jueves, 30 de mayo de 2013

EL VIAJE



IZVEN SALMERON ALTAMIRANO
Reproducción sin afán de lucro, solo con fines informativos.


EL VIAJE

Me levanté a las tres de la mañana, en realidad he pasado la noche en un estado de duermevela. Sé que a las cuatro de la mañana saldremos de viaje. Vamos en familia al bautizo de un sobrino.  Se trata de un viaje largo, por lo cual decidimos salir de casa temprano, la intención es evitar en lo posible  las horas de mayor calor manejando en carretera.

Enciendo la estufa y preparo café para beber durante el camino. El equipaje está listo y perfectamente acomodado dentro de la cajuela de la camioneta desde anoche. También tengo una bolsa llena de provisiones para consumir durante las primeras horas de la mañana. Despierto al resto de la familia, en unos momentos todos están listos. Cierro la casa y nos encaminamos a la salida, una perra pequeña que llegó de la calle la noche anterior se mete debajo de la camioneta y se niega a salir, está asustada. Es difícil sacarla, su miedo e insistencia en permanecer en ese lugar nos retrasa unos minutos. Finalmente logramos salir a la calle, ella se empeña en ir tras nosotros, a pesar de ser un cachorro se da cuenta de que nos vamos de la casa y busca desesperadamente  nuestra protección, ladra lastimeramente, pero no podemos llevarla, además , no es nuestra, se queda ladrando todo el tiempo mientras nos vamos.

Es un buen comienzo el clima no es frío, y la carretera está despejada. Con frecuencia tomamos café para mantenernos alerta. Cada vez que viajamos nos damos cuenta que hay nuevas carreteras, sobre todo autopistas de alta velocidad. Distancias que hace algunos años se recorrían en diez horas, ahora se hacen en seis. En todos lados podemos ver que la modernidad consiste en vivir todo con mayor velocidad, vivir sin mirar hacia ningún lado, ir directo al grano, vivir sin disfrutar, sin comprometerse y si es posible sin sufrir. No estoy totalmente de acuerdo en sumarme a los que viven de prisa, así que al medio día propongo detenernos en un poblado cuyo nombre desconozco pero que la vez anterior que transité por esta misma carretera llamó mi atención por la imponente iglesia que se yergue majestuosa en medio de las montañas de tierra de colores. Desde hace media hora que comenzamos a ascender sobre la montaña y a los costados miramos sobre las cumbres tierra roja, tierra blanca y aún verde, esto no es común para nosotros.  En algunos tramos las nubes cubren el sol

Nos detenemos y todos están de acuerdo en mi propuesta, parados al frente de la iglesia, la admiramos en toda su majestuosidad. Está toda hecha de cantera rosa y amarilla, estilo barroco, con una fachada impresionante. La puerta de entrada es antiquísima, nunca la han cambiado y los efectos del tiempo se ven en la madera carcomida en algunas partes, pero esto de ninguna manera le resta belleza, al contrario me transporta a la época en que fue hecha, puedo ver claramente los grandes artistas trabajando en éste monumento. Sólo entrar y pude sentirse un aire solemne, de gran respeto. Se siente la presencia divina y a la vez me siento pequeña en medio de tanta grandeza.

La iglesia está vacía, recién acabaron algunos trabajos de restauración, el piso ha sido completamente renovado, pueden verse las losetas limpias, del material original, cantera. No hay ninguna banca en la cual sentarse, tal vez porque hasta hace poco se estaba trabajando aquí. A los costados están colocados retablos originales, más de doscientos, pero entre ellos hay espacios vacíos, corresponden a los que han sido robados. Muchas pinturas de distintos pasajes bíblicos, arcángeles, los apóstoles, santos, la virgen María, Jesús. Todos encuadrados en tallas de cedro, a pesar de la antigüedad de la madera, todavía se percibe el aroma. También aquí hay algunos tramos que fueron restaurados y colocaron réplicas exactas usando la misma madera.

Al fondo a la derecha hay una capilla, en cuyo altar principal se encuentra un cristo tallado completamente en la piedra encajada en la pared, según nos explica el cuidador de la iglesia. La imagen se esculpió con tal precisión que parece que estuviera sobrepuesta. Al lado derecho del altar se encuentra el arcángel Gabriel, es una figura tallada detalladamente en madera, sin embargo su cabeza está descubierta, ha perdido su cabellera. Al costado derecho de esta capilla se encuentra una escalera que lleva a la torre. Es la escalera recta más larga y angosta que he visto dentro de una iglesia, desde la parte superior un rayo de luz del medio día la ilumina toda, curiosamente estamos en el momento exacto en que la luz entra perpendicularmente a la inclinación de la escalera, es un espectáculo único.

