jueves, 31 de diciembre de 2015

EL AMANECER



EL AMANECER


Son las cinco de la mañana, la oscuridad es total. Me levanto y me abrigo, tomo mi lámpara y comienzo a caminar por un sendero serpenteante que se eleva sobre la ladera del cerro. Camino sin prisa, me detengo constantemente para recuperar el aliento. Sonrío para mí misma. Voy a lograrlo una y muchas veces más. Aquél médico que dijo que no había cura para mí, ahora me parece la persona más estúpida e ignorante del mundo. Su limitado conocimiento le impide ver la infinidad de posibilidades de sanación que hay en nuestro universo.


Me detengo brevemente durante el ascenso, cada uno o dos minutos, cuando siento que el oxígeno me es insuficiente. Tengo conmigo un gotero de oxígeno líquido, un terapeuta de medicina alternativa me lo recetó. Y en verdad es efectivo. Tomo diez gotas debajo del paladar y casi instantaneamente, siento mi cuerpo recuperarse.


Después de aquélla bronquitis de más de dos meses, mi capacidad respiratoria era insuficiente. Pero poco a poco, el oxigeno líquido, mis ejrcicios de yoga y muchas cosas más me permitieron recuperarme, contra todo pronóstico médico.


Después de cinco años de haber recibido ese terrible diagnóstico, mi salud está mucho mejor que antes. Ahora no enfermo más de bronquitis, apenas si tengo uno o dos resfriados leves al año, puedo comer nieve o tomar bebidas frías aún cuando el clima es frío sin enfermarme. Resisto los cambios bruscos de temperatura sin problema.


Me alegro de no haberme dado por vencida, de buscar todas las opciones, hasta encontrar las que podían ayudarme. Y agradezco a Dios el haber puesto en mi camino a todas las personas sabias que tuvieron la disposición y generosidad para brindarme su ayuda. Mi situación era en verdad terrible, enferma, sin dinero y sin poder trabajar. Si es verdad que hoy no tengo riquezas, apenas lo necesario para vivir, pero estoy lo suficientemente fuerte para trabajar. No puedo trabajar demasiadas horas, pero puedo hacerlo. Estoy viva, mucho más de lo que ese soberbio e ignorante médico dijo que estaría.
Cada vez que subo una montaña lo pienso, pienso en que lo haré todavía muchas otras veces, hasta que verdaderamente no tenga el suficiente aliento para hacerlo. Haré las cosas que desde hace muchos me gusta hacer, y otras que no sabía que podía hacer tan bien. Como la escritura, ese talento que ni siquiera imaginaba que podía desarrollar tan rápidamente y que fuera a gustar tanto a tanta gente.


Hoy he venido a disfrutar el amanecer sobre el mar. Desde este cerro puedo ver hacia el este una playa, y a mi derecha el infinito mar. Las olas van y vienen con su ritmo tranquilo. La oscuridad es densa, pero esta bien para mí, puedo escuchar los ruidos de la naturaleza tal cual son, sin los ruidos humanos y de todos los aparatos que ha creado.


En el oscuro mar puedo mirar algunas luces de color azul fluorescente, se desplazan de un lado a otro. Imagino que es un pez desconocido para mi. El mar luce tranquilo, y a pesar de ello, las olas se estrellan con violencia en las rocas. Me gusta este sonido. Siento la brisa fresca y salada sobre mi rostro. Pienso que este es un buen lugar para encontrar a Dios. ¿Que prueba más grande necesito para sentir su presencia, aparte de esta belleza?



Anoche antes de dormirme, caminé por la playa. Mi alma nunca se llena de sentir mis pies hundirse en la arena tibia y mojada. La oscuridad, permitía ver las estrellas tan grandes y tan cerca como nunca antes las había mirado. Las miré por mucho rato, deseando que este momento durara para siempre, con una inmensa alegría y con tristeza también, porque no sé si algún día volveré a tener una oportunidad igual.


