viernes, 29 de abril de 2016

2035

2035



Salgo a la calle, está casi desierta. La temperatura es elevada, 55 grados centigrados. Es la temperatura más fresca durante esta temporada invernal.  La mayoría de las personas han construido refugios en el subsuelo, es la única forma de evitar el intenso calor de la superficie de la tierra. Soy de las pocas personas que todavía recorren estos caminos. No hay nada que la gente pueda ver en el exterior, lo que queda es un desierto inhóspito.



Hace no mucho tiempo,ésto era una enorme ciudad sobrepoblada, llena de bullicio, de autos, de enormes edificios, una de las tres más grandes del mundo.No, yo nunca pude ver eso, apenas tengo 15 años, es lo que he oído decir a mis padres. Hoy no queda ninguna ciudad, ni grande, ni pequeña. Todas fueron deshabitándose rápidamente. Al inicio, la gente  trataba de vender sus propiedades ofreciendo muy bajos precios, pero nadie podía comprarlas, la economía estaba colapsada.




Ellos todavía tienen fotos sobre esa gran metrópoli que parecía no terminar nunca. Y se conservan varios archivos en imágenes sobre la forma de vida de este lugar. Las he visto varias veces, enormes autopistas, edificios que parecían tocar el cielo, teléfonos celulares, computadoras eran los artefactos más usados por los jóvenes. Todos ellos dejaron de usarse. Los sistemas cibernéticos también colapsaron. Las fuentes de energía eléctrica fueron destruidas por diversos cataclismos naturales. Con ellos todos los artefactos que habían sido creados para la comodidad y diversión dejaron de funcionar.

Demasiados terremotos en distintos lugares del planeta, se movió el eje de la tierra en más de una ocasión. Erupciones volcánicas que devastaron ciudades.  Tormentas que parecían no terminarse nunca, tornados, inundaciones, huracanes. Todos los fenómenos climáticos se sucedieron uno tras otro de manera extrema. Las ciudades, destruidas como en una guerra. Todo era un caos, la gente  ya no tenía  modo de comunicarse o de viajar grandes distancias. 


Desde antes del año 2000,  los científicos y ambientalistas, comenzaron a alertar al mundo sobre el calentamiento global. A nadie le importó. Diversos estudios demostraron que, más de una vez el planeta había atravesado por cambios drásticos. Se predijo que habría una gran escasez de agua, pues desde algunos años atrás, los mantos acuíferos no se estaban recargando. La contaminación, la erosión, la tala de bosques, la construcción de más y más complejos habitacionales y los incendios, habían hecho que el agua no pudiera ser absorbida por la tierra y llegara a las profundidades. El agua se seguía derrochando sin ningún control. Se perforaban pozos cada vez más profundos en los lugares en que se sabía que el agua era abundante. Los gobernantes que otorgaban los permisos para las perforaciones, se justificaban diciendo que el agua corría en enormes ríos en el subsuelo, y que aunque no se usara el agua se iría a los lugares de menor altura. Pero el gua no corría  ríos, se estaba agotando rápidamente. Mantos acuíferos que tardaron miles de años en acumularse, se consumieron rápidamente.


A pesar de que los estudios de eminentes biólogos demostraron que el agua se agotaba con gran rapidez. Ninguno de sus estudios fueron considerados al permitir a las empresas mineras consumir tres veces más la cantidad de agua, de la población en las que se establecían sus empresas mineras. En su afán de riquezas el gobierno, favoreció concesiones a empresas mineras extranjeras para la explotación de metales preciosos, principalmente oro y plata. Empresas que no sólo utilizaban una gran cantidad de agua, sino que también la contaminaban, con desechos tóxicos altamente peligrosos.



Se demostró que también la eras glaciares, podrían ocurrir súbitamente. Restos de civilizaciones sumergidas en el agua, indicaban el sorprendente incremento del nivel del mar. Pero nadie hizo caso de esto, como si se tratará de algo que ocurrió en otro planeta.

Los gobiernos de los países más avanzados, estaban ocupados creando más tecnología de destrucción para someter a los países más pobres. Los grandes empresarios y políticos nunca pudieron saciar su hambre de poder y dinero. Esa es la peor de las hambres que puede azotar a cualquier civilización. La producción y distribución de drogas se convirtió en un fuerte pilar de la economía mundial. Religiones ultra-fundamentalistas se expandieron como un paliativo a la desesperación de la gente. Los países más dominantes, sometieron aún más a los pobres, para continuar su estilo de vida consumista y de derroche. La pobreza se extendió a más del 95% de la población. Nunca hubo ricos más ricos, ni pobres más pobres.