Volvemos a la nave principal, vemos que han sido robados varios retablos, santos, como en muchas otras iglesias y a pesar de ello, en este lugar donde he visto más retablos.
En la parte superior de la iglesia, justo sobre la entrada se encuentra el coro, desde abajo podemos mirar un órgano muy antiguo y que según nos dicen sólo es tocado durante la fiesta patronal que se celebra el 31 de mayo. El sonido debe ser impresionante dada la dimensión de la iglesia y su acústica.

Los cuidadores son gente del pueblo, tres señores mayores de sesenta años, su trabajo es voluntario, se considera un servicio social para su comunidad y el INAH no les proporciona ningún sueldo. Son indígenas campesinos sin escolaridad, pero con gran fluidez nos relatan la historia de su iglesia y de su pueblo. Uno de ellos dice que los retablos se perdieron justo cuando el encargado de la restauración, un extranjero estaba trabajando en la iglesia. Están seguros de que él tuvo que ver algo con ese extravío.
Ahora ellos están viejos y no saben qué pasará con su iglesia, no hay mucha gente que esté con la disponibilidad de cuidarla. La mayoría tiene que trabajar para ganarse el sustento. Es una época de carencia, no hay trabajo para todos, muchos pobladores tienen que emigrar a las ciudades grandes o al extranjero para encontrar un empleo.

Compramos algunas postales, posters y llaveros para llevar como recuerdo y nos despedimos con el alma llena de felicidad al contemplar la grandeza. Afuera hay un montón de tierra verde de la que se ha usado para las reparaciones, tomamos un poco de ella al tiempo que dejamos un poco de nuestro corazón aquí.



La siguiente parada es en la ciudad de Oaxaca, desde el cerro del fortin  podemos ver gran parte de la ciudad, elegimos comer cerca de ahí, en Santa María del Tule, en donde se encuentra ese árbol milenario de ahuehuete enorme cuya fama es mundial, entramos a un pequeño restaurant de comida típica. Nos ofrecen tlayudas, son tortillas tostadas de aproximadamente treinta centímetros de diámetro que se preparan con asiento de manteca de cerdo, frijoles, queso Oaxaca, chorizo, cecina, y salsa. También hay quesadillas de verde (un guisado local a base de verduras de ese color) y amarillo (guisado a base de chile guajillo, verduras y masa de maíz). Cada quien elige lo que quiere y pedimos una jarra de agua de fresa con mucho hielo, porque hace demasiado calor. En menos de veinte minutos devoramos todo.



Damos un breve recorrido por las tiendas turísticas y la iglesia donde se encuentra el famoso árbol del Tule, y continuamos hacia nuestro objetivo final.

Llegamos a las tres de la tarde, nos dan una afectuosa bienvenida. Nuestros familiares nos estaban esperando para comer, sin embargo hemos saciado nuestro apetito, nos disculpamos por no poder aceptar y les pedimos que ellos coman, pero dicen que prefieren llevarnos al mercado de artesanías y a las ruinas arqueológicas  de Mitla y posteriormente a Santiago Matatlán, lugar donde elaboran un excelente mezcal de fama mundial.



Volvemos a subir a las camionetas para hacer el recorrido. Cuando llegamos a Mitla, ya no es tiempo para acceder a la zona arqueológica, sin embargo en la parte de atrás de la iglesia, todavía queda parte de lo que fuera un templo prehispánico  sobre el que se construyó el actual templo católico. La construcción es del mismo estilo de las demás ruinas, pueden observarse los cortes precisos de los bloques y las grecas de las paredes. Ante la enorme dimensión y precisión en los cortes de los bloques, no puede evitarse, el preguntar ¿cómo y con qué hicieron esos cortes?, ¿cómo hicieron para trasladar las pesadas piedras que utilizaron?, ¿de dónde las trajeron?, y, ¿cómo lograron apilar unas sobre de otras con tal maestría? Preguntas todas, para las que los arqueólogos no han logrado encontrar respuestas.



En el mercado artesanal, compramos ropa, collares, pulseras, juguetes, bolsas, colchas, pequeños obsequios para nuestros familiares y amigos. La ropa que ahí se vende son verdaderas obras de arte, hechas en telares y bordados a mano, el algodón es teñido con plantas locales. Colores firmes y vistosos que llaman nuestra atención y no podemos dejar de admirar el trabajo tan elaborado y meticuloso de las mujeres que se dedican a esta labor.