Poco a poco el día comienza a clarear, la oscuridad se difumina y aparece una ligera niebla. De pronto, todo se queda en silencio, las olas parecen estar en suspenso. Ni un solo sonido. El mar se queda quieto. Lo cual me sorprende enormemente. Sobre la cima del cerro que está al frente se comienza dibujar un resplandor rosado. Es el sol, que lentamente se asoma.
Primero un punto, después una línea, un medio arco que se eleva hasta convertirse en un medio círculo de un color rosa intenso. Finalmente se asoma todo el sol. Curiosamente, en ese momento vuelve a escucharse el vaivén de las olas. Y entonces lo entiendo…esa quietud, era una reverencia, un saludo ante la aparición del astro mayor.


Los rayos pintan las olas de color dorado. Me quedo mirando cómo se desplazan las olas siguiendo una linea lateral a la playa. Y entonces los reflejos dorados sobre las crestas dibujan una serpiente desplazándose hacia el este. Una serpiente dorada, nadando sobre las olas. De inmediato me viene a la memoria Quetzalcóatl, la serpiente emplumada que según una antigua leyenda se fue por el mar.
El sol sigue subiendo rápidamente, y en tanto se eleva sobre la montaña pierde su color intenso. Sus rayos comienzan a calentar mi piel, mientras el viento y la brisa mecen mis cabellos. Estoy aquí respirando la brisa salada, sintiendo el tibio calor del amanecer. Este es un momento que guardo en mi memoria con todo detalle. Sigo mirando la serpiente dorada, hasta que no se ve más, cuando el sol se eleva más alto, los reflejos se vuelven plateados y la serpiente ya no puede mirarse.

Guardaré este recuerdo, y si vuelvo a enfermar y estar en cama, esto será un aliento, para no vencerme. No es la primera vez que las cosas se ponen difíciles, pero ahora tengo una gran certeza. No es para siempre. Todavía me esperan nuevas playas y cientos de kilómetros de arena tibia mojada. No siento mas desesperación, dejo que las cosas sucedan,  tranquilamente. Toda enfermedad o mal momento, se irán a su tiempo. Sólo espero, con calma, espero que estas horas díficiles se vayan. Espero… aguardo por más momentos como éste.  

CARTA A LOS LECTORES IV



CARTA A MIS LECTORES IV

Queridos lectores, un año más de compartir con ustedes. Es cierto que es taI vez he escrito menos que los años anteriores y a pesar de ello, el blog sigue circulando alrededor del mundo. He recibido los más hermosos comentarios que jamás habría esperado recibir, desde los lugares más lejanos y en las más diversas lenguas.

Se bien que ustedes están pendientes de mis publicaciones y esperan con ansías las novedades. Pero, por motivos personales y económicos no me fue posible mantener el ritmo de mis publicaciones. No obstante, nuevos seguidores se unieron al blog. Agradezco la solidaridad de todos ustedes por la situación que atraviesa el país. Me agrada que me compartan algunos escritos que surgen cuando me leen. He recibido poemas, fotos, frases de contenidos sabios y profundos, mandalas, oraciones y la alegría que mis textos despiertan en uds. Recibí de una lectora unas palabras para Nestora Salgado, que quiero compartir aquí:

“Tu voz es un eco de sombras,
un reproche que me nombra.
En esta noche de llantos,
entre gritos silenciados
 y  giros de fantoches.
Tu voz es un punto y aparte
que se esconde de mis ojos”.

De la misma,  forma hubo una gran muestra de solidaridad para los padres de los estudiantes masacrados y desaparecidos de Ayotzinapa y para sus compañeros que continúan incansablemente su lucha y que no están dispuestos a rendirse hasta que se haga justicia.

Personalmente, tuve el honor de entrevistarme con una delegación de ellos, quienes nos compartieron directamente su testimonio sobre lo que aún sigue pasando en su lucha en Ayotzinapa. Y por supuesto también les hice llegar las palabras y muestras de solidaridad que se han dado en muchos países, y que ustedes mismos me han enviado.



