lunes, 28 de abril de 2014

CIVILIZACIONES ANCESTRALES




CIVILIZACIONES ANCESTRALES

Hace muchos millones de años, mucho antes incluso de la era de los dinosaurios, existieron en nuestro planeta civilizaciones humanas tanto o más avanzadas que la actual y que perecieron completamente por auto exterminio. La mayoría de ellas desaparecieron sin dejar rastros. Todas han sido civilizaciones con un alto desarrollo tecnológico, el cual finalmente las haría desaparecer, pues fueron capaces de inventar naves, aparatos, metales y formas de uso de energía inimaginables para nosotros, pero incapaces de frenar la codicia de los hombres más poderosos que controlaban el planeta. O de evitar las guerras de exterminio masivo a practicantes de  creencias religiosas distintas.

Tal  como ahora, alguna vez, la tierra ya fue llevada a la sobreexplotación hasta causar el colapso total. La última de las civilizaciones pereció por los conflictos bélicos ocurridos entre los más poderosos países, quienes en su afán de poder y riquezas, llevaron a la guerra a su nivel más destructivo con el uso de las bombas nucleares.

Cuando ya la guerra era inminente, algunos hombres conscientes del final que tendría decidieron dejar constancia de su existencia a futuras civilizaciones para que no cayeran en el mismo error. Para ello prepararon un túnel del tiempo, así lo llamaron, en donde pusieron varias muestras reales de la tecnología que habían logrado desarrollar.

Eligieron diez lugares en distintos puntos del planeta, que por su geografía tuvieran la mayor probabilidad de ser sitios en donde la devastación del planeta no pudiera alcanzarlos. Ahí se depositaron grabaciones y escritos con tecnología moderna sobre la historia de su civilización, su desarrollo y conflictos que los llevaron a la destrucción. Todos los sitios, alejados los unos de los otros, en el corazón de las más sólidas montañas, o en profundas cavernas naturales que fueron herméticamente selladas después de colocar la información que consideraron pertinente para los hombres del futuro.

A pesar de ello, algunos de esos sitios fueron destruidos cuando ocurrió el ataque nuclear. Países enteros desaparecieron en un instante. Las ultramodernas y gigantescas ciudades se disolvieron como polvo en el viento, quedando desolación, fuego y enormes nubes grises. Ya no hubo tiempo para la rendición o el arrepentimiento, la destrucción fue total. El planeta se cimbró hasta lo más profundo, con una fuerza que parecía romper su propio núcleo. Los continentes se fragmentaron simultáneamente, ocasionando los temblores más terribles que ningún humano pueda imaginarse. Numerosos tsunamis provenientes de lo más profundo del mar en pocas horas destruyeron casi simultáneamente islas enteras y enormes litorales de distintos lugares del planeta. La geografía y rotación de la tierra cambió para siempre. Enormes porciones de los continentes se hundieron con sus ciudades, al mismo tiempo que, nuevas montañas nacieron. Algunos fondos de mar se elevaron, dando lugar a lo que ahora son enormes desiertos. 

Por cientos de años los terremotos continuaron en tanto el planeta se reacomodaba y lograba estabilizarse. La mayoría de las especies animales y vegetales perecieron sin dejar rastro, ante los devastadores bombardeos y enormes inundaciones. Este es el momento que muchas religiones modernas registran en sus libros como el gran diluvio. Muy escasos fueron los sobrevivientes humanos, que privados de sus majestuosas ciudades y avanzada tecnología tuvieron que continuar su vida de la manera más primitiva por  miles de años. Pronto surgirían formas de vida animal con los que no estaban en condiciones de competir, así que optaron por lo que podía ser su única forma de sobrevivencia, la vida subterránea.

Inmediato al gran cataclismo, los sobrevivientes buscaron refugio en las únicas zonas que se habían salvado de la destrucción. Habitaron nuevamente las cuevas, tal como lo habían hecho sus primeros ancestros y aunque carecían de lo necesario para reconstruir la sofisticada forma de vida que recién habían perdido, tenían el conocimiento. Conscientes de que la única forma de salvar la especie era reagrupándose, se buscaron a lo largo de varios años, hasta que formaron el grupo más numeroso posible.

La sobrevivencia no fue fácil, muchos seres humanos seguían muriendo víctimas de los efectos de la radiación. Los niños que nacían afectados no lograban superar los primeros años.  Enfermedades para las que antes conocían la cura se volvieron mortales. Durante los primeros miles de años conservaron el conocimiento de las plantas curativas, pero muchas de ellas dejaron de existir, por lo que muchos de sus conocimientos dejaron de ser útiles y algunos años después los olvidarían.  Esa fue la forma en que poco a poco las generaciones posteriores fueron olvidando lo que como sociedad habían alcanzado. Llegó el día incluso en que dudaron de su propia existencia como civilización.

Las distintas formas de vida continuaron su evolución. En la superficie del planeta surgieron animales enormes y feroces ante los que los hombres se encontraban indefensos, fue entonces cuando decidieron establecerse en el subsuelo. Aprovechando enormes cavernas naturales comenzaron a construir sus ciudades dentro de ellas. Ampliaron túneles y cámaras que ya existían, agregaron pasadizos que les permitieran trasladarse de un lugar a otro, aplanaron los pisos para  transitar por ellos de manera segura. 

Hicieron su ciudad lo mejor que pudieron siendo que sus herramientas eran muy primitivas y aunque tenían muchos conocimientos avanzados sobre física, química, matemáticas, astronomía y muchas ciencias que alguna vez habían aplicado, su progreso se veía limitado porque su único espacio disponible era el subsuelo. Arriba en la superficie de la tierra los feroces y gigantescos dinosaurios vivían una de las eras más largas que haya tenido ninguna otra especie, los verdaderos amos del planeta.

A través de miles de años lograron establecerse en una zona relativamente segura, evitando el contacto con los enormes depredadores, su progreso fue muy limitado hasta el momento en que desaparecieron completamente. A pesar de ello, construyeron enormes templos que desde luego nunca serían tan majestuosos como los que habían tenido. 

La extinción definitiva de aquélla civilización sobreviviente al cataclismo ocurrió junto con la de los dinosaurios. La mayoría de las construcciones que lograron realizar colapsaron. Pero en el corazón de algunas de las montañas más antiguas del planeta sobreviven algunos vestigios de su vida subterránea. A veces, algunos exploradores encuentran largos túneles empedrados, restos de construcciones que no saben con precisión qué eran, fragmentos de escritos en lenguas desconocidas, figuras o dibujos en rocas o campos que no saben descifrar.

Y todavía en el interior de algunas montañas, o en cavernas muy profundas dentro de la tierra, esperan una o más capsulas del tiempo, listas para enviar su mensaje desde el pasado más remoto que el hombre pueda imaginar. Aparatos tan avanzados que a primera vista, resulta inconcebible que en un pasado haya existido tal progreso. Formas de energía que el hombre actual no ha conseguido obtener y que le hacen pensar que sólo pueden tener un origen extraterrestre.  La muestra más tangible del gran desarrollo tecnológico que la civilización moderna podría tener y la comprobación de lo más destructivo del hombre: la codicia, el deseo de poder, la intolerancia a los otros y la falta de respeto a toda forma de vida y al planeta.

1 comentario:

  1. Que interesante me puedes dar mas datos o actualizar mis conocimientos

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