DIOS
Estoy
aquí sentada en el pasto.
El
viento mece suavemente el árbol,
Las
mariposas se posan en sus hojas.
Y
las flores sonríen gozosas.
Aquí
no hay futuros tenebrosos,
Lejos
de pasados tormentosos,
A
salvo de brujas y demonios,
Sin
miedo, ni dolor, ni enojos.
Quizá
sólo en la profunda quietud,
En
el total vacío, o el silencio.
Es
el lugar donde tú habitas,
Tú,
a quien hemos llamado Dios.
Y
es por esa razón, que nunca
pude
hallarte entre los templos
Y
me cansé de buscarte fuera,
sin
saber que te llevo dentro.
Hacía
falta mirar en mi espejo.
Necesitaba
mirarme a los ojos.
Ver
la fortaleza que me forjaste,
a
través de mi arduo camino
Quizás
necesitaba perdonarte.
Quizás
necesitaba perdonarme.
Que
me perdones, y perdonarme.
Perdonarte
para encontrarte.
Perdonarte
Aunque
a veces se caiga tu estrella.
A
pesar que permitas la guerra.
Por
el hombre que muere en la selva.
Porque
no hay ilusiones que vuelvan.
Perdonarte
Por
la flor pisoteada en el lodo.
Por
el ave que cae de su nido.
Por
el hombre que entierra a sus hijos.
Por
los niños sin casa ni abrigo.
Perdonarte.
Porque
te hablo y guardas silencio.
Porque
sufro y no me das consuelo.
Por
el hambre de amores que siento.
Por
el llanto quebrado aquí dentro.
Perdonarte.
Porque
duele cargar este cuerpo,
tan
vacío como un campo desierto,
que
se muere de sed y tormento.
Por
la oscuridad en que no te encuentro.
Perdonarte
Por
el mal, que siento que me haces.
Por
la soledad en que me pierdo.
Por
el dolor de todos los hombres.
Por
el hombre de todos los tiempos.
Perdonarte
y perdonarme.
Y
después…perdonarte.
Y
perdonarme.
Y
amarte… y amarme.
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