Los recientes comentarios me hacen saber que en muchos lugares del mundo hay gente maravillosa que hace algo por sí mismo y por los demás, que tratan de crecer sanamente física y espiritualmente, que se reúnen para ayudarse, compartir y hacer oración para mejorar las cosas en el mundo. Cualquier cosa que cada uno haga, por insignificante que parezca puede llegar a tener una gran trascendencia.  

Este año se suman lectores de Polonia, Canadá, Chile, Paraguay, Argentina, Italia, Mali, Rusia, España, Perú, Brasil y Cuba, gracias por dejármelo saber a través de sus comentarios, fotos, poemas que me envían constantemente. 

Les mando saludos a todos mis seguidores junto con  mis mejores deseos, para este y los siguientes años por venir.

Atenea del bosque

LAS LUNAS



LAS LUNAS


Es el penúltimo mes del año. Se aproxima una reunión siempre esperada con mis amigas.  Un grupo al que me incorporé hace cinco  años. Tuve el honor de ser invitada a compartir en él por su propia fundadora.  Si bien la invitación la recibí en el mes de marzo de 2010, sólo pude coincidir en las fechas hasta el mes de diciembre para poder asistir.


Cuando recibí la invitación, no imaginé la grata sorpresa que me esperaba ahí: las amigas más maravillosas y queridas que he podido encontrar. Ellas se autonombraron a sí mismas las lunas, porque la reunión se realizaba el sábado más cercano a la luna llena.





Aquél diciembre en que acudí por primera vez, conocía únicamente a la fundadora y a dos de ellas las había saludado un par de veces. A las demás las fui conociendo con el tiempo. Todas ellas mujeres profesionistas y por cierto, muy exitosas. Una reunión sólo de mujeres, sin llevar hijos, ni esposos, esa era la única condición.


Un grupo en el que  no se trataba sólo de divertirse, sino también de compartir conocimientos, experiencias, ayudarnos en nuestros problemas, realizar meditacion. Comenzábamos a las cinco de la tarde con un ritual de apertura en el que nos integrábamos como grupo y como parte del universo. 


Reconociéndonos como seres únicos, especiales, espirítuales.


Después de esto, se iniciaba una actividad que alguna de nosotros ofrecía a las demás. Los temas  de lo más diverso. Yoga kundalini, lectura del I ching, risaterapia, clowns, el cuerpo físico, el cuerpo mental, el cuerpo emocional, el cuerpo psicológico, el cuerpo espiritual, lectura de cartas de ángeles, en fin muchos temas, los cuales todos estaban enfocados a mejorar nuestra vida.


La tercera parte de la reunión era para compartir aspectos de nuestra vida personal.  Cada una tenía un espacio de más o menos siete minutos para contar lo que quisiera compartir. Enseguida las que escuchábamos le hacíamos sugerencias, le dábamos nuestro apoyo o ayuda, según se requiriera.  Y la última parte estaba enfocada a degustar los bocadillos, ensaladas, pasteles, vino, postres que cada una una llevaba.


A lo largo de estos años hemos compartido mucha alegría, pérdidas, triunfos, cambios, dolor, enfermedad, siempre con un gran apoyo. Desde el año  pasado las reuniones han cambiado, sin que por ellos nuestro vínculo afectivo haya disminuido. No siempre podemos coincidir todas, aunque lo intentamos. La fundadora se ha mudado de la ciudad y no siempre nos acompaña, pero seguimos compartiendo con ella con el mismo entusiasmo.


En este grupo todas nos hemos sentido apoyadas y queridas. Cada una de nosotros ha  crecido notablemente en distintos aspectos de su vida. Algunas hemos hecho  cosas que antes eran impensables, por ejemplo, yo comencé a escribir y abrí un blog con la intención de hacerme un hábito de escritura. Mis demás compañeras también han hecho cosas muy distintas, siempre para bien.


En noviembre pasado fue nuestra última reunión. Por primera vez, decidimos hacer una fogata y cocinar en ella nuestros bocadillos. Como siempre todas llegamos muy entusiasmadas.  Notamos que faltaban algunas cosas para cocinar. Mientras tres de nosotras encendimos la fogata, dos de ellas fueron a la tienda.


