EL HOMBRE
DEL MAR
En
un lugar muy profundo del inmenso mar, desde hace mucho tiempo, quizás,
millones de años, habita un hombre acuático, cuyo parecido físico con el hombre
terrestre es enorme. Es muy probable que ambos provengan de un ancestro común,
sin embargo esto es difícil de comprobar. También es probable que aquél ser,
sea un eslabón anterior a los hombres terrestres.
Desde
hace miles de años los hombres que han surcado los mares, yendo de un
continente a otro han contado historias de sus encuentros con estos seres. Pero
jamás nadie les dio credibilidad. Dicen que las mujeres del mar, a las que han
llamado sirenas por su cola de pescado, son muy hermosas y su melodiosa voz,
puede hechizar a cualquier hombre con sólo escucharla una vez. Su canto es tan
hermoso que quien lo oye, se siente irremediablemente atraído hacia ellas. Un
canto hipnótico, que hace que el hombre pierda la conciencia de sí y se lance al
mar en pos de estos seres. Estos hombres no han vuelto jamás. Marineros, en
distintos puntos geográficos, han sido testigos de estos acontecimientos.
Lo
cierto, es que estos seres tienen millones de años viviendo en las profundidades insondables del enorme mar. Ahí
donde, el hombre no ha podido llegar ni con sus más modernos inventos. Un lugar
oculto de cualquier mirada, inaccesible para cualquiera de nosotros. Lejos del
afán de conquista y dominio del homo sapiens moderno. Ellos viven dentro de grandes
cavernas, para protegerse de enormes y feroces depredadores como los tiburones.
Una ciudad protegida por enormes redes. Creada para sus necesidades
específicas.
Y
han establecido alianzas con otros animales acuáticos, con quienes se ayudan
para coexistir y sobrevivir. Ballenas y
delfines son algunas de las especies con las que han evolucionado y con quienes
han desarrollado y compartido un lenguaje inteligente. Pero a diferencia del
ser humano, ellos no establecen un dominio sobre otras especies, más bien han
aprendido a colaborar conjuntamente, ayudándose los unos a los otros. Es así
por ejemplo, que sirenas y delfines se organizan para atrapar sardinas. Son los
delfines quienes persiguen a los cardúmenes hasta un determinado sitio en donde
las sirenas están listas para atraparlos con sus redes. Todo ocurre de manera
muy organizada y eficiente. Tienen la experiencia de haber realizado esta
actividad por miles de años. Ambas especies se benefician de este pacto,
compartiendo la pesca.
Con
las ballenas realizan una enorme travesía durante la temporada de invierno,
buscando aguas más cálidas donde procrear las nuevas generaciones. Se acompañan
mutuamente en todo el recorrido. Las ballenas protegen a las sirenas y son
capaces de llevarlas sobre su lomo para que descansen por breves espacios de
tiempo. A cambio las sirenas incursionan en las playas propicias asegurándose
de que exista el menor peligro posible y de que no se encuentren presentes los
seres humanos de quienes durante miles de años se han ocultado.
En
algún momento muy lejano, homínidos contemporáneos al homo sapiens primitivo y
sirenas, compartieron el mismo espacio. Ambos se refugiaban en las cavernas que
se inundaban temporalmente por las altas mareas. Y fue posible entenderse entre
ellos, a pesar de que sus lenguajes eran diferentes. Aprendieron a pescar juntos
con los delfines y se ayudaban en la sobrevivencia. Pero no todos los homínidos
eran sociables, los ancestros del hombre moderno fueron más agresivos y
combatieron a aquéllos hasta exterminarlos. Las sirenas fueron testigos de este
hecho a la par que también eran perseguidas. Pero gracias a que podían respirar
y vivir en el fondo del mar, pudieron escapar. Desde entonces guardan el
recuerdo de la ferocidad del hombre, de su sed de dominio y destrucción de
seres a los que considera una
competencia. Testigo mudo de estos acontecimientos son algunas pinturas rupestres
de cavernas, en donde aparecen dibujadas sirenas y delfines atrapando
peces.
La
raza del hombre del mar dejó para
siempre las cavernas de las costas, y se
mudó a vivir al lugar más profundo e inalcanzable para el hombre moderno. Y
desde entonces evita cualquier contacto con nuestra raza, y a pesar de sus
precauciones, han ocurrido encuentros fortuitos, cuando las hembras emigran a
aguas más cálidas para tener a sus crías. Pero son tan inteligentes y eficientes en el arte de ocultarse del hombre,
que durante estos miles de años, el hombre no ha podido atrapar nunca a una
sirena viva. Esto se debe en parte a que su capacidad acústica es enorme, de
tal modo, que siempre se percatan de la presencia de cualquier ser humano a
gran distancia. Su lenguaje es muy amplio también y rápidamente puede enviar un
mensaje de alerta a toda su especie. Además de la estrecha colaboración de sus
especies amigas con las que siempre está en comunicación. Es así, que también
son alertados de cualquier peligro por los delfines. A quienes el hombre
reconoce como seres inteligentes y en algunas costas del mundo, los pescadores
también reciben ayuda de ellos para atrapar peces y al final, ambos comparten
el producto de la pesca. Lo cual también es prueba de la antigua alianza de
homínidos y delfines.
Esta especie de homo sapiens acuática, ha
sobrevivido, gracias a la decisión que tuvo de alejarse de nuestra especie
depredadora. Ellos saben de nuestra existencia, de las actividades que se
realizan en la superficie del mar, en las costas y las playas. Conocen los barcos, submarinos
y las lanchas, porque los han visto y todo conocimiento entre ellos, es
rápidamente socializado para proteger su especie. Es probable incluso, que
junto con los delfines comprendan
nuestro lenguaje, aunque no puedan hablarlo. Y que durante todos estos años que
el hombre no ha sabido de su existencia, ellos han adelantado en el estudio del
hombre moderno.
Ha
habido a lo largo de la historia de la humanidad, diversos relatos de barcos
desaparecidos con toda su tripulación en altamar. Búsquedas meticulosas se
llevaron a cabo para encontrarlos, sin tener ningún éxito. Puede ser que estos
navegantes hayan sido capturados y llevados al fondo del mar, a la gran ciudad
de la especie de las sirenas. Ellos son seres inteligentes, cuya capacidad
craneal es incluso mayor que la nuestra, y su territorio es más de dos veces,
nuestro territorio terrestre. ¿Qué clase
de civilizaciones han sido capaces de desarrollar?, ¿Qué enormes ciudades han
podido construir? Es probable que sólo podamos saberlo si ellos deciden
establecer contacto con nosotros. Pero por miles de años nos han evitado. Y
debido a que todos los encuentros con esta especie han ocurrido sólo con las
hembras, su existencia se ha considerado siempre un mito.
El
área terrestre de nuestro planeta, es sólo el treinta por ciento del área
total. Y de ese treinta por ciento, el hombre ha sido incapaz de conocerlo en
su totalidad. Actualmente se siguen descubriendo especies de animales que se
creía estaban extintas, o sólo eran producto de la imaginación del hombre. Y de
otras más, el hombre ni siquiera había imaginado su existencia. Es claro, que
la naturaleza no está limitada por la falta de imaginación nuestra. Si en el
espacio terrestre, en medio de exuberantes selvas han sobrevivido tribus, de
las que el hombre civilizado no tuvo conocimiento, sino hasta fechas muy recientes. ¿Cuánto más puede existir en el fondo del mar, del que no se ha explorado prácticamente
nada? De verdad, ¿somos la especie más inteligente del planeta? Quizás nos
esperan más sorpresas de las que podemos imaginar.
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