mantener el equilibrio en todo momento, una pequeña omisión, un descuido, era suficiente para echarlo todo a perder.

Y me cansé, me cansé de cuidar todo, se seguir todos y cada uno de los pasos, de estar atada a todas esas rutinas, para conservar mi vida, para mantener mi salud. Y ¿para qué? Si he perseguido los sueños sin alcanzarlos. Si mi estancia en este mundo es irrelevante. A nadie le importa ahora y a nadie le importó nunca.

Lo supe desde muy pequeña, nunca fui la preferida de nadie, sin importar cuánto me esforzara no logré tener el afecto de nadie, vamos ni siquiera tener la atención. Y la verdad es que entonces no me importó, como no me importa ahora. La vida me dolía demasiado como para preocuparme por eso.

Mi atención y mi esfuerzo estuvo centrado siempre en sobrevivir. Se convirtió en un reto. Cuanto más difícil parecía mi existencia, más disfrutaba de contrariarla. Los médicos decían que era imposible que yo estuviera viva, que físicamente mi cuerpo no estaba preparado para sobrevivir, y yo me empeñaba en demostrar lo contrario. Y lo he logrado tanto, que aún estoy viva, aún respiro, aún corro, como cualquier otro ser humano.



Pero  esta vida ya no me sabe a nada. Cómo si me hubieran robado las emociones, la alegría y la tristeza principalmente.

Es extraño, todos temen la muerte, pero yo la deseo, la espero con ansias. Quizás porque sé que la muerte total no existe, que cuando el cuerpo deja de funcionar, le sobrevive el alma, el espíritu. Y además porque estoy cansada, muy cansada de habitar este cuerpo. Un cuerpo enfermo, que duele, que se agota fácilmente. He vivido demasiado en él. Y no le veo el sentido de continuar en él, no cuando sé que podría estar en otro, vivir en otro como ya lo he hecho.

Lo recuerdo, aquél día que tuve aquélla visión, para algunos sería un sueño, un deja vú, o una alucinación, pero yo lo sé con certeza, algo dentro de mí lo sabe, es un recuerdo, un recuerdo muy lejano, no de esta vida. Pero fue muy claro, ahí estaba, de pie, dentro de ese cuerpo grande, muy fuerte y muy alto. Un cuerpo que es todo lo contrario de este. Podía sentir esa fuerza dentro de mi, sí,  y podría decir esa expresión: “fuerte como un roble”. Nunca me había sentido frágil o débil, pero en aquel momento, al sentirme dentro de ese cuerpo y de pronto en un instante volver a este cuerpo que es mío, pude notar esa diferencia abismal. Sí, ahora lo reconozco, ahora puedo darme cuenta al comparar las dos sensaciones, éste cuerpo mío es frágil, débil y muy vulnerable.

No, no me preocupa la muerte,  que sólo significa irme de este cuerpo, salir de él, liberarme. Lo anhelo. Quiero ese día en que no tenga que sentir este dolor, este cansancio, salir de esta prisión. A veces lo he hecho, en sueños me fugo de él y entonces puedo estirarme completamente, mover el cuello hacia todos lados, caminar ligera, sin esa tensión en la espalda, sin ese dolor en el cuello, en la pierna. ¡Es maravilloso! Y es increíble. No hay nada que temer, lo único que me espera es la liberación.

Sí, ya sé que suena a locura, de hecho nadie lo cree, pero yo estoy segura de ello. Esta es tan sólo una de mis vidas, distinta a otras anteriores que le tenido, de las que puedo tener breves visiones.

Sin embargo, cuando abro los ojos, aún estoy aquí, no sé para qué. Mi vida no parece importarle a nadie y a mi tampoco me interesa ya importarle a alguien.

Aquél día en que me importaba el amor de alguien quedó atrás, muy atrás. Si algún día quise ser amada por mi padre, ser acurrucada entre sus brazos, hoy ya no importa. No importa desde que me dí cuenta que su desamor no era culpa mía y que nada de lo que hiciera me ayudaría  a ganarme su amor. Él no me quería y no podría haberme querido nunca, por una simple razón, era incapaz de amar.

Aquél día que lo supe se acabó el sufrimiento, entendí que no podía darme lo que nunca había tenido. Él me dio lo que sabía dar y no otra cosa, y tal vez, eso que me dio era una forma de amor que yo no supe entender. A veces, el amor se esconde detrás de actos que parecen de indiferencia, de desatención, de frialdad o de exigencia. En realidad esto no es tan extraño, hay quien relaciona el amor a la violencia, al maltrato, a los celos o al acoso.

No persigo el amor, no persigo los sueños, estoy tan cansada de esforzarme tanto para estar viva y saludable. Ya no quiero perseguir nada. Sólo quiero estar tranquila, en paz, sin exigirme lo que no puedo dar. Tal vez, estoy cansada porque me he exigido mucho más de lo que podía dar. Finalmente, este cuerpo tiene límites, muchos límites.

Tampoco quiero perseguir la felicidad, esa especie de locura, de euforia que todo el mundo desea, pero que es tan breve. Creo, es mejor  estar en paz, sin pretender nada. Lo que ha de llegar a mi vida, simplemente ha de llegar.

De niña sabía que no era nadie, que no era importante y siempre quise pasar desapercibida, que nadie me notara, ser invisible, que nadie me viera. Así era mejor, ser ignorada, eso era mucho mejor que las miradas morbosas y malintencionadas. En un principio esas miradas fijas, dolían, lastimaban, después no importaron, como muchas cosas no importan más.

Hoy he conseguido de verdad ser nadie para mí misma y para los demás. Sin sueños que perseguir, sin metas que alcanzar, los días pueden sucederse uno tras otro sin ningún sentido. Sólo sigo mi propio ciclo, como el árbol que tira sus hojas cada cierto tiempo. Los ciclos que están inscritos en mi cuerpo, en la vida, en el tiempo. Así pasan los días.

Pero no, tampoco estoy triste, pues sólo he reconocido lo que soy: nadie. No importa tener nada, pues nunca tuve lo que quería. Hoy simplemente, no quiero nada. Acepto, solamente acepto lo que la vida me ofrece. Y tampoco puedo decir que la vida sea miserable, tengo más de lo que es necesario. ¿Que hubiera querido tener otras cosas?, sí. Pero no las tuve. Me cansé de poner todo mi esfuerzo en tenerlas sin obtener resultados.

Quizás no las tuve porque no me correspondía tenerlas o porque ya las tuve alguna vez, hace mucho tiempo, tanto que no lo recuerdo. No ahora, sino antes, mucho antes de ser yo. Mucho antes de estar en este cuerpo. Mucho antes de estar en esta vida. Como ese cuerpo fuerte, grande, sano, que un día tuve y que por un breve instante pude recordar.