Con el fuego encendido nos sentamos alrededor. Una de nuestras compañeras trajo una sorpresa. Un rebozo que desde la india comenzó a circular en un grupo de mujeres, para hacer una oración por una petición personal, familiar y mundial. Dicho rebozo lleva ya algunos años viajando por el mundo y llegó a nuestra ciudad en un grupo de meditación de una amiga luna, quien lo pidió para honrarlo en nuestro círculo.


El propósito era que cada una de nosotras lo tuviera entre sus manos en tanto las demás cantaban una oración, para hacer una petición personal, familiar y mundial. Tres vueltas dio el rebozo en nuestro circulo, para que cada una hiciera sus tres peticiones.


Las palabras que entonamos fueron: govinde, mukande, udare, pare, hariang, kariang, nirname, akame. Cuyos significados respectivos son sostenedor, liberador, iluminador, infinito, destructor, creador, sin nombre, sin deseo.  En este mes de diciembre, un lector de mi propio país me escribe las mismas palabras diciéndome que este es un lenguaje de hadas. Si esto es así, entonces me toca compartirlo con ustedes.


Así pues,  en nuestra reunión de lunas, después de hacer nuestras peticiones con el rebozo, compartimos algunas experiencias personales, más tarde la comida y finalmente cantamos y bailamos hasta que llegó la hora de irse.
El rebozo que estuvo en nuestras manos es una muestra de que en diferentes lugares del mundo hay grupos de mujeres creciendo. Así como el año pasado, que en España un grupo celebró su reunión y cerró su circulo con la música del blog.


Prueba de ello, es también un poema que escribió una lectora y que quiero compartir, especialmente a los círculos de mujeres de todo el mundo y que particularmente a mí, me remite al libro de Clarissa Pinkola, “Mujeres que corren con lobos”:


“ Soy la hija de un pasado de mujeres que encendieron el fuego,
que regaron la tierra con su sangre,
que parieron con placer y nutrieron con sus pechos.
Soy hija de los hombres que honraban el vientre de mis abuelas
Y nos sabían serpientes, lobas, hermosas
Soy hija de las mujeres-bosque
Que corrían desnudas por la tierra mojada y mojaban sus vientres con ella
Soy hija de las mujeres-madre
Que amaban a los árboles como a sus hij@s
Y ofrecían su cuerpo como alimento
Soy la mujer que recuerda
Soy la mujer que corre desnuda por el bosque
La loba
La que se arranca la ropa
Y se da cuenta que también respira por el útero
Y por los brazos
Y por los pies
Y por el pecho
Y que la ropa es la red, la trampa
Soy la que sabe que la tierra cura
Y abre las piernas y se cura con ella
Ungüento sagrado
Mujer sagrada mujer de luz
Mujer de sombra
Diosa de la muerte y de la vida
Que lleva en su vientre el recuerdo
Recuerda en tu vientre, mujer
Recuerda en tu vientre
Recuerda en tu vientre
Y enciende la hoguera… “


Un año más, que cierra la navidad con una hermosa luna llena, con algunas lobas que dejan crecer y crear a su fuerza, a su pensamiento, a su imaginación,  a los deseos del corazón y a los sueños. Como el círculo de lunas que nació del sueño de la fundadora. Un sueño en donde podía tener a sus mejores amigas juntas, un sueño al que yo llegué y del que aún formo parte. Un sueño que se mezcló con el sueño de otras mujeres que mandaron un rebozo al mundo para hacer oración.



Por eso quien quiera que seas, escucha dentro de ti, los deseos de tu corazón y realiza tus sueños, porque juntos haremos el más grande y hermoso sueño que pueda haber. Ni siquiera… puedes imaginarlo.

lunes, 30 de marzo de 2015

AFUERA




AFUERA


Afuera había una claridad que yo nunca había visto. Era como miles de diminutos reflejos de luz de las estrellas, todos parpadeando al mismo tiempo, creando una luminosidad intensa. La luminosidad más intensa que pudiera imaginarse. Pero extrañamente, la intensidad de la luz no lastimaba en absoluto mis ojos.