Los líderes mundiales trataron de mantener el control y forma de vida a toda costa. Presionaron a los gobiernos para que impidieran rebeliones en los países pobres. Hubo de todo, gobernadores corruptos, desaparición, tortura y muerte de quienes se atrevían a denunciar la verdad o a cuestionar el sistema. Gobierno y narcotráfico se volvió la misma cosa en éste país. Al inicio la policía simulaba perseguir y atrapar a los delincuentes, pero las alianzas entre ellos cada vez se hicieron  más evidentes, hasta que el presidente se convirtió sólo en un títere del máximo jefe.

En la mayoría de las ciudades, la población se manifestaba en contra del abuso, del crimen, de las desapariciones, de las injusticias, de la falta de empleo. Pero los gobernadores simplemente no escuchaban las protestas. La policía a cargo del estado se infiltraba en los grupos y  desaparecían a los líderes. Vinieron comisiones internacionales a supervisar y asesorar las investigaciones, pero esto, no implicó un avance en el esclarecimiento de la verdad. Los muertos eran sólo muertos, y los desaparecidos continuaron siendo desaparecidos. Nunca más fueron ciudadanos mexicanos con derechos. Sólo eran los sin nombre, de los que  el gobierno se deshace sin ningún atisbo de remordimiento.

Pero, no bastaba con someter  por la violencia a los pueblos. Los gobiernos cada vez más perversos, quisieron aligerar de pobres al planeta. Usaron armas biológicas. Experimentaron con bacterias y virus que liberaron  en el ambiente para distraer a la población, para manipularla, para someterla, para evitar que se rebelara.  Pero las bacterias  y virus no tienen ataduras, en ambientes que les eran propicios progresaron y  mutaron por si solos para adaptarse . Entonces, aparecieron nuevas y letales enfermedades que se transmitían fácilmente. La más común, la gripe. Nadie creyó que esta enfermedad que no se consideraba mortal, pudiera ser la causa más importante de millones de muertes.

El cambio climático aceleró el proceso, las estaciones de tiempo cambiaron drásticamente. El plena primavera llovía o nevaba, y en pleno invierno había olas del calor. Climas cambiantes de un día para otro. Hubo ciudades en donde una vez que comenzó a nevar no dejó de hacerlo por una muy larga temporada. Al inicio fue divertido tener un invierno, con la nieve para para jugar, pero cuando ésta situación se extendió a casi un año, los daños fueron terribles, la ciudad no había sido construida para soportar esto, casas con techos colapsados por el sobrepeso de la nieve y hielo. Además no se tenía el combustible y las provisiones para soportar largas temporadas de escasez de alimento. Las carreteras se volvieron inaccesibles. Varios ciudades quedaron aisladas, intentando sobrevivir con sus propios recursos. Vino el hambre, la desesperación y la muerte.



En muchos lugares del mundo la gente comenzó a enfermar súbitamente de nuevas enfermedades. los gobiernos pretendieron dar protección a la población, ordenaban lotes enteros de vacunas contaminadas a través del sistema de salud pública. La población más vulnerable era vacunada, y eran precisamente ellos,  quienes caían enfermos más pronto. Gripes con temperaturas muy elevadas, tos y flemas que llenaban los pulmones hasta reventarlos, llevaban a la muerte con gran rapidez si no había un antibiótico fuerte que contrarrestara la infección. El contagio era rápido, los hospitales públicos estaban saturados, y los medicamentos escasos. La gente comenzó a morir rápidamente, el terror se apoderó de la  población.



Fue la formula perfecta para los gobiernos más dictatoriales, cuando las protestas del pueblo se intensificaban por cualquier motivo, se desataba deliberadamente una epidemia de muerte por gripe. Por la noche, cuando la mayoría de la población dormía, la ciudad era contaminada por aviones que la sobrevolaban, dejando detrás de sí, halos de virus altamente contagiosos.  Al principio nadie notó que ésto se realizara intencionalmente, y la mayoría de la gente no creía que fuera verdad. Se decía en las redes sociales, que por las mañanas, se veían líneas rectas pintadas en el cielo y que eran los restos de la polución de la noche anterior, incluso se publicaban las fotografías tomadas en distintas ciudades. Muchos creyeron que se trataba de cuentos alarmistas. Pero cuando la aparición de epidemias de gripe coincidía siempre en el momento más conveniente para algún grupo político dominante, se hizo evidente, que no se trataba de una casualidad.



