miércoles, 31 de julio de 2019

UNA LABORIOSA HADA




UNA LABORIOSA HADA


Como todos los días la pequeña y hermosa hada de los dientes hacía su trabajo. A pesar de los miles de dientes que recibía a diario, siempre atendía las cartas y peticiones que los pequeños niños le escribían. Ese era una de sus labores más importantes, ella lo sabía muy bien, sobre todo en estos tiempos en que los niños y más aún los adultos habían perdido la magia de la vida. Si así como lo oyen, millones de adultos en el mundo ignoraban que la magia era posible en la vida de todos los seres humanos.

Todo empezó con el malévolo plan de hacer creer al hombre que había nacido por pura casualidad y de manera espontánea en este planeta o que provenía de los simios y puesto que el hombre inventó algo llamado ciencia que pretende explicar todo con un método llamado científico que sigue rigurosos pasos y demostraciones para decir que algo es posible o real, la mayoría de los humanos comenzaron a dudar y a olvidar su propia sabiduría interna para concentrarse y dar crédito sólo a lo que era comprobable ante sus ojos.


 Pero aún hoy la ciencia tiene conocimiento de algunas cosas que no son directamente visibles o comprobables ante los ojos humanos, como es el caso de los rayos ultravioleta, los rayos infrarojos, las ondas de radio o de la señal satelital que aunque no puede verse, todos saben que existe porque hace posible la comunicación a través de los teléfonos móviles que pueden captarla. En fin demasiadas cosas invisibles al ojo humano pero reales. Tan reales como que este cuento será leído por miles de niños y adultos a través de la internet.

Pero volvamos al punto, la pequeña hada sabía de la importancia de su labor, había visitado millones de niños en su larga vida, pues había vivido tantos años, que ya había olvidado su edad. En realidad eso no tenía  la menor importancia, porque ella se mantenía por siempre joven y sobre todo alegre. ¿Qué cómo había logrado esto? Bueno, ese es un misterio que tal vez, algún día nos revelará. Pero la hermosa hada ponía especial cuidado en hacer presente la magia en la vida de los niños y también de los adultos. Sólo necesitaba que ellos se lo pidieran y abrieran su corazón, puesto que las hadas son seres tan sutiles, sólo pueden ser vistas con los ojos del amor. Así que se apresuró a responder las cartitas de los pequeños niños, porque siempre respondía a todas las cartas.



Dado que ella era un ser mágico tenía tiempo de sobra, o mejor dicho, no tenía límite de tiempo, justo porque podía viajar a través del tiempo y la distancia en un segundo. Lo que en el tiempo de los humanos era un minuto, ella podía convertirlo en una eternidad, de esa manera podía visitar distintos y lejanos lugares en un sólo minuto.

Había recibido la carta de una niña, que le decía que las hadas no existían en su país, y por supuesto, eso no podía ser verdad. Las hadas existen en todos los países, pero habitan en la naturaleza, donde hay flores, plantas, ríos, lagos de agua limpia. Ellas se encuentran sobre todo en donde la vegetación es exuberante, aunque también se pueden hallar en los jardines de las casas que tienen hermosas plantas, pues les gusta mecerse en las ramas o en las hojas y sentarse en los pétalos de las coloridas flores. Así que le dijo  a esa niña, que por cierto era deportista y hacía mucho ejercicio todos los días y que parecía incansable como las mismas hadas, que se acercara más a los lugares en donde la naturaleza estaba en todo su esplendor. A las hadas les agradan los caramelos y se ponen muy felices cuando algún niño o un adulto les llevan algunos. Sólo tienen que encontrar un lugar limpio y dibujar un círculo dentro del que deben ponerlos sobre un papel de color intenso, tal y como suelen hacerlo desde hace mucho tiempo las personas de las  comunidades indígenas de muchos pueblos de américa. Después de poner los dulces deben decirles, que es un regalo para ellas y para los seres que habitan y custodian ese lugar.



