LOS PRIMEROS NACIDOS
En un lejano planeta, más
allá de las estrellas visibles al ojo humano, se desarrolla la más avanzada de
las civilizaciones de todas cuantas existen en el universo. Los humanos son
incapaces de llegar a ella por sus propios medios, pues su tecnología es tan
primitiva en relación a la de los primeros nacidos, tal como ellos se nombran a
sí mismos. Seres tan evolucionados, cuyo desarrollo tecnológico es impensable
para la mente humana. Conocedores de la evolución del universo, de la existencia
de los distintos planetas y de los habitantes que hay en algunos de ellos,
conocedores de las leyes que gobiernan la materia y el espacio, se desplazan
hacia cualquier punto del universo sin ningún problema.
Ellos son nuestros
hermanos mayores, fueron nacidos hace millones de años, mucho antes de que este
planeta Gaia existiera, respetuosos de la evolución que cada ser vivo debe
alcanzar como especie y como individuo, observan el desarrollo de los distintos
seres habitantes de varios planetas. Los humanos de este planeta considerado
como una civilización joven, todavía en estado primitivo, pues su forma de vida
y tecnología se basa en la depredación de los animales y naturaleza, cuya forma
de energía depende de la materia fósil, como el petróleo y de la cual no se
tiene control alguno.
Como hermanos mayores
sabios observan el desarrollo de los humanos. Tienen un registro de cada una de
las acciones que cada individuo realiza y a veces, cuando lo consideran
prudente, se comunican con los que tienen la capacidad de entender que la vida
no es privativa de este planeta. Su propósito es hallar a los seres más
evolucionados de cada planeta y confirmarles que la grandeza de dios y del
universo, no tiene fronteras, guiarlos a emprender acciones que permitan una
evolución más rápida y favorable para todo el planeta.
Como observadores del
universo, han visto florecer y extinguirse muchas civilizaciones.
Civilizaciones creadas por seres que nunca comprendieron su lugar en el cosmos
y la creación, que nunca descubrieron el poder que les otorgó su creador. El
poder de crear lo impensable. Han visto a varias civilizaciones destruirse a sí
mismas, cegadas por el poder y la avaricia de los habitantes que tenían el
control del planeta. Una y otra vez, destruirse hasta la extinción total. Y
volvieron a sembrar vida en los planetas habitables, una y otra vez, esperando
que la semilla de amor, sembrada en el corazón de cada ser, brotara y guiara la
evolución. Pero no siempre ha terminado así.
Dicen que hace millones de
años, mucho antes de la existencia del hombre, este planeta había sido habitado
ya por otros seres, los cuales dejaron constancia de su existencia en
construcciones monumentales que han sido descubiertas recientemente, y que
muestran el uso de una tecnología muy superior a la que el hombre más avanzado
de la civilización actual, no ha podido alcanzar. Vestigios que no encajan con
la historia oficial y que evidencian que la realidad es mucho más amplia de lo
que la mente humana es capaz de concebir.
Algunos seres humanos han
comenzado a darse cuenta de que la historia humana sobre la creación de la vida
en este planeta no es lo que parece. Y algunos de ellos, que han sido
contactados por los primeros nacidos, han sido invitados a visitar los planetas
que habitan. A bordo de sus naves cruzan
enormes distancias en pocas horas, se les muestran sus bellas e impecables
construcciones, con materiales desconocidos en la tierra. Formas de energía y
tecnología que los genios de este planeta, aún no pueden concebir. Incluso
algunos de ellos han sido obsequiados con algún regalo que prueba la veracidad
de su viaje, pues les dan algún material que no existe en el planeta tierra y a
pesar de ello, la mayoría de los humanos permanecen incrédulos.
Actualmente, algunos humanos
se han dejado guiar por seres de planetas lejanos, pues existen seres en
distintas y lejanas galaxias, muchas de las cuáles se han desarrollado más que
la nuestra, siendo posible que incursionen en este planeta, sin ningún problema
y dejando ver sus naves cada vez con mayor frecuencia. Desde hace tiempo
comenzaron su contacto con algunos seres humanos en distintos lugares del
planeta para ayudarle a comprender su propia grandeza y lugar en el cosmos. Y para
favorecer un desarrollo positivo de la humanidad han dado ciertos conocimientos
que permitan crear mejores condiciones de vida. Sin embargo, muchos de estos
conocimientos han sido ignorados y hasta ocultados por no ser convenientes a
las clases sociales en el poder.
Pero cada vez, su presencia
es más difícil de esconder. Con frecuencia surcan los cielos muy cerca de la
tierra y algunos de ellos, incluso se han mezclado entre los humanos, sin que
nadie pueda notar diferencia alguna, logrando interactuar con un mayor número
de personas, para transmitirles conocimientos en distintas áreas, otorgándoles
dones para sanar a otros seres humanos o enseñándoles a desarrollar habilidades
que nuestra civilización considera sobrehumanas, pero que en planetas más
avanzados son de lo más natural.
Los primeros nacidos,
quienes llegaron a un estado de evolución superior a través de miles de
millones de años, alguna vez también experimentaron la codicia, el odio, el
miedo, la envidia, todas las emociones negativas que alberga el ser humano,
hasta que comprendieron el dolor y el daño que causaba en su realidad. Cuando
finalmente lo comprendieron y dejaron estas emociones y sentimientos negativos,
fueron capaces de crear un mundo armónico, lleno de amor y abundancia, el cual
quieren compartir con todos los seres del universo, por lo que desde hace
millones de años, cuando este planeta aún no estaba habitado, ellos ya viajaban
a lugares distantes, dispuestos a ayudar, a guiar a lo que ellos llaman sus
hermanos menores. Su avanzada civilización, tiene como uno de sus principios
fundamentales, el ayudar a sus hermanos menores, que es como ellos nos
consideran a nosotros y a los habitantes de otros planetas menos desarrollados
que el suyo.
Sus naves surcan los
cielos a cualquier hora del día, y a pesar de ello, no son visibles para todos
los humanos, pues la mayoría, aún no está listo para verlos. Su frecuencia
vibratoria es mucho mayor que la de los habitantes de este planeta, de ahí la
dificultad para ser visibles para todos. Sólo siendo capaz de controlar las emociones
negativas humanas, que son las que han creado el mundo caótico, violento, donde
una gran mayoría vive en la pobreza, los seres humanos pueden aspirar a crear
un mundo de abundancia y amor para todos. Ellos lo saben, porque han podido
hacerlo desde hace millones de años.
Los primeros nacidos,
libres del egoísmo, codicia, odio, envidia, conscientes de su naturaleza
espiritual, dispuestos a ayudar a este planeta, mismo que ha aumentado su
frecuencia vibratoria, se hacen cada vez más presentes. Muchas de sus enormes
naves suspendidas en el cielo, en las noches oscuras, camuflados con las
estrellas del universo, pasan desapercibidas para la mayoría de los humanos,
pero no para quienes han aprendido a observar con cuidado la cúpula celeste.
Ellos están ahí, esperando
a que el humano mire de verdad el inmenso cielo, esperando que el humano, abra
su corazón y descubra la grandeza que lleva dentro, que es la misma que existe
en el cosmos. Han ofrecido pruebas reales de su existencia, pero el humano
manipulado no ha podido creerlas. Porque el humano teme por naturaleza lo
desconocido, aun cuando no hay nada que temer. No son invasores ni pretenden
controlar o destruir la humanidad, pues eso podrían haberlo hecho desde hace
mucho y en cualquier momento de nuestra existencia, porque tecnológicamente son
muy superiores. Ellos están en el cielo
atentos, esperando que levantes la vista y los descubras.
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