Caminé lentamente, y entonces me di cuenta de algo en lo que no había reparado: mis pies no tocaban el piso. Pero… tampoco había piso. Miré hacia abajo, y a los lados, no había nada sobre lo cual pudiera apoyarme…pero, tampoco necesitaba apoyarme. Mi cuerpo, o yo, o la imagen de mí, en realidad no  lo sé, parecía no tener ningún peso. Traté de tocar mi cuerpo, mis manos, mi cara y encontré algo distinto a lo que siempre había sentido. No sentía la textura de mi piel. En absoluto, no había nada de lo que yo había conocido en mí misma. Ahí, en el lugar en donde se suponía debía estar mi cara, apenas sentía algo delicado, fino, como la espuma del mar. Y un calor, un calor muy tibio, apenas como un susurro.

¿En dónde estaba? Todo parecía vacío, ni un ruido, ni un árbol, ni  una casa, ni un animal, ni una persona, no había nada que indicara la presencia de alguien. Ningún indicio de algún ser vivo. Tampoco podía sentir el viento o el calor del sol. Pero es que, no había sol tampoco. Jamás había escuchado un silencio tal. Un silencio perfecto, un silencio que no era interrumpido por el ladrido de ningún perro. Sin ruidos de personas, animales, carros o del viento.

Quise hablar, llamar a alguien, pero, de mi boca no salió ninguna palabra. Acaso en este lugar de silencio, no podía existir tampoco mi voz. ¿Dónde estaba mi voz?, pero ¿qué era yo? Sin voz, y sin cuerpo. Y si no tenía cuerpo. Entonces, ¿de dónde venían mis pensamientos?, ¿cómo podía saber que yo era o había sido alguien? Miré hacia abajo, todo vacío, tampoco tenía sombra. Y aquí, ¿es de día, de noche, o  tarde?, ¿cómo saberlo? No tengo ningún punto de referencia para saber del tiempo. ¿Desde cuándo estoy aquí?

Escuché una sonrisa que llamó mi atención. Miré hacia todos lados y no vi a nadie. ¿De dónde viene?, ¿acaso de mí misma? No. Yo no puedo hablar y tampoco hay ningún sonido. Pero esa respuesta llega, de algún lado. Una respuesta para mí. Las respuestas vienen de algún sitio. Como si alguien escuchara mis pensamientos.

Sigo mirando hacia los lados, parece no haber nadie, y sin embargo, siento como si alguien estuviera junto a mí. Algo me dice que me tranquilice, que todo está bien. En verdad lo dice con un tono tranquilo, sin prisas, con una certeza implícita. Una certeza que no sé cómo llega muy profundo dentro de mí. Hay algo frente a mí, como una silueta, apenas dibujada como con un reflejo del agua. Algo que parece moverse. Lentamente mis ojos aprenden a mirarlo. Entonces su cuerpo empieza a tomar forma, pero no es una figura completamente definida, a veces, parece a punto de diluirse y cuando está a punto de desaparecer,  vuelve a formarse.  Me parece conocido, aunque no recuerdo haberlo visto jamás. Hay algo demasiado familiar en él. Me produce la sensación de alguien que conozco de toda la vida. A la vez, me mira también como si me conociera de siempre. Como si adivinara cada uno de mis gestos y preguntas que me produce su presencia.

Quiero hacerle mil preguntas, él sonríe con un gesto de comprensión. Como un padre que mira a su hijo pequeño descubriendo el mundo y preguntando el por qué, de todas las cosas. Quiero preguntarle, pero no le he preguntado nada y él me dice que tenga calma, que sabré todo a su tiempo. Pero cómo puede saber lo que quiero preguntarle. Él sonríe con benevolencia ante mi cara de asombro. Sin que yo diga nada, dice las respuestas a mis preguntas. O mejor dicho, no las dice, porque no se escucha de sus labios ni un solo sonido. Pero las respuestas llegan hasta mí.

