LA
IGLESIA DEL CRISTO RENOVADO
Desde tiempos inmemoriales, en
distintos puntos del planeta ocurren fenómenos extraordinarios. A veces por
ejemplo, llueven peces o ranas del cielo, crecen rosas en el desierto, o cae
lluvia roja por varios días. Sucesos que sólo pueden ser explicados través de
la mano de Dios, pues tiene infinitas maneras de llegar hasta el corazón del
hombre, no solamente por medio de las religiones.
Hay situaciones inexplicables
sobre personas que sobreviven a accidentes mortales o a enfermedades que se
consideran incurables, que superan toda clase de situaciones mortales y adversas.
Niños sanos que nacen en condiciones casi imposibles. Muchas veces, Dios manda
seres de luz a curar enfermos, o envía seres mágicos para que guíen fuera de
todo peligro a personas que requieren de su protección por tener una misión
especial que realizar en su vida.
Desde hace miles de años existe
en la zona centro sur de México un lugar en donde la gente, ha mantenido su fe en
el creador por siempre. En aquél lugar han
vivido hombres y mujeres pacíficos y trabajadores, que con gran devoción y
constancia han demostrado su gratitud al creador. Tradicionalmente, sin dejar
de hacerlo una sola vez, han celebrado una gran fiesta anual, llenando de
flores y veladoras el altar de la iglesia. Ningún hombre se negaba a
participar, contribuyendo cada uno con lo que más podía en dinero para pagar
todos los gastos.
Aparte del santo San Andrés que está
ubicado en su iglesia principal tenían un enorme cristo de madera que una
familia del pueblo había donado. Estaba en una habitación de troncos y tejas, y
los mayordomos se dedicaban a su cuidado. Era la segunda mitad del S. XIX cuando un día al estar haciendo la limpieza, uno
de ellos notó que empezaba a salir polilla del cristo. De inmediato convocó a
sus compañeros para darles aviso. Entre todos acordaron ir a la ciudad a buscar
un restaurador para que viniera a repararlo lo antes posible. A dos hombres se
les encomendó el trabajo.
Muy temprano al día siguiente,
los dos hombres montados en su caballo se dirigieron a la ciudad, y cruzando el
camino del texcal, llegaron antes del mediodía. Preguntando aquí y allá,
encontraron a la persona que buscaban. Hablaron con él, explicando la
situación, y convinieron que en una semana, el restaurador iría al pueblo a ver
si podía reparar el cristo. Le dieron señas precisas para encontrar el camino
al pueblo y se despidieron.
Una semana después llegó el
restaurador al pueblo, y se dirigió a la casa de uno de los hombres que fueron
a la ciudad. De inmediato fue recibido e invitado a compartir el almuerzo
familiar, después fue llevado a un
costado de la iglesia que era el lugar en que se encontraba el cristo. El señor
le dijo que revisara el cristo, en tanto él iba por sus compañeros, para que
delante de todos dijera cuánto les iba a costar la compostura y entre todos se
cooperaran para pagar los gastos.
Cuando el hombre llegó con sus
compañeros, el restaurador los estaba esperando fuera de la habitación. De
inmediato lo saludaron y le preguntaron si ya sabía cuánto les costaría la
reparación. Entonces él les dijo que no podía repararlo. Los señores se
sintieron tristes pensando que el cristo ya no tenía remedio. Pero entonces él
aclaró que no iba a tocarlo, porque el cristo se estaba renovando a sí mismo.
Les dijo que fueran con él a mirarlo con sus propios ojos. Entonces, ellos
entraron a la habitación y miraron que una luz iluminaba todo el cristo.
Asombrados, contemplaron el
milagro. Agradecieron al restaurador por haber ido a su pueblo, y entre todos
cooperaron para pagarle por haber realizado el viaje.
Los habitantes de ese pueblo se
sintieron agradecidos de la manifestación del poder de Dios, y fue entonces que
decidieron construir una iglesia que fuera para ese cristo milagroso. Todos
estuvieron dispuestos a colaborar con dinero y trabajo. Y comenzaron la
construcción justo en frente de la iglesia que ya existía.
Y en ese
pueblo, ahora se pueden mirar dos iglesias imponentes, la una frente de la
otra. La más antigua pertenece al santo por el que lleva el nombre el pueblo. Y
la más reciente, del S. XIX, es la que fue construida para el cristo que se
renovó a sí mismo. Un cristo que jamás ha sido restaurado por ninguna mano
humana y que a pesar del tiempo, se encuentra en tan perfectas condiciones,
como si fuera nuevo. Para ambas iglesias se celebran grandes fiestas. Los
pobladores hacen sus ofrendas y sus peticiones con la total convicción de que
siempre serán escuchados por su creador.
Muchos
visitantes vienen y van, ellos son testigos de la generosidad y devoción de los
pobladores. Y la primer pregunta que se hacen al mirarse parados en medio las
dos majestuosas construcciones es: ¿por qué dos iglesias? No todos reciben la
respuesta, porque muchos desconocen la
historia. Disfrutan de la comida y de la fiesta sin saber que se encuentran
ante uno de los cristos más milagrosos.
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