LA CANCION SIN MÚSICA
La canción sin música, la flor sin aroma, la alegría sin risa, el viento sin alas, la luz sin calor, el pastel sin cereza, eso fui para ti, una comida sin sabor, una belleza de hielo, un mar sin movimiento. Algo sin esencia, sin valor, sin ilusión, sin deseo. Por eso estabas siempre de mal humor a mi lado, y mi sola presencia, fue un tormento.
Pero tus palabras vacías de significado decían lo contrario, exaltaban tu amor, tu lealtad, tu admiración, tu respeto y tu cuidado, cosas todas, que en realidad sólo fueron palabras, pero palabras muy convincentes, capaces de sostener una historia de amor que no existió. Porque sí, eres el rey de las mentiras, de la simulación, de las apariencias, de la hipocresía y de las promesas nunca cumplidas.
Más, más y más, siempre exigiendo más a cambio de nada, queriendo pagar con promesas que ya no tenían valor y después de quedarte sin moneda de cambio, cuando las palabras ya no podían disfrazar la realidad, vino la falsificación, los ataques en la oscuridad, la difamación, las mentiras a diestra y siniestra para ocultar la traición, el robo, la infidelidad, el abuso. Y al final todo se transformó en una sola cosa, traición, traición, traición, en todos los sentidos y de todas las maneras posibles, más allá de lo imaginable, explicable o comprensible.
Porque no se puede comprender que alguien que recibió lealtad, amor, apoyo, soporte, cuidados, confianza y los más valiosos regalos que puede dar una pareja, sea capaz de corresponder con traición, abuso, traición, mentira. engaño y traición. Una traición extensiva a tu propio hijo y a tu familia y la mia, sin escapar siquiera los amigos cercanos.
Ciertamente hay que estar demasiado podrido, por dentro, por fuera, por arriba, por abajo y por cada uno de los lados para no ser capaz de ver donde sí hay amor. Y para sustituir al amor con la pasión y la lujuria, y para cometer actos innombrables persiguiendo ese espejismo. Debe ser porque el olor a podredumbre lo contamina todo, debe ser porque la paranoia distorsiona la percepción de la realidad, y entonces puede verse podrido absolutamente todo, aún la más deliciosa cereza.
Y por leyes de la vida lo podrido no puede estar con lo bello, saludable, feliz y amoroso, así que la vida, dios, el destino, el karma o la casualidad se encargan de separarlo y cada cosa se va a donde le corresponde. Esa es la razón, por la que ahora estoy aquí, muy lejos de la podredumbre, la maldad y la oscuridad.
Me alegro de liberarme de lo que parecía ser un diamante, y resultó ni siquiera ser cristal.
Me alegro de no escuchar más palabras huecas y falsas dichas con una mala intención. Prefiero mi verdad de lo que soy, amor.
Me alegro de todo mi espacio libre, que no tengo que compartir con alguien que me trata con fastidio y malas palabras.
Me alegro y disfruto de mi orden que nadie perturba, de decorar y organizar todo a mi gusto.
Me alegro y agradezco de dormir en mi cama sin escuchar ronquidos de alguien que me destapa en una noche helada, sin consideración.
Cuando fui niña tuve que soportar la tortura constante de alguien que me repitió que nadie me iba a querer. Es un gusto decirle, aunque físicamente no esté presente, que nunca estuvo más equivocado, porque me quiero yo. Me quiero más allá de lo que nadie jamás va a quererme.
Así que no, hace mucho que yo no mendigo ni suplico amor, una persona como yo, no puede ser valorada fácilmente por la gente común. Y no, no extraño a nadie, menos a quien nunca estuvo a la altura de mi amor.
Me amo y disfruto estar conmigo, bebo y como lo que me gusta a la hora que decido. Voy y vengo a donde y con quien quiero y me compro lo que me gusta, me preparo mi comida favorita, me tomo una cerveza o una copa de vino mientras veo una película, me meto a la tina de baño o cocino, sin prisas.
¿Qué puede salir mal, cuando se quiere a uno mismo? Si alguien se va de mi lado, entre muchas otras cosas, por no beber alcohol hasta perderme de borracha, pues adelante, que encuentre su borracha, porque yo no me convertiré en lo que no quiero ser, para darle gusto a nadie. Porque yo no necesito alcohol para socializar, o para olvidarme de mis penas o para hacer cosas que de otra forma no haría. Puedo ser feliz, cantar, bailar, reír, disfrutar sin una gota de alcohol.