Por algunos años los gobiernos se enriquecieron aún más, con los pueblos totalmente sometidos, no hubo freno a su codicia. Con dinero pudieron comprar medicinas y vacunas, protegerse de los cambios extremos del clima. La pobreza y tragedia parecía no tocarlos nunca. Pero olvidaron que ellos también estaban en este planeta, olvidaron que eran parte de lo mismo.

A los virus y bacterias no se les puede sobornar para que no muten y se hagan más resistentes. La vida y la naturaleza se abren camino por sí solas, eso fue lo que ocurrió.  Mutaron y prosperaron en los ambientes más propicios. Las vacunas y medicamentos con que se les combatía,  se volvieron inútiles.


Cuando en una familia alguien enfermaba, era tan previsible que contaminaría a los otros miembros. Gripes recurrentes, al inicio, cada mes, fueron presentándose. Pero cuando la frecuencia se hizo permanencia, la enfermedad se convirtió en un miembro más de la familia. Siempre había alguien enfermo. Tras su fuerte dosis de antibiótico sanaba temporalmente, en tanto alguien más recaía. Un enfermo en la familia, dos tres y en ocasiones todos. Virus y bacterias cada vez más resistentes, individuos con sistemas inmunológicos devastados.


Los pobres siempre habían tenido su miseria para compartirla con su familia, pero con las enfermedades epidémicas, muchos se quedaron sin familia.La soledad se volvió común.Era como si todas las epidemias de todos los tiempos y ciudades en la historia de la civilización ocurrieran a la vez.  Enfermedades nuevas y letales para las que no hubo curación. Algunas de ellas acabaron con poblaciones enteras en pocas semanas, sin dar tiempo a a buscar una cura. Comenzaron a aparecer cientos de pueblos fantasmas, totalmente deshabitados, pues los pocos sobrevivientes, emigraban buscando un mejor lugar para subsistir  muchos morían en el intentos. Todo fue demasiado rápido.


El círculo de la enfermedad, era un buen negocio para los empresarios, millones de medicamentos vendidos sin ningún problema. Sin importar el hambre o la miseria, quienes tenían un poco de dinero, lo gastaban en lo que creían podía curarles. Hasta que fue imposible comprar nada.

La mayoría de los países habían unificado  su forma de gobierno: la sobre-explotación del ambiente, del hombre, de todo lo que pudiera explotarse. El abuso de poder se convirtió en la regla. Ningún gobierno tenía límite a su codicia. El hambre generalizada hacía que las personas buscaran un empleo desesperadamente, sin importar las condiciones en que fuera. Todas las garantían laborales y los derechos individuales que se conquistaron a través de años de luchas en la historia de la humanidad  fueron pisoteados. Ante una mínima protesta un empleado era despedido de inmediato.  Se veían obligados a laborar en condiciones inhumanas por sueldos miserables, o, a ser arrojados sin miramientos a la nada. Se exprimió la vida en todas sus manifestaciones.


Las ciudades están en ruinas, incluida la ciudad de los archi-millonarios. Sí aquélla que fue construida sin escatimar un centavo. Robándole territorio al mar, modificando valles y montañas con las más avanzadas maquinarias. Aquélla en donde los poderosos emigraron cuando todo empezó a colapsar. Por algunos años les sirvió de refugio. Cuando la pobreza y la enfermedad se extendieron en el planeta y el agua dulce se volvió tan escasa, fue el principio del fin de su imperio.  Pudieron por un tiempo, acaparar el agua,  construyeron el más grande depósito tratando de aprovisionarse de ella. Custodiaron con ejércitos los pocos mantos acuíferos que quedaban. Y cada vez, hubo que buscarlos más lejos, pero finalmente se acabaron. Entonces su dinero, ya no pudo comprar nada. El agua, elemento esencial para la vida, dejó de ser mercancía.  Se iniciaron las guerras  a muerte por el agua.



