lunes, 31 de diciembre de 2018

CARTA A MIS LECTORES



CARTA A MIS LECTORES VII
DICIEMBRE DE 2018



Se acerca el fin del año, un año de sorpresas, muchas sorpresas. Este México hermoso, país lleno de belleza, de cultura, tradiciones y recursos naturales con un pueblo de gente trabajadora que no se rinde, pero que por años ha sido saqueado y reprimido con la complicidad de la clase política en el poder, con sus gobiernos tiranos, cómplices de los grandes empresarios extranjeros, este año recobra un poco de su esperanza con un gobierno con conciencia de clase, que llega a la presidencia por mayoría de voto popular, no por imposición, manipulación y fraude.


Por primera vez, después de cientos de años, un presidente al que se le entrega el bastón de mando de los pueblos indígenas, a un hombre que conoce la realidad de su pueblo, que puede caminar entre ellos porque proviene del mismo. Pero la situación del país es bastante compleja, requerirá de mucho trabajo para hacer que este país vuelva a las manos de sus verdaderos dueños, de sus pueblos originarios, un sueño que parece imposible por los muchos intereses implicados de los capitalistas. Pero estamos en una época en que muchas cosas aparentemente imposibles pueden ocurrir.


La gente honesta, trabajadora, se alegra de este cambio, los cómplices, corruptos y que se han beneficiado y obtenido privilegios junto con la clase corrupta en el poder, son los que se resisten al cambio, los que ponen toda clase de obstáculos para seguir saqueando al país. Pero las cosas malas no pueden ser para siempre, tal vez, este es el principio que el pueblo de México necesitaba.


Este es el momento en que las personas que de verdad quieren un México mejor, deben integrarse y colaborar pues el trabajo a realizar en monumental. La impunidad con que el anterior presidente cometió crímenes contra su propia nación, ha decepcionado a tantos, pero hoy hay una nueva oportunidad de empezar a construir una nación nueva con oportunidades para todos, porque es un país con tantos recursos, que, a pesar de la insaciable codicia de la clase en el poder, aún posee muchos recursos para lograr ser el país que los mexicanos merecen.


Quiero compartir que México no está solo en su lucha, personas de distintos lugares del planeta se solidarizan con este país de gente trabajadora y luchadora, que admiran la capacidad de los mexicanos para sobreponerse a la adversidad y de ser felices a pesar de las circunstancias. Gente que admira la riqueza cultural de esta nación y cuyas tradiciones también se han vuelto un ejemplo y un referente para replantearse la forma de situarse ante la vida con una nueva actitud.


Gracias a los lectores de distintos países que me comparten los cambios positivos que han conseguido con la ayuda de las historias de este blog, por sus nuevos proyectos, por sus iniciativas en favor de la naturaleza, del beneficio de sus comunidades. Brindo por todos aquellos que hicieron grandes cambios en su vida para tenderle la mano a la gente más vulnerable de sus comunidades, a los que se integran para trabajar por un propósito que enaltece a todos. Estoy gratamente sorprendida y asombrada de los logros que han conseguido. Mi reconocimiento para los chicos de Brasil que trabajan en equipo y juntos se apoyan y siguen adelante.


Un día hace mucho tiempo, alguien me dijo que los deseos del corazón siempre se cumplen, por experiencia propia sé que es así. Por lo que no desistan de sus sueños, aunque parezcan imposibles, aunque las condiciones parezcan adversas, siempre hay un modo. Continúen haciendo las cosas buenas que saben hacer, las que los convierten en mejores personas, en seres humanos de verdad. Solo de esa manera este mundo brillará más, tanto que un día no habrá lugar para la oscuridad.


Renuevo mi compromiso de continuar creando para ustedes, de compartir un poco de mi experiencia y vivencias, de ser una compañía a pesar de la distancia, que no importa lo grande que sea, no es un impedimento para seguir en contacto. Pues la misma intensidad con que ustedes reciben mis escritos, yo recibo los suyos, y me emociono y alegro por todas sus buenas acciones, por saber que han encontrado un sentido y propósito noble en sus vidas, porque escuchan esa sabia voz interior que hay dentro de cada uno y se dejan guiar por ella.


Gracias por las cartas que me envían y que son un aliciente para continuar mi propósito.