Quizás ahora me correspondía estar en este cuerpo, sentirlo, gozarlo, sufrirlo, disfrutarlo, cuidarlo hasta el cansancio. Quizás ese era todo el sentido de esta vida, sobrevivir a este cuerpo. Aprender todo a través de él y por él. Y por eso estoy aquí, en este lugar, no en otro, porque este es mi lugar, el lugar en donde debía estar.



Estoy aquí, en este lugar, con este cuerpo, con esta vida aunque no me guste, aunque esté cansada. Porque así tiene que ser, no de otra manera. Si me gusta o no, es irrelevante, Dios no concede caprichos. Y la felicidad, dejó de ser, alcanzar los sueños. La felicidad se convirtió en nada. Cuando se lucha tanto sin alcanzar nada. Lo que queda es el cansancio, sólo el cansancio. No quedan fuerzas, no quedan deseos. Sólo se sobrevive.

He llegado hasta aquí, y es demasiado para una vida de dolor y de desencanto. No me quejo. ¿Con quién habría de quejarme?  Me fastidian las quejas y las personas quejumbrosas. No quiero ser un fastidio para nadie, menos para mí misma. Prefiero el silencio. El silencio es un buen compañero, me lleva a mí misma. Ahí dentro, en lo más profundo, puedo encontrar un lugar tranquilo donde el dolor no llega.


Por un instante, muy breve, respiro profundo, cierro los ojos y en ese silencio,  soy libre.

CARTA A MIS LECTORES V




CARTA A MIS LECTORES V


Queridos lectores, hemos llegado a otro fin de año, compartiendo este espacio, que se ha vuelto no sólo un sitio de contacto, sino de comunicación, de integración.

Esto que comenzó siendo sólo un espacio de expresión, un compromiso personal, ha trascendido e impactado de formas impensables. Seres distintos, de países lejanos, hombres, mujeres, jóvenes y niños participan y disfrutan de la lectura, sobre temas que son la vida misma.

Juntos, leemos, juntos pensamos, juntos reflexionamos, juntos actuamos, juntos movemos y cambiamos nuestro mundo. Pequeñas acciones que se conectan y se integran para lograr grandes cambios, es algo que comenzó a ocurrir espontáneamente.

Muchos de sus comentarios me hacen saber que estan siempre esperando los nuevos textos, pero no siempre es posible cumplir la meta. Los textos relacionados a situaciones reales, son los que han generado mayor reacción. Tal ha sido el caso del relato sobre la situación de los migrantes, del que he podido constatar, muchas personas se ven reflejadas en él.

Una de las cosas más gratas que he recibido gracias a la escritura, aparte de poder compartir y recibir sus comentarios es saber que hay organizaciones y personas que han enfocado sus esfuerzos a ayudar a los migrantes. Sin duda alguna, esto es una muestra de la concientización que hay sobre el problema y de la generosidad de muchas. Felicito a las personas que estan siempre dispuestas a ayudar y que sin ser parte de ninguna organización o asociación civil, con sus propios recursos y con todo su entusiasmo brindan comida, un poco de descanso, un lugar para bañarse o dormir a los migrantes que atraviesan por México.

Es estimulante saber que este relato, fue básico para que una universidad abriera un foro sobre el tema del abuso familiar y que tambien dio lugar a  iniciar una investigación sistemática. Esta clase de noticias, son las que me confirman que debo seguir escribiendo, aunque no todos los temas sean alegres, fantásticos, relajantes o felices. Pues la verdad, es que la vida tiene de todo. Y las cosas terribles es necesario conocerlas y si es posible, contribuir para mejorarlas , y al msmo tiempo nos permiten apreciar las cosas maravillosas e inesperadas que la vida nos regala.


2035, fue un texto de gran impacto, llegaron comentarios de diveros países , y lo más impresionante, ha sido corroborar el grado en que el planeta ha sido afectado en distintos lugares. A muchas personas se les murió la ingenuidad y la ignorancia sobre el tema, mientras contemplaban el mundo que hemos creado. Pero tengo la confianza en que juntos encontraremos la solución. Entre ellas pequeñas acciones que pueden crecer en grandes cambios: no usar más desechables de unicel, ni de plástico, cuidar el agua, en fin, ustedes lo saben tan bien como yo.

Agradezco su confianza por compartirme información sobre distintas situaciones por las que atraviesan, como personas, como país, como trabajadores, como padres, como hijos. No me es posible publicar todo lo que me mandan, algunas veces los datos son insuficientes para crear un relato fidedigno, pero de cualquier modo, en algún momento esa información será de utilidad.

Se que la vida es muy complicada para muchas personas. Países en guerra, con violencia, con narcotráfico, con extorsiones, sin empleo, con sueldos miserables, con trabajos esclavizantes, miles de situaciones verdaderamente duras. Pero es precisamente en esos momentos que dentro del ser humano, puede surgir el mejor ser humano que  cada uno puede llegar a ser, el guerrero que hay dentro de cada uno.

Y todo comienza con pequeñas acciones, con brindar ayuda, brindar una palabra de aliento, con resistir la adversidad, con no rendirse, con levantarse una y otra vez, con escribir una historia nueva, con un nuevo final, con un final escrito por todos.

Saludos a los lectores de China, Japón, Dubai, Escocia, Noruega, Australia, Suiza, Marruecos, Egipto, USA, Tahilandia, turquia, Islas Griegas, República de Eslovaquia, Brasil, Argentina, España, Chile, Honduras, Perú, Colombia, Alemania, Dinamarca, Groenlandia, Nepal, España, Italia, Escandinavia, Francia, Israel, y muy especialmente a las mujeres sobrevivientes del incendio de las maquiladoras en Bangladesh. Sin duda alguna, mujeres guerreras que no se rinden ante la adversidad.

Gracias a todos, a pesar de no nombrarlos, sus comentarios y cartas son muy valiosos. Espero que los pequeños que no han recibido su pago por sus dientes, sean compensados de alguna manera. Aquí en este mi país México, muchos niños reciben su pago del ratón de los dientes, ojalá que ese ratón pudiera ir también a otros lados.

Un millon de gracias a todos los lectores que siguen este blog desde sus inicios, seguiremos haciendo y creando un mundo mejor. Un mejor año.

Gracias.


