IZVEN SALMERON ALTAMIRANO
Reproducción sin afán de lucro, solo con fines informativos.
EL
VIAJE
Me levanté a las tres de la mañana, en
realidad he pasado la noche en un estado de duermevela. Sé que a las cuatro de
la mañana saldremos de viaje. Vamos en familia al bautizo de un sobrino. Se trata de un viaje largo, por lo cual
decidimos salir de casa temprano, la intención es evitar en lo posible las horas de mayor calor manejando en
carretera.
Enciendo la estufa y preparo café para
beber durante el camino. El equipaje está listo y perfectamente acomodado
dentro de la cajuela de la camioneta desde anoche. También tengo una bolsa
llena de provisiones para consumir durante las primeras horas de la mañana.
Despierto al resto de la familia, en unos momentos todos están listos. Cierro
la casa y nos encaminamos a la salida, una perra pequeña que llegó de la calle
la noche anterior se mete debajo de la camioneta y se niega a salir, está
asustada. Es difícil sacarla, su miedo e insistencia en permanecer en ese lugar
nos retrasa unos minutos. Finalmente logramos salir a la calle, ella se empeña
en ir tras nosotros, a pesar de ser un cachorro se da cuenta de que nos vamos
de la casa y busca desesperadamente
nuestra protección, ladra lastimeramente, pero no podemos llevarla,
además , no es nuestra, se queda ladrando todo el tiempo mientras nos vamos.
Es un buen comienzo el clima no es frío, y la
carretera está despejada. Con frecuencia tomamos café para mantenernos alerta.
Cada vez que viajamos nos damos cuenta que hay nuevas carreteras, sobre todo
autopistas de alta velocidad. Distancias que hace algunos años se recorrían en
diez horas, ahora se hacen en seis. En todos lados podemos ver que la
modernidad consiste en vivir todo con mayor velocidad, vivir sin mirar hacia
ningún lado, ir directo al grano, vivir sin disfrutar, sin comprometerse y si
es posible sin sufrir. No estoy totalmente de acuerdo en sumarme a los que
viven de prisa, así que al medio día propongo detenernos en un poblado cuyo
nombre desconozco pero que la vez anterior que transité por esta misma
carretera llamó mi atención por la imponente iglesia que se yergue majestuosa
en medio de las montañas de tierra de colores. Desde hace media hora que
comenzamos a ascender sobre la montaña y a los costados miramos sobre las
cumbres tierra roja, tierra blanca y aún verde, esto no es común para nosotros.
En algunos tramos las nubes cubren el
sol
Nos detenemos y todos están de acuerdo en
mi propuesta, parados al frente de la iglesia, la admiramos en toda su
majestuosidad. Está toda hecha de cantera rosa y amarilla, estilo barroco, con
una fachada impresionante. La puerta de entrada es antiquísima, nunca la han
cambiado y los efectos del tiempo se ven en la madera carcomida en algunas
partes, pero esto de ninguna manera le resta belleza, al contrario me
transporta a la época en que fue hecha, puedo ver claramente los grandes
artistas trabajando en éste monumento. Sólo entrar y pude sentirse un aire
solemne, de gran respeto. Se siente la presencia divina y a la vez me siento
pequeña en medio de tanta grandeza.
La iglesia está vacía, recién acabaron
algunos trabajos de restauración, el piso ha sido completamente renovado,
pueden verse las losetas limpias, del material original, cantera. No hay
ninguna banca en la cual sentarse, tal vez porque hasta hace poco se estaba
trabajando aquí. A los costados están colocados retablos originales, más de doscientos,
pero entre ellos hay espacios vacíos, corresponden a los que han sido robados.
Muchas pinturas de distintos pasajes bíblicos, arcángeles, los apóstoles,
santos, la virgen María, Jesús. Todos encuadrados en tallas de cedro, a pesar
de la antigüedad de la madera, todavía se percibe el aroma. También aquí hay
algunos tramos que fueron restaurados y colocaron réplicas exactas usando la
misma madera.
Al fondo a la derecha hay una capilla, en cuyo
altar principal se encuentra un cristo tallado completamente en la piedra
encajada en la pared, según nos explica el cuidador de la iglesia. La imagen se
esculpió con tal precisión que parece que estuviera sobrepuesta. Al lado
derecho del altar se encuentra el arcángel Gabriel, es una figura tallada
detalladamente en madera, sin embargo su cabeza está descubierta, ha perdido su
cabellera. Al costado derecho de esta capilla se encuentra una escalera que
lleva a la torre. Es la escalera recta más larga y angosta que he visto dentro
de una iglesia, desde la parte superior un rayo de luz del medio día la ilumina
toda, curiosamente estamos en el momento exacto en que la luz entra
perpendicularmente a la inclinación de la escalera, es un espectáculo único.
Volvemos a la nave principal, vemos que han
sido robados varios retablos, santos, como en muchas otras iglesias y a pesar
de ello, en este lugar donde he visto más retablos.
En la parte superior de la iglesia, justo
sobre la entrada se encuentra el coro, desde abajo podemos mirar un órgano muy
antiguo y que según nos dicen sólo es tocado durante la fiesta patronal que se
celebra el 31 de mayo. El sonido debe ser impresionante dada la dimensión de la
iglesia y su acústica.
Los cuidadores son gente del pueblo, tres
señores mayores de sesenta años, su trabajo es voluntario, se considera un
servicio social para su comunidad y el INAH no les proporciona ningún sueldo.