Era importante para el hada decir esto a la niña, porque muchos adultos en el mundo lo desconocían y no había manera de que enseñaran a sus hijos, lo que ellos mismos ignoraban. A veces las hadas y demás seres de la naturaleza se comunican con ciertas personas a través de los sueños para pedir lo que les apetece más, y esto lo hacen en los lugares en donde la gente acostumbra a ofrecerles regalos. Y por supuesto, a veces también, en sueños llevan a los niños a visitar su mundo u otros mundos mágicos, aunque pocas veces los niños puedan recordar esos viajes al momento de despertar.

Cuando una persona está triste y llega buscando consuelo al lugar donde habitan las hadas, ellas lo rodean haciéndole sentir un tibio calor en su corazón, le lanzan polvos dorados de la cabeza a los pies  y entonces surge una sensación de bienestar tal, que la persona puede quedarse dormida profundamente por un breve momento, pero al despertar se siente muy bien y con renovada esperanza en el corazón.



Por eso el hada recomienda a los niños que con frecuencia visiten la naturaleza, que caminen sobre el pasto, que miren los lagos y cascadas, que abracen un árbol, que contemplen la belleza de las flores y escuchen el canto de los pájaros. Pues ellas habitan en esos hermosos lugares desde millones de años antes de que el hombre habitara la tierra y se alegran de que los seres humanos disfruten también de los lugares que ellas custodian.  Así el hada termino de responder las cartas antes de irse a tomar un merecido descanso, recostada sobre los suaves pétalos de una olorosa flor, antes de que llegara el nuevo cargamento de dientes de todo el mundo.





CARTA DESDE LAS ESTRELLAS





CARTA DESDE LAS ESTRELLAS


Escrita sobre dos hojas se encontraban plasmadas las respuestas a varias preguntas que ella se había hecho por mucho tiempo. Pero cómo podía tener respuestas de alguien que no conocía, que nunca había visto, que ni siquiera sabía que existiera y cuyo nombre le era completamente desconocido. Pero ahí en palabras escritas, que podía releer una y otra vez, estaban las respuestas. De hecho lo había vuelto a leer ya muchas veces tratando de entender cómo alguien podía escribirle desde otro planeta. Pero lo asombroso no era esto, pese  a que recibir una carta de un planeta lejano no era algo común, lo verdaderamente asombroso era recibir respuestas a preguntas personales de alguien tan lejano, de alguien que parecía conocerla muy bien, y más aún, que parecía saber incluso sus propios pensamientos y miedos.

Tan solo el leer las respuestas le dio un vuelco en el corazón, ¿quién podía saber sus dudas y miedos más escondidas, aparte de ella misma?  Tal vez, algunas de sus amigas más confiables, pero aún ellas, sabían sólo lo que había sido capaz de contarles, no podían saber sus miedos, sus angustias más profundas, aquéllas de las que incluso, recién se iba dando cuenta. No. Definitivamente, ninguna de ellas podía haber escrito esa carta, eso era totalmente seguro, pudo confirmarlo cuando les habló sobre esa carta. Pudo confirmarlo en sus expresiones de asombro.



Por eso es que se sobresaltó al ir leyendo cada palabra, sintió temor, era como si alguien hubiera entrado dentro de ella, y pudiera mirar hasta el rincón más oculto, donde ni ella misma  podía mirar. Todos esos reclamos que ella tenía para dios y para la vida, le eran respondidos. Y quien respondía a todo ello, decía ser de un planeta lejano. No ponía un nombre, aunque por la forma de escribir, se entendía que era del género femenino. Un ser que parecía estar en varios lugares a la vez, en la luna, en las estrellas, en el cielo, en el sol. Y decía escucharla y mirarla siempre, desde allí, desde ese cielo estrellado, aunque no nombraba un lugar específico. Y entonces ella se preguntaba ¿cómo alguien de un planeta lejano podía mirarla y escucharla siempre? Era algo que no alcanzaba a concebir. Se preguntó si había algún aparato escondido dentro de su casa para tomar una grabación de ella, como las cámaras de vídeo que usan en los establecimientos comerciales y algunos centros de trabajo para vigilar a la gente. Sin embargo no había nada visible ante sus ojos. Pero y aún, si eso fuera posible, si hubiera algún aparato camuflado en un árbol, o planta, o lo que sea, ¿cómo podían saber de sus propios pensamientos y sentimientos?