Atenea del bosque 

miércoles, 30 de noviembre de 2016

EL HADA DE LOS DIENTES




El hada de los dientes

Ella es una pequeña hada, como todas las hadas es muy laboriosa y alegre. Cada mañana recibe de sus pequeñas haditas colaboradoras, los miles de dientes que recogen de debajo de las almohadas de los pequeños niños en todo el mundo. Son tantos dientes, que tienen que ordenar, y algunos de ellos estan realmente muy, muy maltratados, son los de los niños que comen muchos dulces y olvidan cepillarlos, o que no comen sanamente.

En realidad su trabajo es muy díficil de realizar, pues tienen que desplazarse a los lugares más distantes. Aunque para un hada esto no es un trabajo imposible, pues viajan tan rápido como la luz, aunque algunos dicen, que lo hacen más rápido.

Pero desplazarse a los lugares más lejanos no es lo más díficil de su misión, en realidad el problema mayor puede ocurrir al tratar de llegar al lugar en donde se encuentra el diente. Primero, deben esperar a que el niño duerma, y a veces, tienen que esperar por horas. Después, deben sortear algunos peligros, por ejemplo, a veces se topan con las mascotas de la casa. Y vaya qué se han llevado buenos sustos, y tremendas correteadas de los gatos y los perros, principalmente.

Afortunadamente, las hadas son muy veloces y ágiles y jamás ha ocurrido que un hada sea atrapada o dañada por ninguna mascota. Pero lo que sí ha ocurrido, son algunos olvidos en su prisa por ponerse a salvo a sí mismas. Algunas veces tienen que huir tan de prisa, que les es imposible dejar el pago al niño del que han tomado el diente.



Pero, no, no crean que las hadas toman las cosas sin dar nada a cambio. No, eso no es así, cuando las hadas no pueden volver a tiempo para entregar el pago, entonces hacen al niño otro tipo de regalo.

Sí, esa clase de regalos que la mayoría de la gente no puede ver con los ojos, y que no imagina que se lo otorgó un hada. Por ejemplo, a veces le otorgan a un niño el don de dibujar cosas muy hermosas, la habilidad para trepar árboles, o de tener una voz privilegiada para cantar, o de bailar armoniosamente, o de hacer feliz a las personas, o de escribir historias maravillosas, e incluso en algunas ocasiones le protegen de grandes peligros, o le ayudan a curarse de alguna enfermedad.

Pero, algunas hadas son muy ingeniosas,  también suelen susurrar al oído de los padres o parientes del niño la idea de comprar un regalo o darle un paseo. En fin, siempre se las arreglan para hacer llegar su pago.

Así, que si alguna vez no encontraste debajo de la almohada tu pago por un diente. No te preocupes, te llegará de cualquier forma. Sólo tienes que tener un poco de paciencia, y estar muy atento, pues tal vez recibiste o recibirás algo mucho mas valioso, que el resto de los demás niños.




LOS ÚLTIMOS GIGANTES DE HIELO



Los últimos gigantes de hielo


En un lugar del planeta, en donde se encuentran los hielos del origen de los tiempos, el hombre puede estudiar la historia de su propia evolución y de la tierra.

Ahí, entre las distintas tonalidades del hielo, se encuentran registrados todos los eventos que alguna vez ocurrieron y que moldearon este planeta.

Desde el hielo de un azul intenso, hasta el más blanco de los hielos, tienen muchas cosas que decir a los hombres.

¿Cómo se formaron,  desde cuando? Es una historia que puede ser leída en sus grietas más profundas. Sólo ahí en los más gigantes bloques de hielo.

Pero ¿hasta cuando?

Si ese lugar más alejado no ha escapado de la destrucción del hombre,no es invulnerable a sus acciones,

A pesar de ser el lugar más inhóspito de la tierra, en donde  el hombre no es apto para vivir, tiene un papel esencial en la existencia de la humanidad.

Pero el hombre no mira, se siente tan lejano, tan ufano.  Capaz de hacer grandes modificaciones al planeta sin pagar las consecuencias.

El hombre, tan desinteresado de ese lugar que no ha podido explotar, que no ha logrado subyugar.  Piensa para sí mismo, que es  sólo hielo, hielo, hielo.

¡Qué importa si ya no está!

Quizás es por eso que el hombre no escucha, porque no produce riquezas. Porque parece tan vacío de todo.

Pero esos grandes bloques de hielo, son parte imprescindible del equilibrio que sustenta nuestras vidas.
 Hoy, los gigantes de hielo, gritan y lloran su propia historia de la extinción.

Caen los gigantes que por millones de años estuvieron de pie. Caen uno al lado del otro, tan rápido como el efecto dominó.

Esos enormes gigantes congelados, guardianes de la vida del planeta que miraban majestuosos sobre un extenso horizonte blanco, hoy se derriten.

La historia se derrite con ellos, sus secretos se van para siempre.  Se rompen, se derumban en pequeños cristales que chocan entre sí.

La corriente los arrastra a los  grandes mares, agonizan lentamente  ,hasta disolverse por completo en la nada.

Caen los últimos gigantes, con ellos cae la vida.
Sólo es cuestión de tiempo.

El hombre no sobrevivirá…no sin sus gigantes de hielo


Caen, uno tras otro, caen.

CAMINAS DE PRISA



CAMINAS DE PRISA


Caminas de prisa, arrollando la vida
Mirando de frente, muy desafiante.
Demasiado pronto has crecido
Tu mirada segura, y directa
Me muestra lo fuerte que por dentro eres.

Extraño tu voz dulce y suave
Tu voz melodiosa y tierna
Los días que de pronto, decías:
“Un abrazo, un abrazo, hoy es día del amor”…
Y corrías a abrazarme, una y otra vez

Y todos los días, eran día del amor
Todos los días, eran días de abrazos
Y todos los días me echabas porras
Y todos los días a jugar y correr
Y todos los días cantando canciones

Esos días felices y luminosos,
Llenos de canto, de música y gozo
Se reflejaban en el brillo de tus ojos
Son los días de guardar para siempre
Los que en mi corazón, el fuego mantienen.

No eres tan pequeño, es cierto
Pero eres aún, un hermoso niño
En un cuerpo alto, muy grande,
Un niño, como todos los niños,
Con una gran prisa por ser grande

Miro tus fotos cuando eras pequeño
Y extraño arrullarte en mis brazos
En aquél tiempo, yo era tu mundo
Tan dulce, amoroso y tierno, tan lejano
A éste desafiante que eres, cada vez más alto.

Ahora quieres ,sólo ir a tu  paso,
Lo quieres todo a tu propio ritmo,
Lo quieres todo a tu propio modo.
Desafiante, fuerte, arrogante, sin miedo
Con ganas de comerte al mundo.