Es demasiado extraño, en el lugar parece no haber nada, pero de alguna manera, también lo encuentro familiar, como si hubiese estado aquí antes, muchas veces, aunque no sé cuándo. Entonces me río yo misma. Recuerdo aquélla vez en que escuché música árabe por primera vez y comencé a bailarla como si la hubiera bailado toda la vida. Mi cuerpo comenzó a moverse siguiendo fácilmente el ritmo. Todas las personas que estaban presentes se quedaron mirándome con atención, con asombro, por lo bien que ejecuté esa danza árabe. ¿Cómo lo hice? No lo sé. Algo dentro de mí pareció despertarse al compás de la música. Algo dentro de mí parecía saber cómo hacerlo. Al final, todos me aplaudieron entusiasmados.  Una mujer lloró de emoción, corrió a abrazarme diciendo que era el baile más hermoso que había visto en su vida. ¿En qué parte de mí estaba ese conocimiento?, ¿dónde lo aprendí? Jamás había tomado clases de ningún tipo de danza. Alguien dijo que en alguna vida anterior yo había sido una gran bailarina. Por primera vez me pregunté ¿existen otras vidas?

Ahora, aquí en este lugar extraño, que me da una sensación de familiaridad, vuelvo a preguntarme ¿dónde estoy?, ¿por qué no hay nadie? Miro alrededor tratando de  explicarme lo que veo. Pero no puedo explicar nada. En medio de este absoluto silencio me desplazo lentamente tratando de encontrar algo conocido, pero esto no se parece a ningún sitio, a ninguna ciudad.

¿Y mi familia?, ¿mis amigos, dónde están?, ¿dónde están todos?, ¿qué pasó con ellos?, ¿a dónde fueron?, ¿cómo ha podido desaparecer todo? He caminado tratando de encontrar algo o alguien. Quiero volver con mi familia, pero no sé cómo. ¿Desde cuándo estoy lejos de ella?, ¿también me buscan?, ¿cómo puedo encontrarlos? He caminado mucho, pero no importa cuánto camine, todo sigue igual, vacío y silencioso.

Algo que parece ser una voz que se escucha dentro de mí me indica que avance pero no sé a dónde ir. Todo parece ir a ningún lado. Pero súbitamente algo aparece al frente, ante mis ojos. Hay una serie de imágenes, las miro. Hay una niña, corre a todo lo que pueden darle sus pies, corre entre mucha gente. Parece que huyen aterrados, se escuchan disparos de armas, el ruido de pisadas de caballo. Se escuchan gritos de gente y cuerpos que caen violentamente. La niña sigue corriendo, aun cuando siente que no puede más, le falta el aire y el corazón está a punto de estallarle. Da vuelta a la derecha, sigue corriendo, a su lado hay un cercado de piedra, tiene mucho miedo, están a punto de alcanzarla. Ellos vienen montados a caballo y otros corriendo, mientras disparan sus armas contra la gente. Ella se mete en la primera puerta que encuentra, trata de buscar un escondite; no hay nada. Sólo piedras y una cantidad incontable de cuerpos regados en el suelo. Cuerpos sangrantes, heridos, nadie se mueve. Yo siento miedo, el miedo de la niña, trato de buscar una salida, ellos ya están muy cerca. No hay a dónde ir. Ella se tira con la cara hacia abajo, entre los cuerpos inmóviles, quiere quedarse quieta. Pero respira agitadamente. Está oscureciendo, afuera la persecución, los gritos y los disparos continúan. Escucho los pasos de los hombres acercándose. Disparan a los cuerpos tirados, un hombre, los mueve con su pie, mira su cara, les dispara en la cabeza. Se escucha un hombre parado a un lado mío, estoy tirada en el suelo, se oye un disparo. Estoy aterrada. Después, no hay nada.

Mi corazón sigue latiendo aceleradamente, toco mi cuerpo, miro alrededor, mi respiración es muy rápida, me digo a mí misma que estoy bien, pero sigo teniendo miedo. Camino. Camino por mucho tiempo. No sé cuánto, las imágenes se diluyen lentamente. Creí que me mataron, pero estoy aquí. Vi todo, sentí todo. Estoy aquí, aunque no sé dónde.