Alguna vez, ella escuchó que ciertas personas podían leer los pensamientos de otros y comunicarse telepáticamente con personas que se encontraban en lugares distantes del mundo. Y un día conoció a una de esas personas, que no sólo leía los pensamientos, sino también podía ver algunas cosas del futuro Y si esto era posible para ciertos humanos, entonces, tal vez, los seres de ese planeta tuvieran esta habilidad también. Una habilidad que para ellos fuera de lo más común. Después de todo, cada vez se escuchaba sobre un mayor número de personas que decían escuchar a los ángeles, santos, maestros, o incluso personas que habían muerto. Y había también un número creciente de personas que decían recibir información y conocimientos de maestros ascendidos que alguna vez vivieron en la tierra o de seres que se identificaban con algún nombre, y dictaban conferencias completas sobre algún tema y específicamente, sobre temas del cambio planetario y la nueva energía.

Ella no solía escuchar a ninguno de estos seres, a pesar de que alguna vez, una vidente le dijo que ella era la portadora de un ángel. En aquél momento no entendió lo que eso significaba, de hecho, jamás había escuchado esa expresión. Ella sabía de la existencia de dios, porque muchos acontecimientos de su vida podían considerarse milagrosos e imposibles dentro de la lógica de lo que es humano. De alguna manera dios se había manifestado en su vida, a pesar de que por muchos años, ella hubiera jurado y perjurado que dios no existía, o que si existía, ella no existía para él, y que no le importaba su dolor ni nada de lo que le sucediera. De eso habían pasado algunos años, tal vez no muchos, hizo memoria y recordó que habían transcurrido nueve años desde aquélla vez, que un especialista le dijo que no había remedio para ella, que su deterioro era inminente y que sus condiciones de vida empeorarían drásticamente día con día, hasta que no pudiera respirar más.

Pero después de llorar todo un océano y de hundirse en la más profunda tristeza y depresión, ella miró al cielo y con esa furia que siempre tuvo para enfrentar su vida, le hablo a dios, y le dijo: ¿para esto me trajiste a esta vida?, ¿para esto me diste un hermoso hijo, para dejarlo solo a su suerte tan pequeño?,¿qué más quieres de mí? ¿No te basta todo el dolor que atravesé desde que era niña? ¡Ten piedad de mí! Pon en mi camino a las personas que pueden ayudarme a estar mejor, a curarme. Tú que solo necesitas mover un dedo para cambiar todo. Tú para quien no hay nada imposible. Y todos los días en una súplica desesperada,  pedía esto al creador, con el más grande anhelo de ser escuchada. Y él puso en su camino lo que ella necesitaba. 

Una a una, las personas fueron apareciendo, a pesar de su desesperación y las condiciones difíciles en que estaba, tuvo la suficiente esperanza para hacer esta petición. Y su vida se transformó de una manera milagrosa, uno a uno, los milagros se siguieron, hasta llegar a lo que simplemente era imposible para el ser humano. Hasta hacer que un cuerpo que estaba destinado a envejecer y a sufrir un deterioro progresivo, se regenerara y se modificara para dar lugar a la flexibilidad en las zonas que requerían modificarse, para formar masa donde no la había, para hacer circular el flujo sanguíneo en áreas que habían estado rígidas por muchos años.
 
Pero este ser que le escribía desde la distancia y que daba muestras contundentes de saber sus más profundos pensamientos le escribía además en un lenguaje tan directo y contundente, que sintió como si fuera ella misma, desde otro sitio, como otro yo detrás del espejo y al mismo tiempo, como si dios le hablara a través de esas palabras. Sintió su corazón latir aceleradamente mientras confirmaba con esta carta, que lo que ella imaginaba cuando era niña era totalmente cierto. En una lejana estrella había alguien que la miraba, mientras ella miraba esa estrella. Sólo que ese alguien siempre supo que ella estaba ahí, durante la noche estrellada mirándola y tal vez, desde entonces sabía que un día le escribiría algunas palabras desde aquél planeta.