Caminas de prisa, muy de prisa,
Pronto sin duda, no podré seguirte el paso
Buscando tu propio sendero, camina
Camina sin miedo, pero con  cuidado.
Camina y escucha, mira a los lados,

No tan de prisa, no es necesario,
Camina y disfruta un poco la vida
Pues pronto se irán tus tiernos años
Camina y aprecia todos los tiempos
El tiempo no vuelve, tampoco los años.






lunes, 31 de octubre de 2016

ELENA



ELENA


Ella es originaria de uno de los estados más pobres de la república. Tiene seis hermanos. Es la mayor de las mujeres, dos hermanos varones le anteceden. Su madre es una mujer dedicada principalmente a sus hijos, que elabora pequeñas y curiosas artesanías que vende en el mercado local, para colaborar en el sustento familiar. Cuando hay oportunidad trabaja en alguna casa realizando trabajo doméstico.  Pero los salarios tan bajos que percibían ella y su esposo campesino, eran insuficientes para mantener a una familia tan numerosa.

El padre de Elena emigró a los E. U. cinco años atrás, llevando con él al mayor de sus hijos. Desde entonces se ha ido llevando a sus hijos apenas cumplen quince años, ahora le llegó el turno a su hija. Ella se va con un tío y el mayor de sus hermanos que había venido a su casa de visita. Cruzan la frontera  por el cerro, caminando a través del desierto. A lo largo del recorrido, continuamente puede ver algunos restos de esqueletos humanos, personas que nunca llegaron a su destino. La travesía no es fácil, caminan toda la noche sin descanso, aprovechando la oscuridad para evitar ser descubiertos por la guardia fronteriza.  

Son aproximadamente veinte los inmigrantes que componen el grupo. Y a pesar de todo lo que han caminado, cuando el día llega, aún están en el desierto, el calor es intenso. Ese camino ha sido recorrido por millones de personas que ingresan al país buscando una posibilidad de mejorar sus propias vidas y la de sus familias. Testigo de ello son los restos de huesos humanos diseminados por el campo,  de aquéllos que por distintas razones no alcanzaron su objetivo. Prueba de ello son también las botellas de agua debajo de los arbustos, que han dejado quienes les anteceden en el recorrido en un gesto de solidaridad y humanismo.  Botellas de agua que les sobran a los que llegan al final y que dejan de manera visible, pues saben que con ello pueden salvar la vida de personas que se extravían en medio de su huida de la guardia fronteriza.

A pesar del duro recorrido Elena no se rinde. Otras personas, al no resistir más, se entregan a las autoridades que constantemente patrullan la ruta en su intento de atrapar  a las personas que cruzan la frontera de manera ilegal. Por fin, salen del desierto,  llegan a un camino en donde una  camioneta los aguarda para  trasladarlos a una casa en donde son alojados, ahí tienen que esperar hasta que les avisen que pueden continuar. Una mujer les lleva comida y agua, por su apariencia y forma de hablar puede notarse que es mexicana. Discretamente se acerca  a Elena y le dice que no se aparte del grupo, que no deje que se la lleven a ningún lado.

Poco después llega un hombre, que les da instrucciones, y le dice a Elena que la va a llevar a otra habitación, con otras mujeres para que esté más cómoda, y pueda bañarse,  puesto que es la única mujer en ese grupo. Elena se niega a irse  a ningún lado, responde que ella va a quedarse donde esté su tío y su hermano. El hombre insiste, pero ella se niega rotundamente, finalmente la dejan quedarse. Tiempo después Elena se entera que de esa forma se llevan a muchas mujeres para abusar de ellas o meterlas en redes de prostitución, si es que van solas.

Por la tarde continúan su recorrido, y en el camino muchos de los inmigrantes se van quedando con familiares y amigos en las distintas ciudades. Algunos,  aunque muy pocos, ya tienen un lugar de trabajo. Entre los que se quedan,  está su hermano, quien trabaja en unos campos de cultivo. Es un lugar en donde sólo hay hombres por lo que Elena no puede quedarse con él. El destino de ella es Pensilvania, el lugar en donde trabaja su padre en una granja. Ella sigue al lado de su tío hasta donde es posible, pues llega el momento en que él también se queda en una ciudad.  Conforme avanzan hacia el norte,  el grupo se reduce, hasta que finalmente sólo queda ella y el hombre que la llevará  con su padre. Alertada por el comentario de la mujer que les llevó comida, no tiene confianza en el “coyote” (traficante de personas) que la acompaña, pero no tiene ninguna otra opción.

Elena tiene miedo de que ahora que está sola, éste hombre la lleve a otro lugar, pues sabe que está completamente indefensa ante él. Ella está en un país extraño, con un idioma distinto al suyo, pero no es una chica que se deje amedrentar fácilmente.  Todo el tiempo se mantiene alerta, cuando se detienen a cargar gasolina, y a comprar algo para comer , ella compra café y lo bebe constantemente para no dormirse. Mira muy atenta los lugares por donde avanzan y pone mucho cuidado en los letreros que indican hacia donde van las carreteras.  En una de las tiendas compra un mapa del estado, en donde estan detalladas las autopistas, lo revisa con mucho detenimiento para saber por dónde tiene que ser su recorrido. En un momento dado,  se da cuenta que el hombre la lleva por un camino que no es el indicado. Exige al “coyote” que se regresen y que tomen la ruta correcta, él dice que es un atajo, pero ella no le cree e insiste en que se regresen, amenazando con bajarse de la camioneta aunque esté en movimiento. Ante su determinación e insistencia el hombre regresa y retoma el camino.

Ella esta muy agotada, pues desde que cruzaron la frontera no se ha dormido,  tiene más de treinta y seis horas despierta. Pero no está dispuesta a dejarse vencer por el sueño, aún  cuando el hombre se detiene para dormir un rato dentro de la camioneta, ella sigue despierta tomando café. Siguen avanzando y entonces se da cuenta que está toda mojada, y ha manchado el asiento de la camioneta,  de manera inesperada le ha venido su periodo menstrual. Ella no sabe que hacer, el hombre le dice que no se preocupe, que mandará lavar la camioneta y en la primera tienda, le compra ropa y compresas sanitarias. En uno de los baños públicos se detienen para que ella pueda  tomar un baño y cambiarse.

Después de muchas horas de camino llegan al lugar donde se encuentra su padre. Él vive en un departamento que comparte con un compañero de trabajo. Apenas el “coyote” baja de la camioneta, lo toman por sorpresa y lo meten dentro de la casa. El padre de Elena no es ignorante de todas las  cosas a las que se expone una mujer al entrar de manera ilegal a ese país. Y aunque el acuerdo fue que no pagaría un centavo hasta que le entregaran a su hija, bien sabe que podían haber abusado de ella.