No soy de los que ahogan sus tristezas con exceso de bebidas, porque no necesito ahogar mis tristezas, permito que la escritura y las lágrimas se lleven el dolor y el desencanto. Y me recuerdo que no me debo hacer expectativas sobre nadie ni apegarme a las cosas y a las personas, porque todo alguna vez se va, de una u otra manera y cuando esto pasa, cosas y personas nuevas llegan y la vida sigue, día con día, minuto a minuto.
Así que, a seguir andando, a estar con quien aprecia y ama mi compañía, a poner distancia de las personas mentirosas, malvadas y abusivas. Nunca más en mi vida querer aferrarme a nadie. Bien claro tuve siempre lo diferente que soy a los demás, por eso no me esfuerzo en ser como nadie, solo soy yo, con mi fragilidad, mi miedo, mi discapacidad, que nunca han sido un impedimento para hacer tantas cosas, a pesar de todas las dificultades que conlleva. Al contrario, son mi motivación constante para no rendirme, para estar siempre aprendiendo y experimentando cosas nuevas, para ser y hacer mi mejor versión.
Porque la verdad, mi canción no es sin música, mis ojos brillan, mis labios ríen, mis manos escriben y pintan, mis pies caminan y bailan, mi cerebro crea y admira la belleza del mundo, mi corazón late y ama con fuerza. Me queda mucho para reír, y celebrar al lado de un hijo maravilloso, así que, la fiesta no ha terminado y la luz sigue brillando en mi corazón.
La canción sin música, la flor sin aroma, la alegría sin risa, el viento sin alas, la luz sin calor, el pastel sin cereza, eso fui para ti, una comida sin sabor, una belleza de hielo, un mar sin movimiento. Algo sin esencia, sin valor, sin ilusión, sin deseo. Por eso estabas siempre de mal humor a mi lado, y mi sola presencia, fue un tormento.
Pero tus palabras vacías de significado decían lo contrario, exaltaban tu amor, tu lealtad, tu admiración, tu respeto y tu cuidado, cosas todas, que en realidad sólo fueron palabras, pero palabras muy convincentes, capaces de sostener una historia de amor que no existió. Porque sí, eres el rey de las mentiras, de la simulación, de las apariencias, de la hipocresía y de las promesas nunca cumplidas.
Más, más y más, siempre exigiendo más a cambio de nada, queriendo pagar con promesas que ya no tenían valor y después de quedarte sin moneda de cambio, cuando las palabras ya no podían disfrazar la realidad, vino la falsificación, los ataques en la oscuridad, la difamación, las mentiras a diestra y siniestra para ocultar la traición, el robo, la infidelidad, el abuso. Y al final todo se transformó en una sola cosa, traición, traición, traición, en todos los sentidos y de todas las maneras posibles, más allá de lo imaginable, explicable o comprensible.
Porque no se puede comprender que alguien que recibió lealtad, amor, apoyo, soporte, cuidados, confianza y los más valiosos regalos que puede dar una pareja, sea capaz de corresponder con traición, abuso, traición, mentira. engaño y traición. Una traición extensiva a tu propio hijo y a tu familia y la mia, sin escapar siquiera los amigos cercanos.
Ciertamente hay que estar demasiado podrido, por dentro, por fuera, por arriba, por abajo y por cada uno de los lados para no ser capaz de ver donde sí hay amor. Y para sustituir al amor con la pasión y la lujuria, y para cometer actos innombrables persiguiendo ese espejismo. Debe ser porque el olor a podredumbre lo contamina todo, debe ser porque la paranoia distorsiona la percepción de la realidad, y entonces puede verse podrido absolutamente todo, aún la más deliciosa cereza.
Y por leyes de la vida lo podrido no puede estar con lo bello, saludable, feliz y amoroso, así que la vida, dios, el destino, el karma o la casualidad se encargan de separarlo y cada cosa se va a donde le corresponde. Esa es la razón, por la que ahora estoy aquí, muy lejos de la podredumbre, la maldad y la oscuridad.
Me alegro de liberarme de lo que parecía ser un diamante, y resultó ni siquiera ser cristal.
Me alegro de no escuchar más palabras huecas y falsas dichas con una mala intención. Prefiero mi verdad de lo que soy, amor.
Me alegro de todo mi espacio libre, que no tengo que compartir con alguien que me trata con fastidio y malas palabras.
Me alegro y disfruto de mi orden que nadie perturba, de decorar y organizar todo a mi gusto.