No sé cuánto tiempo ha pasado, ni a dónde ir, siento que ha transcurrido mucho tiempo. Este no es un lugar tenebroso, pero parece no haber nada, sólo yo, mis recuerdos y las imágenes que surgen de no sé dónde. Sigo caminando, no siento hambre, cansancio, ni sed. Y mi espalda, tampoco siento el dolor de tantos años en mi espalda. Ese dolor que no conseguí aliviar con nada. Ningún tratamiento médico, ninguna medicina consiguieron liberarme de esa molestia de varios años. Un dolor que se hizo crónico y más intenso cada día. Pero ahora mi cuerpo se siente ligero, como si fuera una pluma. Aquí todo es tan sutil.  Tan silencioso. Tan vacío.

EL CLIMA




EL CLIMA

 
Los días se volvieron grises. ¿Desde cuándo? No lo sé. Pero sucedió que el clima de súbito se volvió loco, inestable. A días extremadamente calurosos, de pronto, le siguieron días lluviosos y muy fríos. El cielo antes lleno de vapores calientes, se volvió de un azul intenso y lleno de nubes como borregos. Las lluvias cayeron intensas, y a veces, con mucho granizo. Aguaceros, como en pleno temporal de lluvias.

En las calles de la ciudad, la gente no sabía cómo sentirse. Al principio se les veía agotados por el calor extremo, como muñecos desmadejados. Molestos por los desagradables olores de los cuerpos sudorosos hacinados en el transporte público de las horas pico. Después, las lluvias sorpresivas causaron desconcierto, pero también un poco de alivio. Llegó la frescura del viento libre del polvo.



Pero el clima seguía cambiando, dos o tres días de calor intenso, después, lluvia, frío. Había días en que la gente estaba especialmente irritable. Todos parecían tener prisa de llegar a no sé dónde, o de escapar de no sé qué. Veía a gente trasgrediendo reglas, conductores de automóviles rebasando en lugares inapropiados y por el lado derecho. Conductores del transporte público haciendo lo imposible por arrebatarse a los pasajeros, en una batalla que implicaba recorridos a toda velocidad. O en retrasar su recorrido para esperar la mayor cantidad de pasajeros antes de que el siguiente transporte lo alcance.

¿Se trata de escapar de algo?  O, de evitar que algo se escape a como dé lugar. Tal vez escapar de los cambios súbitos, de los efectos inesperados que sentían en el propio cuerpo. O de evitar que se fuera aquello que había sido estable hasta hace algún tiempo. De preservar aquello que brindaba seguridad. Los comentarios en la calle son muy parecidos: no hay trabajo, las jornadas laborales son esclavizantes, de doce horas, los salarios extremadamente bajos. El sueldo de una persona no es suficiente para cubrir las necesidades más elementales.

El malestar general es enorme, las cuotas por servicio de energía eléctrica se triplicaron desde el año pasado, mientras el gobierno sigue publicitando, los miles de pesos que las familias se ahorran en este servicio. Las ejecuciones públicas siguen ocurriendo a plena luz del día. El tiempo de parada ante un semáforo es aprovechado para ajustar cuentas por los distintos bandos. La gente que tiene la desfortuna de estar en el momento equivocado, trata de evitar el horror huyendo de prisa o mirando a otro lado.

Y las manifestaciones públicas se volvieron algo demasiado cotidiano. Lunes, miércoles, sábados, y a veces, hasta los domingos. Incluso el gobernador las tiene ya agendadas, su reacción es muy simple. No está en el palacio de gobierno en los días en que sabe, le harán una manifestación, se traslada a los municipios en lo que él mismo, impuso al presidente municipal. Lo que reclamen a gritos en las calles o le escriban en las pancartas para nada es de su incumbencia. Con ayuda de los presidentes municipales y de los medios de publicidad, sigue pintando la fachada del progreso. Se colocan mantas que anuncian la inversión de millones de pesos en obras de rehabilitación y re-encarpetamiento de carreteras en dónde no se ha invertido un solo peso, o en las que apenas se colocaron algunos señalamientos o taparon algunos baches, que por supuesto no justifican el gasto millonario que pretenden.