Hoy es todo desértico, dicen que alguna vez, en éstas tierras existieron unos hermosos bosques de pinos. Antes de que los sistemas de comunicación colapsaran, se supo que en lugares distantes, el invierno perduraba por más tiempo del jamás visto. Las ciudades congeladas también fueron abandonadas, y los pocos sobrevivientes son los que han relatado su historia. Hoy pueden escucharse historias de destrucción de lugares lejanos de este planeta. Pero son historias que parecen pertenecer sólo a la imaginación, y al ser imposible constatarlas, resultan increíbles. Yo he vivido siempre en este calor  intenso, en esta tierra árida, que no puedo imaginar aquél frío invernal de las ciudades heladas.

Se habla de distintas y modernas ciudades que fueron los modelos a seguir, incluso hay revistas y fotos de ellas,  algunas personas mayores vivieron ahí y relatan su forma de vida, pero ahora se escucha como si hablaran de un planeta distinto. Como si las historias hubieran sido construidas a partir de los  vestigios y recuerdos que quedan, para tratar de darle un sentido a esta vida, para explicar el modo en que vivimos, o para imaginar un lugar hermoso que mantenga vivo nuestro instinto por sobrevivir.

Las personas mayores dicen, que en algún lugar del mundo, aún tiene que existir un hermoso lugar para ser habitado. Tienen la ilusión de que si el clima deja de ser tan caluroso puedan organizar expediciones en su búsqueda. Dicen que debe de estar en lo que fueron enormes e inexploradas selvas con enormes ríos o quizás en una de las altas montañas que estaban cubiertas de glaciares. Pero la tierra se ha movido tanto con los terremotos, que parece imposible.



Muy cerca de aquí, dicen que hubo también una ciudad construida sobre un lago. Pero la enorme metrópoli fue consumiendo con gran rapidez los mantos acuíferos, cuando no hubo más, construyeron sistemas para traer el agua desde miles de kilómetros. El agua de la ciudad se volvió una prioridad. A muchos pueblos cercanos se les arrebató el preciado recurso. Los pobladores tuvieron que emigrar al país del norte, en aquélla época era una opción. Hoy no hay donde huir.

La gente dejó las ciudades, las casas, en busca del agua, miles de personas murieron por falta de ella. Hubo que emigrar a lugares lejanos. Las grandes metrópolis dejaron de tener agua mucho antes, pero habían tenido sistemas acuíferos que las proveían del vital líquido, que era traído por cientos de kilómetros. Después de un tiempo, no hubo manera de proveer de agua a ninguna ciudad. Ahora esos acueductos, son canales secos, llenos de basura.

Un gran terremoto destruyó un país que se veía invencible, lo partió en dos. El mar les arrebató el territorio que ellos habían arrebatado a otros. Enormes ciudades quedaron sepultadas en montañas de tierra o debajo del mar. Los tsunamis hicieron los suyo. Desde entonces la tierra sigue moviéndose. Olas de destrucción modificaron la geografía de varios países.

Sólo entonces, los países de oriente que habían sido atacados constantemente tuvieron un respiro. Años de guerra hicieron a los hombres y mujeres nacidos ahí, fuertes. Sus ciudades principales ya habían sido bombardeadas y destruidas algunos años antes de la gran catástrofe. Ellos habían construido refugios bajo tierra antes para sobrevivir a las guerras, eran expertos en ese arte.

Los países más industrializados han perdido sus grandes construcciones, sus sistemas cibernéticos dejaron de funcionar. Los combustibles que dieron origen a la era más moderna, desaparecieron. La modificación de la geografía terrestre destruyó también los depósitos naturales de donde se extraían.  Grandes redes subterráneas construidas para el abasto seguro de combustibles de uso doméstico, cobró su precio. Hubo enormes explosiones en distintos puntos, algunos dicen que fueron explosiones provocadas. Nunca se aclaró el punto. Pero lo cierto es que la ciudad fue devastada desde las profundidades.

Ruinas quemadas, cuerpos calcinados, nadie pudo detenerlo. Un proceso en serie como todo lo que se producía en la moderna ciudad. Millones de muertos



El planeta está desértico en todos los sentidos, sin agua dulce, con un clima extremadamente caluroso, tanto que sólo puede sobrevivirse bajo el subsuelo. Por eso, lo que un día fueron ciudades, está abandonado, vacío de gente. Durante el día la temperatura es tan elevada, que sólo las tribus que históricamente vivieron en zonas desérticas están preparadas para sobrevivir. Los demás huyeron hacia adentro de la tierra.