Me alegro y agradezco de dormir en mi cama sin escuchar ronquidos de alguien que me destapa en una noche helada, sin consideración.
Cuando fui niña tuve que soportar la tortura constante de alguien que me repitió que nadie me iba a querer. Es un gusto decirle, aunque físicamente no esté presente, que nunca estuvo más equivocado, porque me quiero yo. Me quiero más allá de lo que nadie jamás va a quererme.
Así que no, hace mucho que yo no mendigo ni suplico amor, una persona como yo, no puede ser valorada fácilmente por la gente común. Y no, no extraño a nadie, menos a quien nunca estuvo a la altura de mi amor.
Me amo y disfruto estar conmigo, bebo y como lo que me gusta a la hora que decido. Voy y vengo a donde y con quien quiero y me compro lo que me gusta, me preparo mi comida favorita, me tomo una cerveza o una copa de vino mientras veo una película, me meto a la tina de baño o cocino, sin prisas.
¿Qué puede salir mal, cuando se quiere a uno mismo? Si alguien se va de mi lado, entre muchas otras cosas, por no beber alcohol hasta perderme de borracha, pues adelante, que encuentre su borracha, porque yo no me convertiré en lo que no quiero ser, para darle gusto a nadie. Porque yo no necesito alcohol para socializar, o para olvidarme de mis penas o para hacer cosas que de otra forma no haría. Puedo ser feliz, cantar, bailar, reír, disfrutar sin una gota de alcohol.
No soy de los que ahogan sus tristezas con exceso de bebidas, porque no necesito ahogar mis tristezas, permito que la escritura y las lágrimas se lleven el dolor y el desencanto. Y me recuerdo que no me debo hacer expectativas sobre nadie ni apegarme a las cosas y a las personas, porque todo alguna vez se va, de una u otra manera y cuando esto pasa, cosas y personas nuevas llegan y la vida sigue, día con día, minuto a minuto.
Así que, a seguir andando, a estar con quien aprecia y ama mi compañía, a poner distancia de las personas mentirosas, malvadas y abusivas. Nunca más en mi vida querer aferrarme a nadie. Bien claro tuve siempre lo diferente que soy a los demás, por eso no me esfuerzo en ser como nadie, solo soy yo, con mi fragilidad, mi miedo, mi discapacidad, que nunca han sido un impedimento para hacer tantas cosas, a pesar de todas las dificultades que conlleva. Al contrario, son mi motivación constante para no rendirme, para estar siempre aprendiendo y experimentando cosas nuevas, para ser y hacer mi mejor versión.
Porque la verdad, mi canción no es sin música, mis ojos brillan, mis labios ríen, mis manos escriben y pintan, mis pies caminan y bailan, mi cerebro crea y admira la belleza del mundo, mi corazón late y ama con fuerza. Me queda mucho para reír, y celebrar al lado de un hijo maravilloso, así que, la fiesta no ha terminado y la luz sigue brillando en mi corazón.
La canción sin música, la flor sin aroma, la alegría sin risa, el viento sin alas, la luz sin calor, el pastel sin cereza, eso fui para ti, una comida sin sabor, una belleza de hielo, un mar sin movimiento. Algo sin esencia, sin valor, sin ilusión, sin deseo. Por eso estabas siempre de mal humor a mi lado, y mi sola presencia, fue un tormento.
Pero tus palabras vacías de significado decían lo contrario, exaltaban tu amor, tu lealtad, tu admiración, tu respeto y tu cuidado, cosas todas, que en realidad sólo fueron palabras, pero palabras muy convincentes, capaces de sostener una historia de amor que no existió. Porque sí, eres el rey de las mentiras, de la simulación, de las apariencias, de la hipocresía y de las promesas nunca cumplidas.
Más, más y más, siempre exigiendo más a cambio de nada, queriendo pagar con promesas que ya no tenían valor y después de quedarte sin moneda de cambio, cuando las palabras ya no podían disfrazar la realidad, vino la falsificación, los ataques en la oscuridad, la difamación, las mentiras a diestra y siniestra para ocultar la traición, el robo, la infidelidad, el abuso. Y al final todo se transformó en una sola cosa, traición, traición, traición, en todos los sentidos y de todas las maneras posibles, más allá de lo imaginable, explicable o comprensible.