La gente ve las mantas, su enojo es manifiesto, las rompe. Comentan el robo tan descarado en las calles, en el transporte, o aún en el facebook. Se enteran que en aproximadamente, dos o tres poblaciones por cada municipio del estado, se han colocado mantas sobre esta clase de “obras públicas”. Algunas de estas acciones se denuncian en programas de protestas, pero no se ejecuta ninguna acción legal sobre las personas que las realizan. Como si nada, algunos presidentes municipales siguen preparando su carrera política. Inician su campaña para lanzar su candidatura a diputados federales. Los puestos políticos son un buen negocio, permiten el enriquecimiento rápido e ilícito. De esto hay muchos ejemplos, el más conocido ahora, el del anterior presidente de Iguala. La impunidad es otro de los privilegios de los políticos poderosos. Ahora la gente se pregunta, ¿cuánto tiempo estará Abarca en la cárcel?, ¿dos, tres años? ¿En qué condiciones?, ¿como un rey, con todas las comodidades que el dinero le puede comprar? ¿Cuántos estudiantes desaparecidos hacen falta para aplicar la justicia? Cuarenta y tres, ¿no son suficientes?

El descontento es en todos los ámbitos. Se acercan nuevas elecciones. El INE, trabaja ya en los procesos para la elección. Los capacitadores que se encargan de notificar a los ciudadanos que han sido electos para ser funcionarios de casilla, se encuentran con la negativa de los ciudadanos a participar. El sentir es, ¿para qué participar en un proceso, que ha sido y puede ser fraudulento?, ¿Cómo se puede elegir a un buen presidente, cuando todas las opciones que ofrecen los partidos, de antemano, se sabe que son sólo malas y peores?, ¿para qué jugar a elegir un presidente, cuando con anticipación se sabe, que ya ha sido electo en los altos mandos?

¿Para qué participar en el juego de las apariencias? Las elecciones se han convertido en un pretexto para dar a los partidos políticos presupuestos millonarios. Las campañas son la oportunidad de negociar con los pobres su hambre. El voto a cambio de una despensa, de cien pesos, de un puesto de trabajo, de recibir ayuda a través de algún programa social, que por supuesto, se dice es ajeno a cualquier partido político. En algunas comunidades esta práctica se ha arraigado tanto que ya no se preguntan ¿cuál es el partido?, ¿Quién es el mejor candidato? No. La única pregunta es ¿quién da más? Y los militantes, desde luego, van de un partido a otro, según les convenga.

Durante sus campañas los políticos, llevan consigo toda una comitiva dispuesta y entrenada en aplaudirles sus huecos e incoherentes discursos, llenos de palabras rimbombantes, cuyo significado, ellos mismos ignoran. Algunas personas se acercan esperando alguna dádiva, que puede ser, una gorra, una bolsa, un paraguas, una pluma, una camiseta, un vaso de refresco, o una torta. Los candidatos saludan a los pobladores con una amplia sonrisa y de mano, mostrando el afecto e interés casi de un hermano. Una actitud contrastante con la indiferencia con que los tratarán, el día que soliciten una ayuda o que cumpla las promesas hechas, una vez que llegue al puesto aspirado.

Pero algunas personas atrevidas, le cuestionaran si parte de su política, también será desaparecer a los estudiantes de la única escuela preparatoria de la localidad. Momento que los políticos, aprovechan para manifestar su total repudio y desaprobación a este tipo de actos. Su propósito es sólo uno: ganar adeptos, sin importar lo que tengan que prometer. Después de todo, ellos mismos dicen: “prometer no empobrece”



Este es el clima, de descontento, de inseguridad, de hastío, de desesperanza. Un clima gris, inestable, que promete no mejorar por mucho tiempo.