Los nuevos asentamientos se ubican en terrenos rocosos, tratan  de estar cerca de alguna fuente de agua, aunque casi no las hay. Sólo en algunas profundas cavernas puede encontrarse goteaderos de agua potable, pues la mayoría esta contaminada. El agua es usada únicamente para beber. No se usa más para bañarse, ni limpiar. Para ello se crearon desinfectantes en polvo y gel. Se usan trajes para mantener recuperar la humedad del cuerpo y recuperar y reciclar los fluidos una y otra vez.  Antes de que todo colapsara ya se usaban estos productos. Los que ahora hay, son los que quedaron en los enormes almacenes de las metrópolis. De esos enormes supermercados se tomó lo que podía usarse, no demasiado. Pues la mayoría de las cosas se echaron a perder sin sistemas de refrigeración.

La tecnología de la era digital no tiene sentido ahora. No es posible derrochar nada, ni consumir vorazmente. Las grandes ciudades en donde ocurría la vida en todo su glamour no están más. La tecnología está ahora al servicio de la sobrevivencia. Los robots y drones que ya existían, ahora son usados para buscar los sitios más adecuados para la sobrevivencia de los humanos. Sólo los artefactos tecnológicos que se crearon para funcionar con energía solar, son los que prevalecen.

Los animales salvajes casi desaparecieron, al desaparecer sus fuentes de alimentos. Insectos es lo que prolifera, la dieta humana se compone de ellos. Se cree que tal vez, en las zonas más elevadas del planeta pueda existir un poco de la naturaleza y los animales de antes, pero no hay manera de comprobarlo, hasta ahora no ha habido manera de llegar allá. Hoy no sabemos de las ciudades del clima helado. Aquí, el calor es tan intenso que nadie se aventura a largos recorridos, el cuerpo humano no puede soportarlo. Y sobre la superficie de la tierra, hace algunos años que ya no se han encontrado abastecimientos de agua.

Los veloces y complicados medios de transporte que elevaron la temperatura del planeta, dejaron de funcionar al extinguirse el combustible que los movía. Eso, forma ahora el mar de chatarra  más grande que pueda imaginarse, en lo que fueron las grandes ciudades.



La medicina como la ciencia que tuvo un gran desarrollo no existe más. Las empresas farmacéuticas que produjeron millones de medicamentos también están destruidas. Pero además, los medicamentos que alguna vez aliviaron muchas enfermedades, no resultaron útiles, para las nuevas cepas de bacterias y virus que surgieron. Antiguas formas de curación que habían sido olvidadas fueron recuperándose. Sanación con energía, de la cual se dice, usaron civilizaciones importantes como la egipcia. Sanación con piedras, cuarzos, reiki. Y sobre todo sanación son seres de luz, maestros ascendidos y ángeles.

Dentro de los sobrevivientes, se encuentran maestros que antes del colapso total, habían iniciado a trabajar con estas formas de sanación. Maestros que parecen rescatar conocimientos ancestrales, no de ésta era, sino de civilizaciones más antiguas, anteriores incluso a la era de los dinosaurios. Niños especiales, capaces de ver más allá de lo físico son quienes han guiado a los sobrevivientes a establecerse en lugares que por sí solos, los hombres, no habrían encontrado nunca. Ellos son los nuevos guías, sin ellos la especie humana se extinguiría en este planeta. Los niños llamados índigo, cristal, niños con capacidades y conocimientos especiales, los únicos capaces de dirigir a la humanidad.



Caminar sobre la superficie terrestre es exponerse a morir por insolación y deshidratación, las horas menos calurosas son un poco antes del amanecer, pero la temperatura no es menos de 50 grados. Las viejas generaciones se niegan a aceptar esta forma de vida. La desesperación de algunas personas es tal, que cometen suicidio, pues no hay otra forma de vivir ahora. Ese hermoso planeta verde, exuberante, de inmensos bosques, lagos e incontables animales que parecía inagotable, ahora es un sueño que ha escapado de las manos. Para los más jóvenes como yo es sólo una leyenda, una historia de la que sabemos por lo que nos cuentan las personas mayores y que en parte es corroborada por los restos de lo que fueron las modernas ciudades.

Pero ahora, no hay nada...sobrevivimos en la profundidad de  la tierra y arriba, en la superficie, sólo hay desierto, una inmensidad que arde.