Son indígenas campesinos sin escolaridad, pero con gran fluidez nos relatan la
historia de su iglesia y de su pueblo. Uno de ellos dice que los retablos se
perdieron justo cuando el encargado de la restauración, un extranjero estaba
trabajando en la iglesia. Están seguros de que él tuvo que ver algo con ese extravío.
Ahora ellos están viejos y no saben qué
pasará con su iglesia, no hay mucha gente que esté con la disponibilidad de
cuidarla. La mayoría tiene que trabajar para ganarse el sustento. Es una época
de carencia, no hay trabajo para todos, muchos pobladores tienen que emigrar a
las ciudades grandes o al extranjero para encontrar un empleo.
Compramos algunas postales, posters y
llaveros para llevar como recuerdo y nos despedimos con el alma llena de
felicidad al contemplar la grandeza. Afuera hay un montón de tierra verde de la
que se ha usado para las reparaciones, tomamos un poco de ella al tiempo que
dejamos un poco de nuestro corazón aquí.
La siguiente parada es en la ciudad de
Oaxaca, desde el cerro del fortin
podemos ver gran parte de la ciudad, elegimos comer cerca de ahí, en
Santa María del Tule, en donde se encuentra ese árbol milenario de ahuehuete
enorme cuya fama es mundial, entramos a un pequeño restaurant de comida típica.
Nos ofrecen tlayudas, son tortillas tostadas de aproximadamente treinta
centímetros de diámetro que se preparan con asiento de manteca de cerdo,
frijoles, queso Oaxaca, chorizo, cecina, y salsa. También hay quesadillas de verde (un guisado local a base de
verduras de ese color) y amarillo (guisado
a base de chile guajillo, verduras y masa de maíz). Cada quien elige lo que
quiere y pedimos una jarra de agua de fresa con mucho hielo, porque hace
demasiado calor. En menos de veinte minutos devoramos todo.
Damos un breve recorrido por las tiendas
turísticas y la iglesia donde se encuentra el famoso árbol del Tule, y continuamos
hacia nuestro objetivo final.
Llegamos a las tres de la tarde, nos dan
una afectuosa bienvenida. Nuestros familiares nos estaban esperando para comer,
sin embargo hemos saciado nuestro apetito, nos disculpamos por no poder aceptar
y les pedimos que ellos coman, pero dicen que prefieren llevarnos al mercado de
artesanías y a las ruinas arqueológicas
de Mitla y posteriormente a Santiago Matatlán, lugar donde elaboran un
excelente mezcal de fama mundial.
Volvemos a subir a las camionetas para
hacer el recorrido. Cuando llegamos a Mitla, ya no es tiempo para acceder a la
zona arqueológica, sin embargo en la parte de atrás de la iglesia, todavía
queda parte de lo que fuera un templo prehispánico sobre el que se construyó el actual templo
católico. La construcción es del mismo estilo de las demás ruinas, pueden
observarse los cortes precisos de los bloques y las grecas de las paredes. Ante
la enorme dimensión y precisión en los cortes de los bloques, no puede
evitarse, el preguntar ¿cómo y con qué hicieron esos cortes?, ¿cómo hicieron
para trasladar las pesadas piedras que utilizaron?, ¿de dónde las trajeron?, y,
¿cómo lograron apilar unas sobre de otras con tal maestría? Preguntas todas,
para las que los arqueólogos no han logrado encontrar respuestas.
En
el mercado artesanal, compramos ropa, collares, pulseras, juguetes, bolsas,
colchas, pequeños obsequios para nuestros familiares y amigos. La ropa que ahí
se vende son verdaderas obras de arte, hechas en telares y bordados a mano, el
algodón es teñido con plantas locales. Colores firmes y vistosos que llaman
nuestra atención y no podemos dejar de admirar el trabajo tan elaborado y
meticuloso de las mujeres que se dedican a esta labor.
Después de una hora nos dirigimos a
Santiago Matatlán. Pueblo famoso por la elaboración del mezcal. En una casa
ubicada a bordo de carretera, donde toda la familia se dedica a la producción y
venta de este licor, podemos ver los trapiches en donde colocan las pencas de
maguey para extraer el líquido. Nos explican cómo se realiza el proceso.
Después nos llevan delante de un mostrador en donde se exhiben varias botellas
de mezcal blanco y de sabor que ellos mismos elaboran. Hay de naranja, coco,
chamoy, menta, piña, fresa, maracuyá, moka y mora. Nos ofrecen una prueba
gratis del sabor de nuestra preferencia, en realidad tomamos prueba de todos
los sabores, los cuales nos resultan francamente exquisitos. Entre pequeños
tragos y bromas elegimos los que queremos llevar. Son cerca de las siete de la
noche, empieza a sentirse el viento frío y en un ambiente de gran camaradería
nos despedimos de los fabricantes, ellos y nuestros anfitriones son conocidos
de varios años atrás. Su trato es cordial y amable, nos llevamos un grato
recuerdo de ellos y un mezcal de excelente calidad.
Llegamos a la casa finalmente, por turnos
tomamos un baño mientras algunos comienzan a merendar, ha sido un día largo y
de mucho aprendizaje. Pero todavía no es momento de descanso, pocas veces
estamos juntos, así que las botellas de mezcal se van vaciando lentamente entre
anécdotas y chistes. La charla se prolonga un poco más de la media noche cuando
el cansancio triunfa sobre la algarabía. Ahora sí, tiempo de recuperar energías
mañana es la fiesta.
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