Dentro del departamento, los dos hombres  inmovilizan al “coyote” , en tanto el señor pregunta a su hija, si aquél tipo le ha hecho algún daño, porque si es así, en ese momento se hará justicia por su propia mano. Le dice que no le importa que lo metan a la cárcel o que le pase cualquier cosa, él cobrará esa deuda. Elena sabe que su padre habla con la verdad, y que cumplirá su palabra. La gente de los poblados de la sierra en México tienen un dicho al respecto: “el mal debe cortarse de raíz”. Ese tipo de deudas se sanjan a machetazos, pues el sistema de justicia, muchas veces deja impunes esta clase de delitos. Por lo que, en algunas comunidades, los indígenas se hacen  justicia por su propia mano.

Sin dudar, Elena confirma que el hombre no le ha hecho ningún daño, aunque no le dice que trató de apartarla del grupo y de llevarla por otro camino. Dicho esto, el padre libera al tipo y le paga lo acordado por llevarle a su hija. Reiterándole que cualquier daño sobre su hija no viviría para contarlo.

Elena se queda a trabajar en la casa de los patrones por algún tiempo, pero como al año y medio de haber llegado, comienza a enfermar. Ellos viven en el campo, muy alejados de cualquier ciudad para ir a un médico. Por un tiempo ella resiste  con algunos calmantes, pues en verdad ha venido dispuesta a trabajar y ahorrar lo suficiente para ayudar a su familia.  Sabe lo peligroso y  costoso que le ha sido llegar hasta ahí, pero no tiene acceso a atención médica y su condición empeora cada día.

En ese lugar trabaja a un joven que también es mexicano y de su misma edad, pronto se enamoran y viven en unión libre, pues ahí no tiene manera de casarse. El padre esta de acuerdo pues conoce a ese joven desde que llegó a ese lugar y es una persona responsable y honesta. Pero la salud de Elena no mejora, al contrario, cada vez se siente peor y se ve muy pálida y demacrada. Por lo que, finalmente deciden que tiene que regresar a México para atenderse y recuperar su salud. Pues aunque no ha recuperado la inversión  que  su padre hizo para llevarla ahí, es más importante su vida, que cualquier otra cosa.

Debido a la condición de su salud se regresa a México, pero no con su familia que vive en la sierra, sino con la de su pareja. La familia de él habita en un pueblo muy cercano a una gran ciudad y con acceso a médicos y hospitales donde ella pueda ser atendida rápida y eficientemente. Si bien el servicio de hospitales públicos está saturado y es muy lento. Hay una gran oferta de servicio privado, y después de todo, ella cuenta con el apoyo económico de su pareja, lo que hace posible que ella pueda tener acceso a ese tipo de servicio.

Así, Elena llega a una familia totalmente desconocida para ella. Los padres de su pareja, al tanto de la situación, la esperan en el aeropuerto y la llevan a su casa. Tan pronto como es posible la llevan al médico y después de un tratamiento,  ella se recupera completamente. Para ella es difícil estar con esta familia, aunque sea la familia de su pareja, pero sabe que esa es su mejor opción. Cada seis o siete meses su pareja vuelve a México.  Él como la mayoría de los hombres de su pueblo va a Estados Unidos a trabajar por contratos, por lo que su estancia allá es legal. En cuanto él vuelve,  ellos se casan por las leyes civiles. Al poco tiempo forman una familia, y van construyendo poco a poco su casa.

Elena ahora esta en la casa que ha construido con su esposo y a cargo de sus dos hijos. Ella sigue trabajando en lo que encuentra para ayudar a la economía familiar, pues ella proviene de una familia muy trabajadora. No tiene un trabajo fijo, pero ella sigue luchando por su familia. El esposo  va y viene de Estados Unidos por temporadas.  Esta es la forma de vida en que muchas familias mexicanas logran salir adelante y dar una vida modesta, pero con lo necesario para los hijos.  

  

¿DÓNDE ESTÁN?



¿DÓNDE ESTÁN?


El día es caluroso con un cielo azul claro. Un cielo que ha sido lavado por las copiosas lluvias de temporal. Las nubes blancas como el algodón se miran sobre nosotros. En un pequeño pueblo, varias personas se han reunido en el atrio de la iglesia para recibir una delegación de Ayotzinapa. Sí, familiares y compañeros de los estudiantes muertos y desaparecidos desde el 26 de septiembre de 2014. La mayoría de los presentes son nativos de este lugar, pero otros vienen de fuera. Entre ellos, miembros de organizaciones no gubernamentales, organizaciones de pueblos indígenas, reporteros y gente que viene a mostrar su solidaridad con esta delegación. Algunos de ellos, portan las camisetas solidarias alusivas al tema de Ayotzinapa, otros llevan una camiseta de su organización o trabajo, que los identifica.

Fuera de la iglesia se instalaron bancas y sillas. Una mesa está al frente con un jarrón de flores al lado. Alrededor de ella, se colgaron las fotografías de los estudiantes desaparecidos, de los que murieron, y de los que están muy gravemente heridos. En  la calzada principal que lleva a la entrada del edificio se colocó una manta de bienvenida, con una leyenda que se ha hecho famosa: “Nos enterraron, sin saber que éramos semilla”, va acompañada de un dibujo de un árbol en cuyas raíces se distingue una figura humana encogida.

Se esperaba la llegada de la delegación a las doce del día, pero diez minutos después de la hora, se recibe un mensaje de que vienen un poco retrasados. La gente aguarda, salen a la calle para esperarlos por la avenida principal. En el kiosko de la iglesia se encuentran lista la comida que ha de compartirse con ellos. Todo ha sido donado voluntariamente por la misma gente del pueblo.

Después de veinte minutos, se dice que ya vienen llegando. Pronto aparecen varios coches y camionetas, de uno de ellos, bajan los delegados de Ayotzinapa.  Se trata de la señora Berta Nava, su esposo Tomás , ambos padres de uno de los estudiantes muertos a balazos en aquélla noche del día 26. Y está con ellos, un estudiante de la normal, su nombre es Erick, un joven de 19 años.

Apenas bajan de una camioneta son recibidos por una de las señoras mayor edad en el pueblo. Les pasa un sahumerio con copal alrededor del cuerpo, en tanto, les  dice algunas palabras de bienvenida y de consuelo. Ellos agradecen la bienvenida. Saludan a todos en voz alta, mientras los flashazos de las cámaras no se hacen esperar. Se les indica que caminen hacia la iglesia en donde se les dará la bienvenida formalmente.

