lunes, 28 de enero de 2013

EL HOMBRE DEL MAR




EL HOMBRE  DEL MAR

En un lugar muy profundo del inmenso mar, desde hace mucho tiempo, quizás, millones de años, habita un hombre acuático, cuyo parecido físico con el hombre terrestre es enorme. Es muy probable que ambos provengan de un ancestro común, sin embargo esto es difícil de comprobar. También es probable que aquél ser, sea un eslabón anterior a los hombres terrestres.

Desde hace miles de años los hombres que han surcado los mares, yendo de un continente a otro han contado historias de sus encuentros con estos seres. Pero jamás nadie les dio credibilidad. Dicen que las mujeres del mar, a las que han llamado sirenas por su cola de pescado, son muy hermosas y su melodiosa voz, puede hechizar a cualquier hombre con sólo escucharla una vez. Su canto es tan hermoso que quien lo oye, se siente irremediablemente atraído hacia ellas. Un canto hipnótico, que hace que el hombre pierda la conciencia de sí y se lance al mar en pos de estos seres. Estos hombres no han vuelto jamás. Marineros, en distintos puntos geográficos, han sido testigos de estos acontecimientos.

Lo cierto, es que estos seres tienen millones de años viviendo en las  profundidades insondables del enorme mar. Ahí donde, el hombre no ha podido llegar ni con sus más modernos inventos. Un lugar oculto de cualquier mirada, inaccesible para cualquiera de nosotros. Lejos del afán de conquista y dominio del homo sapiens moderno. Ellos viven dentro de grandes cavernas, para protegerse de enormes y feroces depredadores como los tiburones. Una ciudad protegida por enormes redes. Creada para sus necesidades específicas.

Y han establecido alianzas con otros animales acuáticos, con quienes se ayudan para coexistir  y sobrevivir. Ballenas y delfines son algunas de las especies con las que han evolucionado y con quienes han desarrollado y compartido un lenguaje inteligente. Pero a diferencia del ser humano, ellos no establecen un dominio sobre otras especies, más bien han aprendido a colaborar conjuntamente, ayudándose los unos a los otros. Es así por ejemplo, que sirenas y delfines se organizan para atrapar sardinas. Son los delfines quienes persiguen a los cardúmenes hasta un determinado sitio en donde las sirenas están listas para atraparlos con sus redes. Todo ocurre de manera muy organizada y eficiente. Tienen la experiencia de haber realizado esta actividad por miles de años. Ambas especies se benefician de este pacto, compartiendo la pesca.

Con las ballenas realizan una enorme travesía durante la temporada de invierno, buscando aguas más cálidas donde procrear las nuevas generaciones. Se acompañan mutuamente en todo el recorrido. Las ballenas protegen a las sirenas y son capaces de llevarlas sobre su lomo para que descansen por breves espacios de tiempo. A cambio las sirenas incursionan en las playas propicias asegurándose de que exista el menor peligro posible y de que no se encuentren presentes los seres humanos de quienes durante miles de años se han ocultado.

En algún momento muy lejano, homínidos contemporáneos al homo sapiens primitivo y sirenas, compartieron el mismo espacio. Ambos se refugiaban en las cavernas que se inundaban temporalmente por las altas mareas. Y fue posible entenderse entre ellos, a pesar de que sus lenguajes eran diferentes. Aprendieron a pescar juntos con los delfines y se ayudaban en la sobrevivencia. Pero no todos los homínidos eran sociables, los ancestros del hombre moderno fueron más agresivos y combatieron a aquéllos hasta exterminarlos. Las sirenas fueron testigos de este hecho a la par que también eran perseguidas. Pero gracias a que podían respirar y vivir en el fondo del mar, pudieron escapar. Desde entonces guardan el recuerdo de la ferocidad del hombre, de su sed de dominio y destrucción de seres a los que  considera una competencia. Testigo mudo de estos acontecimientos son algunas pinturas rupestres de cavernas, en donde aparecen dibujadas sirenas y delfines atrapando peces. 

La raza del hombre del mar  dejó para siempre las cavernas de las costas,  y se mudó a vivir al lugar más profundo e inalcanzable para el hombre moderno. Y desde entonces evita cualquier contacto con nuestra raza, y a pesar de sus precauciones, han ocurrido encuentros fortuitos, cuando las hembras emigran a aguas más cálidas para tener a sus crías. Pero son tan inteligentes y  eficientes en el arte de ocultarse del hombre, que durante estos miles de años, el hombre no ha podido atrapar nunca a una sirena viva. Esto se debe en parte a que su capacidad acústica es enorme, de tal modo, que siempre se percatan de la presencia de cualquier ser humano a gran distancia. Su lenguaje es muy amplio también y rápidamente puede enviar un mensaje de alerta a toda su especie. Además de la estrecha colaboración de sus especies amigas con las que siempre está en comunicación. Es así, que también son alertados de cualquier peligro por los delfines. A quienes el hombre reconoce como seres inteligentes y en algunas costas del mundo, los pescadores también reciben ayuda de ellos para atrapar peces y al final, ambos comparten el producto de la pesca. Lo cual también es prueba de la antigua alianza de homínidos y delfines.

 Esta especie de homo sapiens acuática, ha sobrevivido, gracias a la decisión que tuvo de alejarse de nuestra especie depredadora. Ellos saben de nuestra existencia, de las actividades que se realizan en la superficie del mar, en las costas  y las playas. Conocen los barcos, submarinos y las lanchas, porque los han visto y todo conocimiento entre ellos, es rápidamente socializado para proteger su especie. Es probable incluso, que junto con los   delfines comprendan nuestro lenguaje, aunque no puedan hablarlo. Y que durante todos estos años que el hombre no ha sabido de su existencia, ellos han adelantado en el estudio del hombre moderno.

Ha habido a lo largo de la historia de la humanidad, diversos relatos de barcos desaparecidos con toda su tripulación en altamar. Búsquedas meticulosas se llevaron a cabo para encontrarlos, sin tener ningún éxito. Puede ser que estos navegantes hayan sido capturados y llevados al fondo del mar, a la gran ciudad de la especie de las sirenas. Ellos son seres inteligentes, cuya capacidad craneal es incluso mayor que la nuestra, y su territorio es más de dos veces, nuestro territorio terrestre.  ¿Qué clase de civilizaciones han sido capaces de desarrollar?, ¿Qué enormes ciudades han podido construir? Es probable que sólo podamos saberlo si ellos deciden establecer contacto con nosotros. Pero por miles de años nos han evitado. Y debido a que todos los encuentros con esta especie han ocurrido sólo con las hembras, su existencia se ha considerado siempre un mito.

El área terrestre de nuestro planeta, es sólo el treinta por ciento del área total. Y de ese treinta por ciento, el hombre ha sido incapaz de conocerlo en su totalidad. Actualmente se siguen descubriendo especies de animales que se creía estaban extintas, o sólo eran producto de la imaginación del hombre. Y de otras más, el hombre ni siquiera había imaginado su existencia. Es claro, que la naturaleza no está limitada por la falta de imaginación nuestra. Si en el espacio terrestre, en medio de exuberantes selvas han sobrevivido tribus, de las que el hombre civilizado no tuvo conocimiento, sino   hasta fechas muy recientes. ¿Cuánto  más puede existir en el fondo del  mar, del que no se ha explorado prácticamente nada? De verdad, ¿somos la especie más inteligente del planeta? Quizás nos esperan más sorpresas de las que podemos imaginar.

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