Ahora tenía en sus manos la prueba contundente de la existencia de esos seres en una lejana galaxia que le demostraban conocerla desde siempre. La emoción y el asombro le hacían latir el corazón aceleradamente. Ellos estaban ahí, ¿desde cuándo?, y si podían hacerle llegar una carta desde un lugar tan distante, ¿cuántas más cosas eran capaces de hacer? Y por qué se mantenían en silencio, mientras observaban a los humanos y ¿para qué? Se nombraban a sí mismos los primeros nacidos y su edad databa de un tiempo que es impensable para el humano. Y  ¿qué esperaban de la humanidad?, ¿qué esperaban de ella?, ¿para qué le habían escrito esa carta?, respondiendo a esas preguntas que en medio de la tristeza y la soledad ella se había hecho. Preguntas que nadie le había podido responder.

Después de recibir esta carta, de revivir su asombro cada vez que la leía, de descifrar los mensajes entre líneas, de descubrir información que la primera vez no había comprendido tuvo la certeza de que no estaba sola. Quizás ese alguien que le escribía estaba junto a ella, mientras leía la carta, quizás ella no era capaz de verlo con sus propios ojos y esa fue la forma en que se hizo notar esa vida, esa existencia, esa dimensión. Nuevas preguntas se planteaban en su mente y miles de ideas surgían a la vez, tratando de explicar lo que en ese momento no podía explicar. Como si un humano de una tribu primitiva que desconociera cualquier tipo de tecnología tuviera un teléfono en sus manos y no se explicara que se pudiera hablar a través de él con otra persona. Y también supo en ese momento lo primitiva que la civilización humana debe resultar ante seres que tienen millones de años de existencia y evolución.

Solo esperaba que las nuevas preguntas le fueran respondidas algún día, mientras tanto, ella quería ser capaz de abrir su mente, de ampliar su entendimiento, de estar lista para entender toda la información cuando las respuestas le fueran contestadas. A pesar de saber que no estaba sola, que bastaba con salir al patio y mirar al firmamento para ser escuchada desde una estrella lejana, era sólo un ser humano que todavía necesitaba ver con sus propios ojos, oír con sus propios oídos, quizás era demasiado humana. Y por alguna razón incomprensible, le habían escrito precisamente a ella. Demasiadas cosas milagrosas, mágicas e inexplicables le venían sucediendo desde diez años atrás, no era la primera vez que se asombraba con algún acontecimiento inesperado y dentro de sí misma, sabía también que más cosas únicas y singulares le sucederían. Ahora lo sabía. Todo era posible.  



HERMOSO




Hermoso



Hermoso es la única palabra que te define
Con tus enormes ojos negros y brillantes,
donde se refleja el brillo de todas las estrellas.
Con esa alegría desbordante con que saltas y corres
Con ese gozo con que ríes y cantas.
Pequeño niño que quiero atrapar en el tiempo
Que quiero abrazar para siempre
Mientras escucho el latido de tu corazón tierno
Vibrante y tibio en mis brazos que te envuelven
Quiero detener ese minuto para siempre
En que tu pequeño cuerpo brinca incansable
En que la alegría llega sorpresiva desde el cielo
Me contagias la vida, el amor, el gozo.
No hay duda, eres un milagro del cielo
Llegaste a mi vida para hacer brillar los colores
Como un pequeño duende alegre incansable
Construyes, cantas, ríes, juegas, corres.
Amo tu alegría intacta, tus sueños enormes
Tu asombro por lo nuevo y el placer con que comes
Tus ansías de vida, de aventuras, de emociones
Tu ausencia de miedo, tu confianza en la vida,
Tu sensibilidad, tu dulzura y tus improvisadas canciones.
No te detienen las dudas, no te detienen los temores
Eres fuerte, ágil, confiado y seguro
De que hay algo bueno para ti en el mundo
En tus bellos ojos negros veo la fortaleza
Y veo también la firmeza de tus decisiones.
No cabe duda, pequeño y feliz niño
Serás un gran hombre