Avanzan a paso normal, en tanto toda la gente va al lado  y detrás de ellos. Por supuesto, alguien entre la gente grita la consigna: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!  Llegan a la entrada principal del atrio, a lo largo de la calzada se han encendido veladoras y varios niños les esperan formando una vaya. Ellos siguen avanzando entre gritos de consignas, hasta llegar a la mesa en donde se han instalado los micrófonos.

En ese momento toma la palabra una joven estudiante de la localidad, quien con palabras de solidaridad reitera su apoyo a esta delegación y a los estudiantes de Ayotzinapa, señalando lo lamentable que es que los estudiantes sean masacrados no sólo en este país sino en otros lugares del mundo. Otra persona  también dirige unas palabras, reseñando brevemente la historia de esa localidad  y señalando que ahí también se ha luchado valientemente y ha habido momentos críticos, por lo que apoyan su lucha contra esta injusticia y abuso de poder del gobierno.

Enseguida se les cede el micrófono a la delegación para que compartan su testimonio. Toma la palabra la señora Berta señalando que si ellos vienen a compartir su testimonio personalmente, es para que la gente sepa,  lo que el gobierno quiere ocultar. Porque para ellos, dice, ya no hay nada que hablar, quieren dar carpetazo al asunto, que la gente olvide, para seguir cometiendo actos ilícitos impunemente.  Pero desde que los estudiantes desaparecieron y hasta la fecha, los padres y los estudiantes han estado exigiendo que se les diga dónde están los muchachos. Los padres piden al gobierno respuestas, en base a sus derechos que, reiteran una y otra vez, han sido pisoteados.

El gobierno, les han dado versiones de los hechos que no pueden sustentarse con pruebas. Les han dicho que los estudiantes han sido masacrados, que los subieron a unas camionetas para llevarlos a un determinado lugar y que muchos de ellos no aguantaron, que no llegaron vivos.



En otra versión, les dicen que los llevaron a un risco y que ahí les dieron un balazo. Pero ellos mismos  se contradicen, y los padres piensan.  ¿Para qué gastar balas en alguien que ya está muerto? Y si los aventaron del risco, tampoco hay pruebas de ello, no hay evidencias de su piel, de su ropa, de todas las cosas que llevaban. Todas las versiones que se han dado, es sólo un  teatro montado para no decir la verdad. Por eso los padres siguen luchando y lo seguirán haciendo.

Como padres de los estudiantes desaparecidos, describen su situación como estar muertos en vida. Siempre en zozobra, preguntándose ¿cómo se puede vivir sin saber qué ha pasado con sus hijos? Y no hay justicia para ellos. ¿por qué? Por el hecho de haber nacido en un petate o en un cartón. ¿Es por eso que no tienen derechos? Declara doña Berta, sin que pueda evitar derramar lágrimas de indignación, de impotencia, de dolor.

Mira a los niños y a los jóvenes presentes, y señala que su hijo no era distinto, habla de los deseos que tenía de estudiar, de tener una profesión y una vida mejor, de los sueños que ya no podrá alcanzar. Un joven sano de nobles ideales, que no estaba involucrado en el crimen ni las drogas.  Él y sus compañeros sólo trataban de ser mejores personas. Su hijo soñaba con tener una profesión, para desempeñar un trabajo honesto, para ahorrar dinero y poder comprar un pedazo de tierra en donde pudiera construir su casa, para tener un lugar propio, un lugar de donde nadie pudiera correrlo.

Escuchamos también el testimonio de don Tomás, su sentir no es diferente, ni su dolor es menos que él de su esposa. Aunque a él las palabras no le brotan con la misma facilidad. Ellos dos, junto con otros padres y estudiantes normalistas han formado delegaciones que se presentan constantemente en distintas localidades de la república y aún fuera del país. Su propósito es ofrecer directamente su testimonio sobre los hechos ocurridos. Han recibido el apoyo de asociaciones no gubernamentales y de la misma población en los distintos lugares en que se presentan.

Y después escuchamos al joven estudiante de segundo grado de la escuela normal. Tiene tan sólo 19 años, en su rostro hay todavía muchos rasgos infantiles. Un joven delgado y con una mirada llena de determinación. Nos relata cómo se enteraron él y los alumnos de la escuela normal del ataque perpetrado a sus otros compañeros de primer grado. A él, dice, no le tocaba ir porque ya está en segundo grado y tiene responsabilidades diferentes.  Sólo al primer grado le tocaba salir a botear para reunir el dinero y conseguir los autobuses para ir a la marcha conmemorativa en la ciudad de México por la masacre de los estudiantes del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco.

Este joven se ha presentado también en distintas localidades. Él como todos los  estudiantes de la escuela normal, es de una familia de bajos recursos. Esa escuela es su única opción para alcanzar un futuro mejor. Desde niño ha tenido que trabajar para ayudar con la economía familiar. Su juventud y su complexión delgada, podrían hacer pensar en una persona frágil, pero en cuanto comienza a hablar, en sus palabras hay una rotunda determinación a seguir luchando por saber la verdad sobre sus compañeros. A pesar de lo que le hicieron a sus compañeros, él no tiene miedo, y reitera su convicción de apoyar a sus compañeros,  ahora como antes de lo ocurrido en iguala.

Relata un poco la forma en que se organizan los estudiantes de la escuela normal. Ellos son educados en el compañerismo. Les enseñan a preocuparse por los demás, no sólo por sí mismos. Para ellos la represión del gobierno no se estudia en los libros de historia, ni se lee en los periódicos, es una realidad con la que se encuentran con demasiada frecuencia como miembros de la escuela y de las comunidades,   en las que el gobierno les quiere expropiar (o arrebatar) sus tierras. Ellos lo saben por su propia experiencia histórica, siempre han tenido que defenderse del gobierno. Por  lo que parte de sus enseñanzas, es que cuando un compañero desaparece, deben buscarlo hasta encontrarlo.

Hoy, a poco más de dos años del tiroteo de iguala contra los estudiantes, y en el que 43 de ellos fueran desaparecidos, la situación no ha cambiado mucho. El gobierno quiere imponer a toda costa su verdad histórica, aún y cuando tal verdad, es insostenible. Si bien la ONU ha hecho presencia, esto tampoco ha implicado ningún avance en el esclarecimiento de los hechos. Los dos jóvenes que resultaron heridos aún no se recuperan, uno de ellos él más grave, Aldo aún se encuentra hospitalizado y su recuperación que parecía imposible, hoy ha tenido progresos. Cuando le hablan, él parece escuchar lo que le dicen, y tiene algunos movimientos, por lo que, la esperanza de su mejoría crece.

