CARTA A MIS LECTORES X
Diciembre de 2021
Un año más en este planeta, sobreviviendo a
las circunstancias. Un año que se pasó mientras resolvía las cosas urgentes de
la vida, y aunque escribí un poco, no lo publiqué, me digo que fue por falta
de tiempo, pero no, no es así, fue porque
me habitaba el desencanto, el hastío, la frustración, la falta de opciones para
mejorar la economía, para poder adquirir
una computadora que no tengo, y que llegado este fin de año sigo sin tener. No
quise transmitir esos sentimientos, alguna vez, escuche decir, que; si no hay
nada bueno que decir, entonces no hay que decir nada, es mejor guardar
silencio. Y me he quedado en silencio por mucho tiempo.
Con esto no quiero decir que no hay nada bueno
en estos tiempos y en este mundo, no lo pienso así, aunque por momentos todo lo
que acontece parezca demostrar que nada está bien.
Hace años fui una niña solitaria que se
sentaba en una roca en las noches tibias a mirar tintiliar las estrellas, en
esa lejana luz que se tornaba por momentos rojas, imagine otra niña mirando
hacia mi estrella. Y estoy segura que no era sólo una niña la que miraba mi
estrella, sino tantas niñas como estrellas hay en el universo. Esa certeza que
he encontrado en un lugar dentro de mí, es la que me dice que este planeta está
cambiando para ser mejor, un cambio lento y quizás esto es lo que confunde a
muchos, incluida yo misma, el ver que las cosas no son como antes y seguimos
tratando de retomar la vida tal como siempre había sido.
Para algunos ha habido cambios drásticos, la
pérdida de familiares, amigos, trabajo, y el desencanto ha sido tal que hay
quienes no lo soportaron más, otros se llenaron de pánico ante un virus que
muta constantemente y se han quedado encerrados con el propósito de evitar el
contagio, algunos más, salen al mundo, usando, máscaras, cubrebocas, guantes, y esterilizando constantemente
manos, dinero, cubrebocas. Pero creo, una mayoría, acepta la vida como es, como
lo que siempre ha sido, pero de lo que no teníamos conciencia, un regalo que en
cualquier instante podemos perder, pero que al final esto, no depende por
completo de nosotros, sino de un poder superior.
Y mientras he visto morir a gente más joven y
que parecía más sana que yo, me pregunto, ¿para qué, estoy aquí? Las respuestas
llegan de distintas fuentes, para ser una motivación, un ejemplo, para levantar
al mundo con la magia de mis palabras, para sanar el alma de algunos seres,
para compartir mis palabras, mis ilusiones, mis historias, para crear mundos
fantásticos, para ver los milagros que dios hace en mÍ cada día y para seguir
caminando mientras literalmente, él me sostiene (de verdad, no pueden imaginar
cuan literal esto es).
Y mientras sé que en la lejana distancia, las
sensaciones de las palabras escritas tocan en lo profundo del corazón de quienes
requieren de esas palabras, agradezco a
dios por permitiré ese don y esa magia,
y a pesar de no haber publicado, mis
lectores siguen leyendo lo ya escrito. Así que sí volveré a escribir. Pero
quiero compartirles que me he iniciado en el arte del dibujo y la pintura, aún y cuando apenas estoy conociendo este
mundo, les mostraré mis dibujos. Como todo, comencé sin saber si tenía talento
para ello, aún no sé si lo tengo, pero como la escritura la inicie también como
un recurso que me permitiera aclarar mis ideas y expresar mis pensamientos, sin
imaginar ni remotamente con toda la gente que un día me leería y apreciaría mis
escritos, la pintura es otra forma de expresión y más allá de ser o no una
buena pintora, es un modo de conectar conmigo misma.
Les mando mis mejores deseos, y mucha
fortaleza para todos los momentos dificíles que la vida nos pone. Deseo
que puedan encontrar en sus corazones el amor de dios, porque entonces no
importará lo que pase fuera, sabrán que todo está bien a pesar de todo.
Gracias, gracias, gracias. Atenea de bosque