viernes, 30 de marzo de 2012

LA INVENCIÓN DEL BESO


En tiempos muy remotos, cuando el hombre aún habitaba en las cavernas de la montaña. Vivía en grandes grupos para cuidarse de no ser devorado por las fieras. La vida era dura y cada uno buscaba sus propios alimentos. Sucedía que a veces, pasaban días enteros sin nada que comer. Y entonces peleaban entre ellos para arrebatarse la comida y tener algo con que llenar el estómago.

Un hombre moreno y fuerte,  fue caminando por el bosque y encontró en un pequeño arbusto; unos rojos y jugosos frutos. Era su primer comida después de tres largos días. Con gran avidez se apresuró a comer para saciar su hambre. Se llenó la boca tanto, que se atragantó. Impedido para respirar cayó al suelo desmayado.

Una mujer estaba cerca. Ella tampoco había comido en días y con tristeza vio que en el arbusto; no quedaban más frutos. De pronto,  vio al hombre tirado sobre el pasto y miró que su boca estaba llena de comida. No lo pensó ni un segundo; se abalanzó sobre él, para tomar el alimento que a ella le faltaba. Con sus manos, haló con fuerza  el fruto que estaba atorado en la boca del hombre. Se lo comió, pero no logró saciar su hambre. Entonces se dio cuenta, que en la boca del hombre aún quedaban pequeños restos de comida. Se acercó y con sus labios comenzó a lamer la boca del hombre. Él, sin nada que obstruyera su garganta, despertó al contacto suave y tibio de la mujer. A la vez, él comenzó a lamerla. Y así… se inventó el primer beso entre una mujer y un hombre.

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