Porque no se puede comprender que alguien que recibió lealtad, amor, apoyo, soporte, cuidados, confianza y los más valiosos regalos que puede dar una pareja, sea capaz de corresponder con traición, abuso, traición, mentira. engaño y traición. Una traición extensiva a tu propio hijo y a tu familia y la mia, sin escapar siquiera los amigos cercanos.
Ciertamente hay que estar demasiado podrido, por dentro, por fuera, por arriba, por abajo y por cada uno de los lados para no ser capaz de ver donde sí hay amor. Y para sustituir al amor con la pasión y la lujuria, y para cometer actos innombrables persiguiendo ese espejismo. Debe ser porque el olor a podredumbre lo contamina todo, debe ser porque la paranoia distorsiona la percepción de la realidad, y entonces puede verse podrido absolutamente todo, aún la más deliciosa cereza.
Y por leyes de la vida lo podrido no puede estar con lo bello, saludable, feliz y amoroso, así que la vida, dios, el destino, el karma o la casualidad se encargan de separarlo y cada cosa se va a donde le corresponde. Esa es la razón, por la que ahora estoy aquí, muy lejos de la podredumbre, la maldad y la oscuridad.
Me alegro de liberarme de lo que parecía ser un diamante, y resultó ni siquiera ser cristal.
Me alegro de no escuchar más palabras huecas y falsas dichas con una mala intención. Prefiero mi verdad de lo que soy, amor.
Me alegro de todo mi espacio libre, que no tengo que compartir con alguien que me trata con fastidio y malas palabras.
Me alegro y disfruto de mi orden que nadie perturba, de decorar y organizar todo a mi gusto.
Me alegro y agradezco de dormir en mi cama sin escuchar ronquidos de alguien que me destapa en una noche helada, sin consideración.
Cuando fui niña tuve que soportar la tortura constante de alguien que me repitió que nadie me iba a querer. Es un gusto decirle, aunque físicamente no esté presente, que nunca estuvo más equivocado, porque me quiero yo. Me quiero más allá de lo que nadie jamás va a quererme.
Así que no, hace mucho que yo no mendigo ni suplico amor, una persona como yo, no puede ser valorada fácilmente por la gente común. Y no, no extraño a nadie, menos a quien nunca estuvo a la altura de mi amor.
Me amo y disfruto estar conmigo, bebo y como lo que me gusta a la hora que decido. Voy y vengo a donde y con quien quiero y me compro lo que me gusta, me preparo mi comida favorita, me tomo una cerveza o una copa de vino mientras veo una película, me meto a la tina de baño o cocino, sin prisas.
¿Qué puede salir mal, cuando se quiere a uno mismo? Si alguien se va de mi lado, entre muchas otras cosas, por no beber alcohol hasta perderme de borracha, pues adelante, que encuentre su borracha, porque yo no me convertiré en lo que no quiero ser, para darle gusto a nadie. Porque yo no necesito alcohol para socializar, o para olvidarme de mis penas o para hacer cosas que de otra forma no haría. Puedo ser feliz, cantar, bailar, reír, disfrutar sin una gota de alcohol.
No soy de los que ahogan sus tristezas con exceso de bebidas, porque no necesito ahogar mis tristezas, permito que la escritura y las lágrimas se lleven el dolor y el desencanto. Y me recuerdo que no me debo hacer expectativas sobre nadie ni apegarme a las cosas y a las personas, porque todo alguna vez se va, de una u otra manera y cuando esto pasa, cosas y personas nuevas llegan y la vida sigue, día con día, minuto a minuto.
Así que, a seguir andando, a estar con quien aprecia y ama mi compañía, a poner distancia de las personas mentirosas, malvadas y abusivas. Nunca más en mi vida querer aferrarme a nadie. Bien claro tuve siempre lo diferente que soy a los demás, por eso no me esfuerzo en ser como nadie, solo soy yo, con mi fragilidad, mi miedo, mi discapacidad, que nunca han sido un impedimento para hacer tantas cosas, a pesar de todas las dificultades que conlleva. Al contrario, son mi motivación constante para no rendirme, para estar siempre aprendiendo y experimentando cosas nuevas, para ser y hacer mi mejor versión.
Porque la verdad, mi canción no es sin música, mis ojos brillan, mis labios ríen, mis manos escriben y pintan, mis pies caminan y bailan, mi cerebro crea y admira la belleza del mundo, mi corazón late y ama con fuerza. Me queda mucho para reír, y celebrar al lado de un hijo maravilloso, así que, la fiesta no ha terminado y la luz sigue brillando en mi corazón.
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