Después de una hora nos dirigimos a Santiago Matatlán. Pueblo famoso por la elaboración del mezcal. En una casa ubicada a bordo de carretera, donde toda la familia se dedica a la producción y venta de este licor, podemos ver los trapiches en donde colocan las pencas de maguey para extraer el líquido. Nos explican cómo se realiza el proceso. Después nos llevan delante de un mostrador en donde se exhiben varias botellas de mezcal blanco y de sabor que ellos mismos elaboran. Hay de naranja, coco, chamoy, menta, piña, fresa, maracuyá, moka y mora. Nos ofrecen una prueba gratis del sabor de nuestra preferencia, en realidad tomamos prueba de todos los sabores, los cuales nos resultan francamente exquisitos. Entre pequeños tragos y bromas elegimos los que queremos llevar. Son cerca de las siete de la noche, empieza a sentirse el viento frío y en un ambiente de gran camaradería nos despedimos de los fabricantes, ellos y nuestros anfitriones son conocidos de varios años atrás. Su trato es cordial y amable, nos llevamos un grato recuerdo de ellos y un mezcal de excelente calidad.     

Llegamos a la casa finalmente, por turnos tomamos un baño mientras algunos comienzan a merendar, ha sido un día largo y de mucho aprendizaje. Pero todavía no es momento de descanso, pocas veces estamos juntos, así que las botellas de mezcal se van vaciando lentamente entre anécdotas y chistes. La charla se prolonga un poco más de la media noche cuando el cansancio triunfa sobre la algarabía. Ahora sí, tiempo de recuperar energías mañana es la fiesta.



LA TORMENTA



LA TORMENTA


El cielo se ilumina con relámpagos rojos sobre el horizonte gris. El viento suave y fresco de pronto se torna violento y furioso, su paso veloz produce un rugido al rosar las hojas del pino. Se levanta el polvo y las ramas que han caído de los árboles son arrastradas hasta quedar atoradas en algún sitio. Un remolino que se desplaza a gran velocidad de un lado a otro, como buscando algo, como un león desesperado.

Nubes oscuras y densas se acercan rápida y amenazadoramente  y sus contornos se iluminan con los relámpagos. A lo lejos veo las ramas de los árboles balancearse peligrosamente. Puertas y ventanas se azotan inesperadamente. La gente sale de sus casas, mira el cielo e implora compasión al creador. Las mujeres corren a tomar ceniza de sus fogones y con ella forman cruces en sus patios, encienden cirios benditos para alejar todo mal de su hogar. Los hombres lanzan cohetes o toman sus armas y lanzan disparos al aire, esperando espantar o deshacer las nubes con balas. 

Una vez que guardan las cosas que quieren proteger de la lluvia, entran en su casa y preparan sus velas por sí falla la luz eléctrica. La lluvia comienza con gotas enormes y heladas, pero en un breve instante arrecia borrando todo el horizonte. Al mismo tiempo se escucha el golpeteo del granizo al rebotar en el piso y las ventanas. Los techos de lámina intensifican el ruido de la lluvia y se escucha el viento arrastrando cosas y los árboles amenazando con derrumbarse. Las hojas de los árboles se desprenden violentamente por la furia con que el granizo les cae. Rápidamente se rompen  y al caer son arrastradas por ese río de agua que se formó en la calle.

El cielo está enojado, sus rayos se escuchan como rocas chocando en el cielo. El estruendo hace cimbrar el piso. Fugazmente los relámpagos producen un estallido de luz constante que lástima los ojos y desgarra el corazón de miedo. Se escucha como si el techo del mundo se cayera a pedazos. Vuelvo a ser una niña asustada que busca refugio mientras aguarda la calma.

Afuera se oye correr el agua en la barranca que se desborda inundando las calles, piedras, lodo, ramas, basura son arrastrados inevitablemente. Después de una hora de lluvia intensa, las nubes desaparecen. Poco a poco el cielo se limpia, una suave llovizna va dando paso a la claridad del cielo azul. Los pájaros revolotean contentos entre los árboles, cantan alegremente al tiempo que sacuden sus alas. Se posan sobre los cables de luz celebrando una  vez más la vida. Los niños escapan del cuidado de sus madres y salen alegres a ver el agua que corre en la barranca, a saltar en los charcos, a jugar con el lodo, a extender las manos abiertas hacia el cielo sintiendo caer las últimas gotas de lluvia.

