martes, 28 de febrero de 2017

LA CUEVA DE LA CREACIÓN

LA CUEVA DE LA CREACIÓN





Desde el  principio de los tiempos así es, así ha sido y así será.

En un lugar fuera de la vista de cualquier ser vivo, perfectamente escondido de cualquier mirada curiosa,fuera del alcance del hombre,pero en este mismo planeta, en un lugar imposible de imaginar, se encuentra la cueva de la creación. El lugar del origen de la vida del hombre, el lugar donde los espíritus se reúnen antes de comenzar una nueva vida terrenal.


Ahí, ante la presencia de los grandes maestros y guías de la eternidad, se encuentran los seres que nacerán. De manera meticulosa, paciente y sabia revisan cada una de las vidas que han tenido, cada una de las lecciones que han aprendido y cada una de las lecciones que aún tendrán que aprender.

El alma sabia de cada uno de los seres, mira cada una de las cosas que ha hecho, por sí misma evalúa y reconoce sus aciertos y equivocaciones, no hay culpa, sólo la comprensión  de lo que ha aprendido y lo que aún le falta por aprender. En su estado espiritual le es permitido ver la vida de los humanos que en ese momento viven en la tierra. Reconoce a sus familiares y amigos queridos. Mira también a los que en sus vidas terrenales consideró enemigos y se da cuenta que no hay tal. Todos actúan conforme a un plan previamente acordado. Ellos no lo saben, no lo recuerdan, no pueden hacerlo mientras estén en un cuerpo humano.

El espíritu reconoce a todos sus hermanos, los reconoce como seres espirituales, compañeros de distintas vidas, compañeros de aprendizaje.Ahí en esa cueva los reconoce a cada uno, puede mirarlos en su totalidad, cómo son en realidad, no con la apariencia de la vida terrenal. Puede mirarlos en su recorrido de las distintas vidas, todos son seres maravillosos, seres que aprenden vida tras vida.No hay nada oculto, ahí todo es visible, cada uno puede ser reconocido por su nombre único, por su nombre espiritual. Un nombre que no se forma de una palabra, sino también de sonidos y vibraciones.  Los puede mirar en todo su esplendor, en todos sus colores, en toda su luz. Puede incluso sentirlos, sentir la vibración de sus colores, sentir la energía que emana desde el centro de su ser.

Todos tienen una porción que viene del creador. Ahí está, ahí estuvo siempre dentro de cada uno, una parte de la divinidad. Pero todos los humanos lo olvidan en su vida terrenal. Ignoran el poder divino que hay dentro de sí, el regalo más extraordinario que recibieron por ser hijos de Dios.

Y entonces, se prepara para la nueva vida, elige los aprendizajes que realizará, él con la ayuda de sus maestros y guías escoge su familia, el lugar donde nacer, el cuerpo que tendrá. Sabe las dificultades que se le presentarán, las lecciones que deberá superar. Se le envía con todos los recursos necesarios. Si es una vida corta o larga él lo sabe, lo planifica, lo acepta. No es obligado a nada, todo se hace con su voluntad y la del creador. No hay equivocación, la elección es de acuerdo a sus posibilidades.

Se prepara para su nueva vida, espera el momento justo para llegar. Por un breve momento se despide de todos sus hermanos, de todos sus maestros y guías, de su creador. Esta dispuesto a bajar al planeta tierra, a vivir por pocos años dentro de un cuerpo con muchas limitaciones. Perderá la libertad con que se mueve dentro del mundo espiritual. Perderá la visión total de lo que ha sido. Es un gran reto.

Un guía lo acompañará durante toda su vida, al lado de él siempre, listo para ayudarlo, para protegerlo. Muchas veces le susurrará suaves palabras al oído, le dará consejos, le sostendrá en los momentos más difíciles de su vida. A veces el hombre escuchará esa voz, que no sabe de dónde viene, pero que le dará la respuesta correcta para sus problemas. Algunos hombres escucharán la voz y atenderán a su llamado, se dejarán guiar por ella, otros, la ignorarán, y algunos no la escucharán nunca.

Desde el inicio de la vida está ese guía, lo acompaña a ese pequeño cuerpo humano en el que habrá de habitar y en el momento de entrar en él, sólo verá a través de esos ojos, y sentirá a través de esa piel. Y en el momento de nacer olvidará todo, quién es y de dónde viene. Dentro de su cuerpo humano, tendrá que crecer, encontrar su propio propósito, construir su propio camino. Su mente estará en blanco, pero dentro de su corazón, en la sangre que corre por sus venas, dentro de su propio ADN llevará toda la información de todo cuanto ha vivido. Dentro de él mismo, en lo más profundo, está lo que necesita para saber quién es y de dónde viene. Sólo necesita mirar dentro,muy dentro, en lo más profundo, escuchar en la quietud y el silencio.



Él no lo sabe, es un ser espiritual, eterno, es parte de Dios. Sólo necesita detenese, escuchar en silencio, escapar del bullicio de la vida humana. Encontrar el momento para hacer ese viaje, el más profundo, donde todo está y entonces, él lo sabrá.


Ahí, en esa cueva han estado todos los seres antes de iniciar su vida terrenal, y ahí en esa cueva, todos algún día regresarán, libres de los apegos mundanos, libres de las limitaciones del cuerpo humano, el lugar de donde todos nacen, el lugar de la continua creación.

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