lunes, 30 de abril de 2018

LETO



Leto


En una pequeña casa muy cerca de la montaña, con un enorme árbol de amate sobre un peñazco vive una hermosa familia desde  hace mucho tiempo. Si bien la casa, apenas tiene lo necesario para vivir, el ambiente es muy agradable. Pues esa pequeña casa parece haber sido esculpida para  encajar perfectamente dentro del paisaje. Y a pesar del escaso terreno que conforma el patio ahí se dan cita toda clase de animales silvestres.



Por entre las ramas de los árboles los pájaros, palomas y colibríes, entre las flores, las abejas, avispas, mariposas y otros insectos, entre las rocas las lagartijas, iguanas, quijis, salamandras, serpientes y aún insectos muy venenosos como araña capulina, violinista,  alacranes, vinagrillos, cienpies y hormigas. Entre las plantas han constuido su hogar grillos, tijerillas, grillos, saltamontes. Y una ardilla voladora, muy pequeña de color amarillo se pasea entre las ramas de los distintos arboles. Las iguanas toman el sol recostadas en el peñazco o comen los frutos de los arboles.

Y por la noche, llegan los tlacuaches, hurones, mapaches, tejones, y conejos. Todos ellos se acercan furtivamente y en silencio, buscando beber agua y comer los restos de verdura que todos los días los habitantes de la casa, les dejan en un rincón del patio. Así que ellos esperan con paciencia, cuando la quietud del sueño mantiene el silencio en toda la casa. Y los murciélagos sobrevuelan entre las ramas del amate, atrapando tantos insectos como pueden, pero también cuando hay fruta en los árboles la muerden.

Por la mañana, muy temprano, aún antes de que el sol se asome, los pájaros llegan y se posan sobre el árbol del mora a recoger los jugosos y dulces frutos. Los pequeños pajaros verdines que han construido su nido en las ramas de bambú revolotean y cantan alegremente durante todo el día, ellos son los habitantes permanentes. Un osado pájaro saltaparedes entra despreocupadamente a las habitaciones de la casa, buscando un lugar en donde construir su nido, pero no encuentra un lugar adecuado y las hojas y ramas que trae para su construcción se cae una y otra vez, hasta que finalmente desiste de instalarse dentro de la casa.

Un par de palomas cafés, constantemente bajan y caminan en el patio, su objetivo, es el plato de comida de la única mascota de la casa, un perro amarillo y de ojos verdes, llamado leto. Sí su nombre proviene del protagonista de la novela de ciencia ficción, Dune. Es un guardián feroz, todos lo han visto corretear a los tlacuaches, las ardillas, los pollos, las iguanas, los gatos y cualquier otro perro que ose acercarse.



Leto es un animal muy fiel y cuidadoso de su familia. Está siempre pendiente de sus amos y a dónde ellos van, él va detrás cuidándolos, y toma su papel muy en serio, como ninguna otra mascota antes lo ha hecho. A veces, tiene problemas para cuidar a sus tres amos, sobre todo cuando van a caminar al campo y se apartan momentáneamente, siguiendo distintas bifurcaciones del camino. Leto se angustia terriblemente, de no poder tener a los tres en el mismo sitio, para vigilarlos al mismo tiempo, entonces, corre con uno y con otro, tratando de no perder de vista a ninguno, va y viene continuamente, intentando estar con los tres a la vez.

Es cómico la desesperación del perro, por cuidarlos a todos, está con uno, y ve a los otros insistentemente. Y entonces manifiesta su desaprobacion, con gruñidos que intentan ser un lenguaje, o una forma de comunicación, llama a uno y a otro,   y sobre todo cuando alguién se aleja un poco más, quedando fuera de su vista. Todo parece indicar que Leto, en lugar de sentirse la mascota de la familia, se siente en jefe, pues parece regañar a todos por separarse o alejarse.

Todos los días se levanta temprano y va al campo con su dueño, es su actividad favorita. Moviendo la cola alegremente camina al lado del caballo. Como un buen perro, cuida también de los animales domésticos de la casa. Durante el día es común verlo echado sobre la tierra vigilando a los borregos o el caballo. Por la noche, cuando su pequeño amo sube a su habitación, él sube detrás de él y se acuesta a la entrada de su puerta. Se duerme, pero siempre está alerta, si escucha algún ruido de algún animal acercándose de inmediato sale a ladrar y si se ha acercado demasiado lo ahuyenta.

Cuando la familia sale de la casa, él se queda a la entrada y si alguién se acerca, de inmediato se hiergue en franca postura de ataque y gruñe y muestra los dientes para advertir que nadie pasará mientras esté él. Ahí se queda, esperando el regreso de sus amos y en cuanto los ve acercarse, sale corriendo a recibirlos con elocuentes gestos de alegría, saltando y moviendo la cola y juntos llegan todos  a la casa.

Es  un perro feliz, que ama y cuida a su familia, que la defiende de los peligros. Alguna vez, al acompañar a una caminata por el cerro a su dueña, ella estuvo a punto de ser atacada por un par de perros que parecían ir solos. Pero leto, está siempre alerta, en cuanto escuchó el gruñido de los perros, llegó corriendo velozmente y se lanzó con ferocidad sobre los agresores, los correteó y pudo escucharse que los mordió mientras los obligaba a irse. De inmediato volvió con su dueña a verificar que todo estuviera bien. Generalmente cuando salen a caminar por el campo, él va delante de ella, vigilando que no exista ninguna amenaza. Si escucha aproximarse a alguna persona, se coloca frente a su dueña para protegerla y lanza un gruñido, espera un gesto que le indique si tiene que atacar o no. El obedece a su dueña, pero se echa sobre el suelo, cerca de ella, alerta siempre.



Leto cuida a toda la famila, pero en especial a su dueña a quien sigue cuando la ve dirigirse al campo. No está dispuesto a compartir el cuidado y cariño de sus amos, cuando alguna otra mascota se acerca a sus amos, él se atraviesa y se coloca al lado de ellos, para demostrar su pertenencia. Alguna vez, otro pequeño perro fue llevado  a la casa, desde entonces, él se negó a entrar, estuvo muy enojado por mucho tiempo. Seguía cuidando a sus amos cada vez que salían, pero se negaba a entrar a la casa y a comer. Así estuvo por muchos días, hasta que finalmente aceptó al otro perro.

Así es leto, un perro amarillo de ojos verdes, cuidadoso y defensor de sus amos, pero que no está dispuesto a compartirlos con nadie.


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