LA CUEVA DE LA CREACIÓN
Desde el principio de los tiempos así es, así ha sido
y así será.
En un lugar fuera
de la vista de cualquier ser vivo, perfectamente escondido de cualquier mirada
curiosa,fuera del alcance del hombre,pero en este mismo planeta, en un lugar
imposible de imaginar, se encuentra la cueva de la creación. El lugar del
origen de la vida del hombre, el lugar donde los espíritus se reúnen antes de
comenzar una nueva vida terrenal.
Ahí, ante la
presencia de los grandes maestros y guías de la eternidad, se encuentran los
seres que nacerán. De manera meticulosa, paciente y sabia revisan cada una de
las vidas que han tenido, cada una de las lecciones que han aprendido y cada
una de las lecciones que aún tendrán que aprender.
El alma sabia de
cada uno de los seres, mira cada una de las cosas que ha hecho, por sí misma
evalúa y reconoce sus aciertos y equivocaciones, no hay culpa, sólo la
comprensión de lo que ha aprendido y lo
que aún le falta por aprender. En su estado espiritual le es permitido ver la
vida de los humanos que en ese momento viven en la tierra. Reconoce a sus
familiares y amigos queridos. Mira también a los que en sus vidas terrenales
consideró enemigos y se da cuenta que no hay tal. Todos actúan conforme a un
plan previamente acordado. Ellos no lo saben, no lo recuerdan, no pueden
hacerlo mientras estén en un cuerpo humano.
El espíritu
reconoce a todos sus hermanos, los reconoce como seres espirituales, compañeros
de distintas vidas, compañeros de aprendizaje.Ahí en esa cueva los reconoce a
cada uno, puede mirarlos en su totalidad, cómo son en realidad, no con la
apariencia de la vida terrenal. Puede mirarlos en su recorrido de las distintas
vidas, todos son seres maravillosos, seres que aprenden vida tras vida.No hay
nada oculto, ahí todo es visible, cada uno puede ser reconocido por su nombre
único, por su nombre espiritual. Un nombre que no se forma de una palabra, sino
también de sonidos y vibraciones. Los
puede mirar en todo su esplendor, en todos sus colores, en toda su luz. Puede
incluso sentirlos, sentir la vibración de sus colores, sentir la energía que
emana desde el centro de su ser.
Todos tienen una
porción que viene del creador. Ahí está, ahí estuvo siempre dentro de cada uno,
una parte de la divinidad. Pero todos los humanos lo olvidan en su vida
terrenal. Ignoran el poder divino que hay dentro de sí, el regalo más
extraordinario que recibieron por ser hijos de Dios.
Y entonces, se
prepara para la nueva vida, elige los aprendizajes que realizará, él con la
ayuda de sus maestros y guías escoge su familia, el lugar donde nacer, el
cuerpo que tendrá. Sabe las dificultades que se le presentarán, las lecciones
que deberá superar. Se le envía con todos los recursos necesarios. Si es una
vida corta o larga él lo sabe, lo planifica, lo acepta. No es obligado a nada,
todo se hace con su voluntad y la del creador. No hay equivocación, la elección
es de acuerdo a sus posibilidades.
Se prepara para
su nueva vida, espera el momento justo para llegar. Por un breve momento se
despide de todos sus hermanos, de todos sus maestros y guías, de su creador.
Esta dispuesto a bajar al planeta tierra, a vivir por pocos años dentro de un
cuerpo con muchas limitaciones. Perderá la libertad con que se mueve dentro del
mundo espiritual. Perderá la visión total de lo que ha sido. Es un gran reto.
Un guía lo
acompañará durante toda su vida, al lado de él siempre, listo para ayudarlo,
para protegerlo. Muchas veces le susurrará suaves palabras al oído, le dará
consejos, le sostendrá en los momentos más difíciles de su vida. A veces el
hombre escuchará esa voz, que no sabe de dónde viene, pero que le dará la
respuesta correcta para sus problemas. Algunos hombres escucharán la voz y
atenderán a su llamado, se dejarán guiar por ella, otros, la ignorarán, y
algunos no la escucharán nunca.
Desde el inicio de
la vida está ese guía, lo acompaña a ese pequeño cuerpo humano en el que habrá
de habitar y en el momento de entrar en él, sólo verá a través de esos ojos, y
sentirá a través de esa piel. Y en el momento de nacer olvidará todo, quién es y
de dónde viene. Dentro de su cuerpo humano, tendrá que crecer, encontrar su
propio propósito, construir su propio camino. Su mente estará en blanco, pero
dentro de su corazón, en la sangre que corre por sus venas, dentro de su propio
ADN llevará toda la información de todo cuanto ha vivido. Dentro de él mismo,
en lo más profundo, está lo que necesita para saber quién es y de dónde viene.
Sólo necesita mirar dentro,muy dentro, en lo más profundo, escuchar en la
quietud y el silencio.
Él no lo sabe, es
un ser espiritual, eterno, es parte de Dios. Sólo necesita detenese, escuchar
en silencio, escapar del bullicio de la vida humana. Encontrar el momento para
hacer ese viaje, el más profundo, donde todo está y entonces, él lo sabrá.
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