Gracias a la vida que me permite llegar hasta ustedes

Gracias a dios por todas las bendiciones que este año me ha concedido

Gracias por todos los mensajes que definitivamente me comprueban de su existencia y amor hacia mí.

Gracias a mi creador por mi salud que me permite continuar con mi misión en esta tierra.

Gracias por todas las bendiciones que ustedes piden para mí.

Que la luz, el amor y la fe los acompañe siempre en todos sus nobles propósitos.

Atenea del bosque




VISITANTES DE LAS ESTRELLAS


VISITANTES DE LAS ESTRELLAS






Era una noche muy oscura y fría, noche de invierno, cuando los días son más cortos. La mayoría de las personas se refugiaba a tempranas horas de la tarde, para protegerse del viento helado y disfrutar del calor del hogar. Pero ese día su rutina se vería perturbada por un acontecimiento singular. En ese pequeño pueblo enclavado al pie de una cordillera todo se desarrollaba siempre de la misma manera. Todos los habitantes se conocían y cada fin de semana se reunían en la cafetería del pueblo en donde los hombres y mujeres conversaban, cantaban y bailaban para distraerse de las arduas labores de la semana.



Fue una noche a media semana cuando la tranquilidad del pueblo se vio alterada por un enorme resplandor en el cielo, parecía como si de súbito hubiera amanecido, cosa imposible pues eran las ocho de la noche. La luz se intensificó al tiempo que comenzó a percibirse una intensa vibración que aturdió a todos. A medida que la intensidad de la luz aumentaba, era imposible mirarla directamente, además todos parecían paralizados tal vez de asombro, o por la fuerte vibración que sentían en todo su cuerpo.


Hubo un momento en que la luz intensa pasó justo sobre el pueblo, parecía no tener forma, y se alejó hacia el oeste y a medida que iba distanciándose, pudieron percibirla como una esfera gigante de color azul. Los pobladores salieron a las calles y patios a mirar la luz, en tanto esta iba alejándose en el cielo, pudieron ver que caía a considerable distancia. Jamás habían presenciado situación igual. Curiosos por saber de qué se trataba, acordaron que, al día siguiente, un grupo de personas irían al lugar en el que parecía haber caído la esfera. Todos eran conocedores de su territorio, pues por generaciones habían vivido en el lugar, y la cacería era un modo de procurase provisiones para el invierno.




Al día siguiente iniciaron la expedición, caminaron varias horas, hasta llegar al lugar indicado, pero lo único que encontraron fue un área circular, en donde los árboles parecían haberse quemado, aunque no había rastros de fuego, las ramas de los arboles lucían secas. Buscaron alrededor sin encontrar nada. Pero cuando habían decidido retirarse, sin que supieran de donde surgió, vieron delante de ellos un niño de piel morena y ojos muy azules y grandes. Eso era extraño, la gente de ese lugar era de piel blanca y cabello rojizo. En la mirada del niño había algo muy diferente a lo que ellos conocían, aunque no sabrían decir qué era. Parecía que aquellos ojos miraban demasiado profundo, pero no expresaban emociones.




Preguntaron al niño quién era, de donde venía, y que hacía en ese lugar, pero el niño no les dio ninguna respuesta, parecía no comprender lo que se le preguntaba. Solo los miraba y además se encontraba completamente desnudo. Una de los hombres, llevaba una piel extra y se la ofreció para que se abrigara. Pero al niño parecía no importarle su desnudez y el frío. Decidieron llevarlo con ellos al pueblo, en tanto averiguaban quien era, o si alguien venía a buscarlo. Como pudieron explicaron al niño que los siguiera él así lo hizo.


Una vez en el pueblo, decidieron alojarlo con un matrimonio que no había tenido hijos y ellos aceptaron, a pesar de que notaban algo raro en él. Toda la comunidad colaboró para adaptar la casa para su estancia, le hicieron una cama y le consiguieron ropa adecuada. Aunque el niño parecía estar muy cómodo desnudo, pero aceptó ponerse ropa ligera, pues el frío no le afectaba como a los demás.


