martes, 31 de enero de 2017

SE ENTIERRA UN HÉROE



SE ENTIERRA UN HÉROE


¿Cuándo se busca el sentido de la vida? ¿En dónde hay que buscarlo? Preguntas que alguna vez nos planteamos ante la pérdida de un ser querido. Ayer, mientras la tierra comenzaba a cubrir tu ataúd, me preguntaba, qué pensabas mientras elegías esa profesión con tantos riesgos. Querías acabar con ladrones y delincuentes, con asesinos y narcotraficantes o simplemente querías sacar toda esa rabia que acumulaste contra tu padre, contra la vida. No pude encontrar la respuesta a pesar de darle tantas vueltas, pero esa reflexión me permitió comprender que, esa había sido una decisión muy personal y que tú tenías todo el derecho de hacerla, como todas las personas que deciden vivir su vida al máximo.

Un hijo rechazado, humillado, abandonado, que se cansó de  sentirse vulnerable, lastimado y herido. Tomaste la decisión de ser fuerte, valiente, arriesgado, de entregar tu vida al combate de la maldad y la codicia, del abuso y del crimen. Tenías muy claros los riesgos a los que te exponías, pero no te importó, sabías que con tu muerte dejabas asegurada económicamente a tu familia. Lo sabías muy bien, varías veces lo dijiste, que habías ido a comprar tu muerte o hubiera sido mejor decir, a vender tu vida. Tu vida, lo más valioso que tenías, la única mercancía que podías cambiar. Tu vida a cambio de la seguridad económica de tu familia.

Tu madre se sentía profundamente orgullosa de cuanto habías logrado en el ámbito profesional, y se sentía tan orgullosa de tu presencia imponente, se sentía tan orgullosa de lo guapo que te veías dentro de tu uniforme militar. Era un orgullo y una satisfacción que no le cabían en el alma, se le desbordaban las palabras de orgullo cuando hablaba de ti: que habías ascendido rápidamente hasta el rango más alto, que tu puntería con las armas era inigualable, que eras quien capacitaba a los muchos batallones que combaten en este país, que viajabas de ciudad en ciudad dando cursos. Que eras de las fuerzas especiales. Que eras, lo mejor de lo mejor.

Tu vida intensa, breve, sólo tenías veintidos años, fue la vida de una persona que decide por sí misma, que no espera a que las circunstancias la arrastren. Eras muy joven cuando te enrolaste en el ejército, fue la única solución que tu madre encontró para evitar que cayeras en el vicio de las drogas. Y tú, encontraste allí un lugar para crecer, un lugar para ser tú, sólo tú.

Pero el riesgo cobró su precio y tu muerte fue sorpresiva, impactante, dolorosa. Sí, se sabía que podía ocurrir en cualquier momento, pero nadie esperaba que así fuera. La noticia causó conmoción en el pueblo entero, no sólo en tu familia. Este pueblo se duele de la pérdida de uno de sus hijos que mueren por su tierra, por su gente, por su patria. Todos lo supieron, que luchabas por mejorar esta patria, que hoy se cae a pedazos en manos del narcotráfico y la corrupción.

Tus funerales fueron los correspondientes a un héroe, a un hijo de la patria. Cuando entraste al pueblo, las campanas tañeron por todo lo alto. Mucha gente te estaba esperando. Llegaste custodiado por dos batallones. Y tu casa estuvo custodiada todo el tiempo que duró el funeral. A cada lado de tu féretro se apostó un soldado que cada dos horas era relevado de su guardia. La bandera nacional cubría tu ataúd y así fue hasta el momento del entierro, entonces, la bandera fue puesta en manos de tu madre, que por supuesto, no le sirvió de consuelo.

Este pueblo entierra a un héroe anónimo, cuyo nombre no figurará jamás en la historia. Como muchos de los héroes que en nuestro país tienen que trabajar de forma anónima. Un joven que no buscaba el reconocimiento, ni los honores, un joven que luchó por hacer de este un país mejor. Este pueblo te lo reconoce, este pueblo se enorgullece de ti. Del ejemplo que has dado a los hombres, a las mujeres, a los jóvenes, a los niños.  Es verdad, tu muerte es una gran pérdida, pero es también una gran esperanza, el ver que sí hay gente honesta, sí hay gente que lucha y trabaja por construir una gran nación.

Este pueblo, esta gente, este país, deberá seguir su lucha por crear un mejor lugar para vivir, libre de violencia, libre de hambre, libre de miseria, libre de funcionarios y presidentes corruptos.

Hoy este pueblo, esta nación, requiere de gente como tú, gente valerosa, gente que luche, gente que no se rinda.

Gracias por tu ejemplo, gracias por tu valor, gracias por no estar del lado de los que oprimen y destruyen este país.

Gracias.

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