Tras la tormenta, viene la sinfonía del canto de los sapos y los pájaros, del gotear de agua de los techos y árboles, de la risa alegre de los niños y del correr del agua en la barranca. La primera gran tormenta de la temporada, el preludio del renacer de la selva, el nuevo ciclo  de siembra de las milpas, el reverdecer de los cerros, el aroma a tierra mojada. Los techos y las calles limpias y brillantes, intensifican su color, se rejuvenecen y contrastan hermosamente con los vívidos colores de la naturaleza, con el follaje denso de las plantas.
En las calles, los insectos se arremolinan alrededor de la luz de los postes, su vuelo errático los lleva a chocar contra las paredes de las casas, muchos mueren, pero algunos de ellos dejarán la semilla para las siguientes generaciones.


Sólo una tormenta transforma el paisaje, el clima, el color, el olor y la vida del hombre.

SOLO VEO EL PASADO



SOLO VEO EL PASADO

Sólo veo el pasado a cada paso que doy.
Camino por el parque y veo la banca en que nos sentamos
Te recuerdo a ti, las cosas que hablamos.
Sigo mi camino pero un pedazo de mí, se ha quedado.

A cualquier hora del día, en la casa que compartimos
Me tropiezo con las cosas que te gustaban
Las películas que miramos juntos, tus zapatos,
Tus libros, tantas cosas que eran tuyas y mías.

El color de las paredes que elegimos ambos,
La hamaca que colgamos en el jardín
Para descansar en los días calurosos de verano
Hasta las plantas del jardín las escogimos los dos

Rompo los poemas que me escribiste en pequeños trozos
Los tiro al viento que también se llevó tus palabras
No quiero recordar las promesas que se rompieron
Quiero barrer todas tus palabras de mi alma.

Poco a poco me deshago de lo que era tuyo
Pero duele arrancar algo enraizado en mí
Cada día elijo deshacerme de algo
Pero ¿cómo me deshago de ésta que fui por ti?

Ni siquiera me gusta cómo me miro en el espejo.
Esa mirada ajena no se ve muy bien en mi rostro.
Esta tristeza que me pesa en la espalda me ahoga
Necesito encontrar esa que no te busca en mi espejo.

Ahora me deshago de todo lo que no me sirve
De lo que me mantiene atada a tu recuerdo
Transformo mi cara con un corte de pelo,
Compro otra ropa, otros zapatos y un perfume nuevo.


Busco caminos nuevos y lugares distintos
Con aroma a libertad y nuevos sueños.
Me siento, respiro profundo y lentamente
Espero sin prisa a que mi alma alcance mi cuerpo.



BANANA YOSHIMOTO_TSUGUMI


TSUGUMI
De Banana Yoshimoto

Una novela que de principio a fin es relatada en un estilo poético, con un lenguaje sencillo y directo, pero a la vez muy preciso. Una cualidad de la autora en esta y otras novelas es la manera en que logra que el lector pueda entender las motivaciones de los personajes. Poco a poco a través de su narrativa dibuja la personalidad de cada uno de ellos.

En esta historia, el personaje principal es una chica adolescente con un carácter fuerte y caprichoso, que es tolerada por sus familiares debido a una enfermedad crónica que continuamente la sume en episodios dolorosos.  Tsugumi no puede llevar una vida normal debido a sus recaídas constantes. Ella enfrenta la vida de un modo sarcástico, Son frecuentes sus comentarios hirientes y burlones hacia los demás pero también hacía sí misma. Es la forma como ella esconde su vulnerabilidad y evita que los demás puedan tener una interacción profunda con ella, y quizás es también, la manera como evita caer en la autocompasión y tratar de disfrutar un poco de la vida.

A través de las características tan peculiares de la protagonista, la autora cuenta una historia que si bien en su trama puede ser común (una chica adolescente que experimenta el amor por primera vez), adquiere matices especiales e intensos en la forma de relatarse. A pesar de su carácter caprichoso, Tsugumi es una joven con gran fortaleza, consciente de sus acciones y es capaz de reconocer cuando ha rebasado los límites de los demás. Inteligente y atrevida, vive bajo su propia lógica,  tal vez porque sus recaídas constantes le hacen tener presente que su existencia pende frágilmente de un hilo. 

 Si bien el personaje es alguien que padece una enfermedad crónica, la autora no centra su narrativa en esos episodios. Llama la atención el detalle con que se describe la playa, su olor, las olas, el viento, los contrastes que producen los rayos de sol en verano y otoño. Se percibe una nostalgia a lo largo de toda la novela, por la vida pacífica y tranquila a la orilla del mar. No es una historia del dolor y la depresión, sino de cómo disfrutar la vida a pesar del dolor.


Un final alentador, donde la protagonista a partir de una experiencia cercana a la muerte, reconsidera su trato a los demás, y su decisión de vivir de un modo menos defensivo y tal vez, con un poco de dulzura.