Pasaron semanas sin que nadie reclamara al niño, la familia se daba cuenta que el niño estaba en silencio siempre y por las noches no se acostaba a dormir, solo se sentaba y cerraba los ojos. En cuanto a la comida lo que más hacía era beber agua y sólo aceptaba algunos frutos silvestres, los cuales eran muy pocos en ese clima tan frío. Y a pesar de la poca comida, se le veía muy bien de salud. Salía a caminar por el bosque por muchas horas y siempre volvía antes del anochecer, pero no tenía interés en jugar como todos los niños.



Un día que salió a caminar, sus cuidadores, fueron tras de él y vieron que se adentraba en el bosque hasta llegar a un claro, levantaba la cabeza hacia al cielo y en poco tiempo una luz azul se hacía presente. No se veía nadie, pero parecía como si el niño estuviera hablando con alguien.


Meses después el matrimonio se había acostumbrado al niño y poco a poco él se iba involucrando en las tareas de su padre adoptivo. Un día lo acompañó a revisar las trampas con las que atrapaba animales de los que vendía la piel. Cuando sacaba de la trampa un pequeño oso, la madre de la presa apareció súbitamente, abalanzándose sobre el señor, alcanzó a herirlo con sus garras, rasgándole la piel de la cara y cuando estaba a punto de destrozarle la cabeza, el niño levantó la mano y sin tocar a la osa, esta fue paralizada en el instante, como si alguien enorme e invisible la detuviera. El niño hizo algunos movimientos al mismo tiempo que pronunciaba unas palabras raras y la osa se dio la vuelta y se fue.


El niño se acercó a su padre, poniendo las manos sobre sus heridas, pero sin tocarlo, comenzó a cantar en un idioma desconocido pero que producía una vibración muy especial. El señor sintió un intenso calor qué de súbito, le quitó el dolor y pudo ver que luces con colores desconocidos entraban en su cuerpo y sanaban las heridas y restauraban toda la piel. En cosa de minutos había sanado completamente sin que quedara huella ni siquiera de un rasguño. El señor estaba muy asombrado y tal era su pasmo que no pudo hablar por un tiempo. Entonces pudo escuchar la voz del niño que le hablaba, pero que ni siquiera movía los labios. Le dijo que se tranquilizara, porque él no había venido a causarle daño a nadie.




Entonces le dijo que había venido de un lugar muy lejano, que los humanos ni siquiera pueden ver en su cielo. Había sido enviado para ayudar a ciertas personas a sanar. Tenía que ayudar a personas que habían venido de su mismo planeta, pero que lo habían olvidado porque alguna otra raza, los había manipulado y engañado y ahora ellos no recordaban quienes eran ni su misión en este planeta. Estas personas estaban atrapadas en cuerpos con mucho dolor porque les habían ocasionado daño o accidentes deliberados para que no pudieran cumplir su misión. Y ellos presa del dolor no podían recordar quienes eran. Él tenía que buscarlos y liberarlos.


Su padre no comprendía lo que el niño decía, pues todo era demasiado inverosímil, pero su recién experiencia de curación le decía que todo lo que escuchaba podía ser verdad, aunque él no lograra creerlo. El niño le pidió que no contara esta historia hasta que se hubiera ido de este planeta, pues aún no terminaba la misión que le encomendaron. El señor se lo prometió y le agradeció por haberle salvado la vida.



Así, ese niño proveniente de una de las estrellas más lejanas, durante sus caminatas al bosque, llamaba esa extraña esfera y en ella iba con las personas a las que tenía que ayudar y volvía cada día. Las personas visitadas por el niño, no eran conscientes de la visita que recibían, pero de manera inexplicable su salud mejoraba y se sobreponían a enfermedades que se consideraban incurables. La mujer con la que vivía, era joven, pero no había podido tener hijos, así que un día, también a ella la sanó a través de sus manos y cuando se acercaba el momento en que se fuera a su planeta, ella se enteró que estaba embarazaba. Ella no quería ilusionarse, pues todas las veces anteriores, sus embarazos se habían truncado, pero el niño le dijo que esta vez, todo saldría bien.


