lunes, 28 de enero de 2013

DIOS



DIOS


Estoy aquí sentada en el pasto.

El viento mece suavemente el árbol,

Las mariposas se posan en sus hojas.

Y las flores sonríen gozosas.


Aquí no hay futuros tenebrosos,

Lejos de pasados tormentosos,

A salvo de brujas y demonios,

Sin miedo, ni dolor, ni enojos.


Quizá sólo en la profunda quietud,

En el total vacío, o el silencio.

Es el lugar donde tú habitas,

Tú, a quien hemos llamado Dios.


Y es por esa razón,  que nunca

pude hallarte entre los templos

Y me cansé de buscarte fuera,

sin saber que te llevo dentro.


Hacía falta mirar en mi espejo.

Necesitaba mirarme a los ojos.

Ver la fortaleza que me forjaste,

a través de mi arduo camino


Quizás necesitaba perdonarte.

Quizás necesitaba perdonarme.

Que me perdones, y perdonarme.

Perdonarte para encontrarte.


Perdonarte

Aunque a veces se caiga tu estrella.

A pesar que permitas la guerra.

Por el hombre que muere en la selva.

Porque no hay ilusiones que vuelvan.


Perdonarte

Por la flor pisoteada en el lodo.

Por el ave que cae de su nido.

Por el hombre que entierra a sus hijos.

Por los niños sin casa ni abrigo.


Perdonarte.

Porque te hablo y guardas silencio.

Porque sufro y no me das consuelo.

Por el hambre de amores que siento.

Por el llanto quebrado aquí dentro.


Perdonarte.

Porque duele cargar este cuerpo,

tan vacío como un campo desierto,

que se muere de sed y tormento.

Por la oscuridad en que no te encuentro.


Perdonarte

Por el mal, que siento que me haces.

Por la soledad en que me pierdo.

Por el dolor de todos los hombres.

Por el  hombre  de todos los tiempos.


Perdonarte y perdonarme.

Y después…perdonarte.

Y perdonarme.


Y amarte… y amarme.

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