Para la familia de Aldo, sin embargo, todo este proceso ha sido díficil y costoso. Pues aunque el gobierno presume de que le dan ayuda económica,  en realidad no ha sido así. Los gastos de todo su tratamiento han sido costeados por la familia,  que ha podido hacerlo con la generosa ayuda de muchas personas que los apoyan constantemente. Tal es el caso de Doña Bertha Nava, que el día del cumpleaños de su hijo masacrado, quien tenía que haber cumplido veinticinco años, organizó un evento para recabar dinero. Ocho mil pesos fue lo que obtuvo y que entregó a la  familia, quienes tienen que comprar un medicamento que les cuesta tres mil pesos y además, tienen que trasladarse continuamente de Oaxaca que es donde viven, a la ciudad de  México que es donde se encuentra hospitalizado Aldo.

Edgar, otro de los chicos que sobrevivieron aquella noche del 26 de septiembre, también ha hecho lo posible por retomar su vida. Con gran orgullo para su familia  y compañeros, acaba de graduarse de la Escuela Normal, a pesar de que su recuperación todavía está en proceso, pues recientemente también le hicieron una cirugía de la boca. Al igual que la familia de Aldo, no ha recibido tampoco ninguna ayuda por parte del gobierno.

La lucha por los jóvenes desaparecidos continúa, a pesar de que todo el proceso está estancado, y el gobierno se mantiene en la misma postura de sostener su verdad histórica. El reclamo es también por los jóvenes que fueron heridos y a quienes el gobierno no les ha hecho justicia, pues no hay  nadie a quien se le haya responsabilizado por las condiciones en que se encuentran,   ni que pague por los costosos tratamientos que necesitan. Hoy ellos requieren que su voz se escuche y requieren también de la ayuda económica de quienes puedan y quieran apoyarlos.


Las distintas delegaciones, siguen haciendo recorridos por todos los lugares que es posible, y en todos lados la población se solidariza con ellos. La experiencia de los padres, no es ajena al país, en el que se cuentan más de veintiocho mil desaparecidos. ¿Dónde están? Esa es la pregunta que los familiares, esperan les sea respondida. Hoy en la víspera de día de muertos, ellos siguen muriendo de angustia, de zozobra, viviendo a medias.  Sin su presencia, sin sus cuerpos, sólo les quedan las fotos, los recuerdos, la añoranza de lo que ya no podrán ser sus hijos.

jueves, 29 de septiembre de 2016

LOS PRIMEROS HOMBRES

 

Hace muchos años, muchos más de los que el ser humano puede imaginar existió una vez una civilización en donde habitaron los primeros hombres. Cuando ellos fueron creados, Dios los hizo físicamente hermosos, tan hermosos y perfectos cómo nunca jamás lo han vuelto a ser. Ellos fueron los primeros habitantes de un mundo recién creado, lleno de abundancia, armonía y perfección. No requerían preocuparse por nada, pues  no tenían que trabajar para ganar el pan de cada día, todo cuanto requerían en su vida simplemente les era concedido.

En aquél tiempo, dios dispuso que los ángeles tuvieran un contacto directo con los seres humanos para ayudarles en su evolución, para guiarlos  y protegerlos. Así que una legión de ángeles fueron enviados a vigilar su evolución. En este planeta convivieron juntos por única vez, ángeles y humanos. Ángeles con los que podían hablar e interactuar, pues a diferencia de nosotros, ellos eran capaces de ver a todos los seres existentes, aún los que no poseían un cuerpo físico.No existía separación alguna entre las distintas clases de seres.

Ángeles y humanos tenían una prohibición: mezclarse entre ellos. Pues cada uno tenía su sitio: los primeros eran los guías y maestros, los segundos, los seres que requerían evolucionar para ser mejores, para perfeccionar su espíritu.

Los primeros hombres que podían tenerlo todo, eran  fuertes y muy altos, al no requerir de realizar ningún esfuerzo para tener cuanto necesitaban, dedicaban días y noches enteros al ocio y al placer. Nada parecía imteresarles más en la vida, sólo la diversión. Ni se interesaban por aprender nada, pues el conocimiento de cualquier cosa llegaba a ellos en el momento en que lo necesitaran , una voz interna parecía ser la fuente de todas las respuestas. Por lo que cualquier situación era demasiado fácil. No se requería ningún aprendizaje, ningún esfuerzo, todo era simplemente  concedido.

Aquellos humanos eran increíblemente hermosos y saludables, pues poseían el total conocimiento de la regeneración y rejuvenecimiento del cuerpo y por supuesto llegaron a vivir hasta mil años en perfecta salud. Ellos construyeron alguna vez, el único templo de regeneración y rejuvenecimiento que ha existido en nuestro planeta. Y cada determinado tiempo acudían a él para recibir por tres días continuos un tratamiento que les permitía estar jóvenes y saludables.

Poseían también el conocimiento de la anti-gravedad, lo cual,  les permitía edificar colosales construcciones con enormes bloques que, aún hoy, los ingenieros de nuestra moderna civilización son incapaces de mover, ni aún,  con la más avanzada maquinaria que se posee.

La trasmutación de los metales y muchos otros saberes, que incluso para nuestra ciencia actual son todavía un misterio, fueron parte de los conocimientos ,que hicieron posible construir cualquier cosa de manera rápida y magnificente. Pero no tenían ninguna idea de dónde les provenía su poder de creación, ni podían tampoco valorar lo que esto implicaba, pues para ellos había sido siempre así.

Sus ciudades eran increíblemente  enormes, lujosas y sofisticadas, pues nada parecía interponerse a sus deseos. Su vida era completamente relajada, pero en sus corazones no existía el amor, ni el dolor, ni la compasión, ni uno sólo de los sentimientos que caracteriza a la mayoría de los seres humanos actuales. Ni uno sólo de los principios y valores propios que el hombre aprende a través de su vida. Para ellos sólo existía la abundancia y el placer, el ocio y la diversión, y jamás habían tenido que realizar ningún esfuerzo de ningún tipo para gozar de todo cuanto tenían. Por lo que, no tenían conciencia de sí mismos como seres humanos, menos aún como seres espirituales. En cierto sentido, eran como niños que sólo pensaban en gozar del momento.

Muchos años pasaron en esa vida trivial, superflua y enfocada a los placeres, tantos como ha vivido el hombre de nuestra civilización moderna, sin que nada perturbara su orden. Pero el gran creador miraba lo que ocurría, con infinita tolerancia y  amor, sin ninguna prisa, pues para él todo tiempo es eterno, dejó que el hombre viviera así. Le otorgó la oportunidad de cambiar, de aprender, y de reconocer su naturaleza espiritual. Pero los años pasaron y el hombre no cambió.