El niño dijo a su padre que se ya era tiempo de irse, pues había terminado su trabajo, pero que le dejaría una pequeña roca con la que podría sanar a su familia cuando fuera necesario. Esta era una roca de su planeta y estaba programada para curarlo solo a él y a su familia. Que tal vez el no volvería en mucho tiempo, pues los años terrestres son muy pequeños en relación a los años en que se mide el tiempo del cosmos, pero que, si algún día necesitaba de su ayuda o simplemente quería hablar con él, solo tenía que salir y mirar al cielo, llamarlo con su pensamiento, porque sin importar la distancia, él podía escucharlo en cualquier lugar que estuviera.



Así una tarde, el niño se despidió, se adentró en el bosque en donde una esfera azul, vino por él, y desapareció de este cielo. La gente del pueblo notó que el niño desaparecio pero no hizo preguntas, pues siempre veían al niño adentrarse al bosque y regresar, pero jamás habló con nadie que no fuera el matrimonio, por lo que pensaron que tal vez, el niño simplemente se había ido. Por mucho tiempo el matrimonio no dijo nada de esta historia a nadie, sólo muchos años después, se la contaron a su hija cuando fueron mayores y pusieron en sus manos la piedra que les dejara el niño de aquella lejana estrella.


  

LOS PRIMEROS NACIDOS




LOS PRIMEROS NACIDOS




En un lejano planeta, más allá de las estrellas visibles al ojo humano, se desarrolla la más avanzada de las civilizaciones de todas cuantas existen en el universo. Los humanos son incapaces de llegar a ella por sus propios medios, pues su tecnología es tan primitiva en relación a la de los primeros nacidos, tal como ellos se nombran a sí mismos. Seres tan evolucionados, cuyo desarrollo tecnológico es impensable para la mente humana. Conocedores de la evolución del universo, de la existencia de los distintos planetas y de los habitantes que hay en algunos de ellos, conocedores de las leyes que gobiernan la materia y el espacio, se desplazan hacia cualquier punto del universo sin ningún problema.



Ellos son nuestros hermanos mayores, fueron nacidos hace millones de años, mucho antes de que este planeta Gaia existiera, respetuosos de la evolución que cada ser vivo debe alcanzar como especie y como individuo, observan el desarrollo de los distintos seres habitantes de varios planetas. Los humanos de este planeta considerado como una civilización joven, todavía en estado primitivo, pues su forma de vida y tecnología se basa en la depredación de los animales y naturaleza, cuya forma de energía depende de la materia fósil, como el petróleo y de la cual no se tiene control alguno.


Como hermanos mayores sabios observan el desarrollo de los humanos. Tienen un registro de cada una de las acciones que cada individuo realiza y a veces, cuando lo consideran prudente, se comunican con los que tienen la capacidad de entender que la vida no es privativa de este planeta. Su propósito es hallar a los seres más evolucionados de cada planeta y confirmarles que la grandeza de dios y del universo, no tiene fronteras, guiarlos a emprender acciones que permitan una evolución más rápida y favorable para todo el planeta.



Como observadores del universo, han visto florecer y extinguirse muchas civilizaciones. Civilizaciones creadas por seres que nunca comprendieron su lugar en el cosmos y la creación, que nunca descubrieron el poder que les otorgó su creador. El poder de crear lo impensable. Han visto a varias civilizaciones destruirse a sí mismas, cegadas por el poder y la avaricia de los habitantes que tenían el control del planeta. Una y otra vez, destruirse hasta la extinción total. Y volvieron a sembrar vida en los planetas habitables, una y otra vez, esperando que la semilla de amor, sembrada en el corazón de cada ser, brotara y guiara la evolución. Pero no siempre ha terminado así.


Dicen que hace millones de años, mucho antes de la existencia del hombre, este planeta había sido habitado ya por otros seres, los cuales dejaron constancia de su existencia en construcciones monumentales que han sido descubiertas recientemente, y que muestran el uso de una tecnología muy superior a la que el hombre más avanzado de la civilización actual, no ha podido alcanzar. Vestigios que no encajan con la historia oficial y que evidencian que la realidad es mucho más amplia de lo que la mente humana es capaz de concebir.


Algunos seres humanos han comenzado a darse cuenta de que la historia humana sobre la creación de la vida en este planeta no es lo que parece. Y algunos de ellos, que han sido contactados por los primeros nacidos, han sido invitados a visitar los planetas que habitan.  A bordo de sus naves cruzan enormes distancias en pocas horas, se les muestran sus bellas e impecables construcciones, con materiales desconocidos en la tierra. Formas de energía y tecnología que los genios de este planeta, aún no pueden concebir. Incluso algunos de ellos han sido obsequiados con algún regalo que prueba la veracidad de su viaje, pues les dan algún material que no existe en el planeta tierra y a pesar de ello, la mayoría de los humanos permanecen incrédulos.