Los ángeles encargados de guíar a los primeros hombres, sucumbieron al deseo de disfrutar de los placeres terrenales. Mirando a las mujeres más hermosas que jamas hayan existido, quisieron coexistir con ellas. Ángeles y mujeres procrearon hijos, algo que nunca debió suceder. Aquéllos ángeles desobedecieron el mandato divino de cuidar de los hombres y de revelarles un conocimiento que eran incapaces de comprender y de usar con sabiduría.

Ángeles y humanos : se mezclaron entre sí y entonces los ángeles revelaron a los humanos valiosos secretos que les permitían tener poderes sobre todos los elementos  y criaturas de la tierra. La vida de los humanos se tornó  demasiado fácil, pues nada les impedía cumplir sus caprichos. La soberbia de los primeros hombres creció como nunca antes, usaban los poderes indiscriminadamente, por la simple vanidad de demostrar su poder.

Cuando nacieron los hijos que eran la mezcla de humanos y ángeles la situación empeoró. Pues todos ellos se sentían dioses a los que nada se les podía negar. Cualquier capricho de ellos debía ser complacido. Entonces comenzó la guerra entre ellos, ciudades y poblaciones enteras eran destruidas en segundos por aquéllos semidioses, sólo para demostrar su poder. Truenos, rayos y explosiones iluminaban el inmenso cielo. Provocaban terremotos, tormentas devastadoras, inundaciones intempestivas,  con el sólo propósito de demostrar su supremacía.

Las batallas eran interminables, pues  los nuevos descendientes de ángeles y humanos no tenían límite. Millones de los primeros humanos murieron en las destrucciones masivas que ocasionaron las grandes batallas y parecía que nada podría deterlas.

Cuando el creador miró lo que había sucedido por el desacato de los ángeles, decidió exterminar a todos los que habían desobedecido. Los ángeles caídos súplicaron perdón, enviaron al único hombre en la tierra que no había sucumbido a la tentación. Y este hombre imploró el  perdón para los ángeles y los hombres, pero la decisión había sido tomada.

A los hombres se les había concedido mucho tiempo y oportunidades para enmendar su camino, y durante ese tiempo no hicieron ningún cambio, pero el desacato de los ángeles los llevó a la total perdición. Y por haber llevado a los hombres por el camino equivocado, en lugar de ser sus guías y maestros, los ángeles caídos fueron condenados al exterminio.

La milicia celestial al mando del arcángel Miguel fue la encargada de la misión. La batalla entre ángeles duró incontables días y noches, en el tiempo de los seres humanos, parecía que  duraría por toda la eternidad. Los cielos se iluminaron con el fuego inmenso que ningún humano puede imaginar. En la tierra la luz y el calor fue intenso por muchos años. Y del cielo ardiente que se volvió de  un rojo intenso,  llovió tanto fuego que destruyó todo a su paso.

Ahí donde el fuego caía , todo moría, árboles, plantas, animales y hombres. Por muchos años, los pocos hombres sobrevivíentes , huyeron tratando de encontrar un lugar a salvo. De las plantas y árboles, sólo quedaron restos de cenizas.  Hombres y animales salvajes huían de un lugar a otro tratando de salvar su vida, pero no había en todo el planeta un lugar seguro. Fue entonces que los primeros hombres comprendieron que todos sus poderes juntos y todo el conocimiento que les habían dado los ángeles, no era nada ante el poder ilimitado y supremo de Dios, su creador.

Los más terribles rayos y truenos cruzaron el espacio, el estruendo fue tal, que se escuchó en los confine del universo. El planeta se tambaleo sobre su eje como nunca antes. Los mares furiosos arrasaron con todo lo que se encontraba a su paso. Fuertes y continuos temblores sacudieron los valles y montañas incontables veces.

Y después de un tiempo imposible de contar, por fin, terminó la batalla celestial. Los ángeles caídos habían sido exterminados. Y a pesar de la conmoción que en el planeta causó la más terrible e inimaginable batalla de todos los tiempos, algunos de los primeros hombres aún sobrevivían. 

El planeta todavía se conmocionaba ante los fuertes impactos recibidos y los ángeles de la milicia celestial preguntarón al creador qué  deberían hacer con los pocos hombres que áun sobrevivian, pues entre ellos estaba el único hombre que había sido justo durante toda su vida y había suplicado el perdón para los ángeles caídos y los hombres que se mezclaron entre sí.

Dios dijo, que todo el planeta debía ser limpiado y renovado completamente. Así que para la tierra siguieron millones de años entre mega-terremotos que renovaron toda la corteza terrestre. Enormes montañas se elevaron desde las profundidades del mar y desde inmensos valles. Al mismo tiempo, lo que antes habían sido valles y montañas se convirtieron en abismos profundos. Lo que estaba en la superficie quedó sepultado debajo de innumerables montañas de roca  y piedra.

Millones de años transcurrieron antes de que la corteza terrestre se renovara por completo. Y millones de años más, antes de que la tierra recobrara su equilibrio y quietud. Mientras tanto, se planificó y se preparó todo, para la creación de los siguientes habitantes de la tierra. Un solo hombre sobrevivió a toda la destrucción, el único hombre justo. La historia de ese hombre fue un misterio para los hombres, pero alguna vez, será revelada.

Desde entonces, a todos los hombres que fueron creados después de la renovación, no se les da todo el conocimiento. La mayoría de las cosas deben aprenderlas por sus propias vivencias. Y todas las situaciones complejas que se les presentan en la vida tienen el propósito de motivarlos a aprender nuevos conocimientos y de comprender su valor e importancia. Tienen que aprender que todos los hombres son hermanos, hijos del único creador. Tienen la consigna de amarse los unos a los otros, de crear el nuevo cielo en la tierra.

Desde entonces ángeles y humanos no pueden vivir juntos, se encuentran en distintas dimensiones. Y aunque los ángeles tienen  todavía la misión de guiar, proteger y ayudar al ser humano en su evolución. El hombre tiene que conocerse a sí mismo, guardar silencio para poder escuchar en lo más profundo de su ser, esa voz que lo guía, ese ángel que le habla para darle los mensajes del creador.

Y como en aquéllos tiempos de los primeros hombres creados,  de los hombres modernos también se espera que evolucionen a través del  aprendizaje de las experiencias terrenales y que algún día, dejen de mirar sólo afuera y vuelvan los ojos y el corazón a su creador. De que alguna vez, todos vuelvan a ser uno con dios.