Actualmente, algunos humanos se han dejado guiar por seres de planetas lejanos, pues existen seres en distintas y lejanas galaxias, muchas de las cuáles se han desarrollado más que la nuestra, siendo posible que incursionen en este planeta, sin ningún problema y dejando ver sus naves cada vez con mayor frecuencia. Desde hace tiempo comenzaron su contacto con algunos seres humanos en distintos lugares del planeta para ayudarle a comprender su propia grandeza y lugar en el cosmos. Y para favorecer un desarrollo positivo de la humanidad han dado ciertos conocimientos que permitan crear mejores condiciones de vida. Sin embargo, muchos de estos conocimientos han sido ignorados y hasta ocultados por no ser convenientes a las clases sociales en el poder.


Pero cada vez, su presencia es más difícil de esconder. Con frecuencia surcan los cielos muy cerca de la tierra y algunos de ellos, incluso se han mezclado entre los humanos, sin que nadie pueda notar diferencia alguna, logrando interactuar con un mayor número de personas, para transmitirles conocimientos en distintas áreas, otorgándoles dones para sanar a otros seres humanos o enseñándoles a desarrollar habilidades que nuestra civilización considera sobrehumanas, pero que en planetas más avanzados son de lo más natural.   


Los primeros nacidos, quienes llegaron a un estado de evolución superior a través de miles de millones de años, alguna vez también experimentaron la codicia, el odio, el miedo, la envidia, todas las emociones negativas que alberga el ser humano, hasta que comprendieron el dolor y el daño que causaba en su realidad. Cuando finalmente lo comprendieron y dejaron estas emociones y sentimientos negativos, fueron capaces de crear un mundo armónico, lleno de amor y abundancia, el cual quieren compartir con todos los seres del universo, por lo que desde hace millones de años, cuando este planeta aún no estaba habitado, ellos ya viajaban a lugares distantes, dispuestos a ayudar, a guiar a lo que ellos llaman sus hermanos menores. Su avanzada civilización, tiene como uno de sus principios fundamentales, el ayudar a sus hermanos menores, que es como ellos nos consideran a nosotros y a los habitantes de otros planetas menos desarrollados que el suyo.




Sus naves surcan los cielos a cualquier hora del día, y a pesar de ello, no son visibles para todos los humanos, pues la mayoría, aún no está listo para verlos. Su frecuencia vibratoria es mucho mayor que la de los habitantes de este planeta, de ahí la dificultad para ser visibles para todos. Sólo siendo capaz de controlar las emociones negativas humanas, que son las que han creado el mundo caótico, violento, donde una gran mayoría vive en la pobreza, los seres humanos pueden aspirar a crear un mundo de abundancia y amor para todos. Ellos lo saben, porque han podido hacerlo desde hace millones de años.


Los primeros nacidos, libres del egoísmo, codicia, odio, envidia, conscientes de su naturaleza espiritual, dispuestos a ayudar a este planeta, mismo que ha aumentado su frecuencia vibratoria, se hacen cada vez más presentes. Muchas de sus enormes naves suspendidas en el cielo, en las noches oscuras, camuflados con las estrellas del universo, pasan desapercibidas para la mayoría de los humanos, pero no para quienes han aprendido a observar con cuidado la cúpula celeste.



Ellos están ahí, esperando a que el humano mire de verdad el inmenso cielo, esperando que el humano, abra su corazón y descubra la grandeza que lleva dentro, que es la misma que existe en el cosmos. Han ofrecido pruebas reales de su existencia, pero el humano manipulado no ha podido creerlas. Porque el humano teme por naturaleza lo desconocido, aun cuando no hay nada que temer. No son invasores ni pretenden controlar o destruir la humanidad, pues eso podrían haberlo hecho desde hace mucho y en cualquier momento de nuestra existencia, porque tecnológicamente son muy superiores.  Ellos están en el cielo atentos, esperando que levantes la vista y los descubras.