martes, 31 de mayo de 2016

LA CIUDAD BLANCA



LA CIUDAD BLANCA

Hace muchos millones de años comenzó la vida en este planeta. El hombre mismo ignora desde cuándo su especie comenzó a dominar la naturaleza. Algunos exploradores, arqueólogos e historiadores han encontrado restos de civilizaciones de las que se tiene poca o nada de información. Miles de leyendas en el mundo hablan de enormes ciudades antiguas que alguna vez, formaron grandes imperios. Ciudades en las selvas, excavadas entre las rocas o incluso, vestigios que hoy se encuentran en el fondo del mar.

Pero las leyendas sobre enormes civilizaciones más avanzadas que la nuestra no pertenecen al pasado. Hoy día, muchos hombres y mujeres afirman ser testigos y haber estado en ciudades más modernas que las que habitamos. Personas que relatan haber viajado a planetas lejanos a bordo de veloces naves extraterrestres, incluso,  algunos viajeros han traido consigo alguna muestra de la existencia de esos lugares. Objetos que no dejan lugar a dudas, pues no existen en nuestro planeta. Piedras y metales, son principalmente la muestra.

Pero no todas las ciudades modernas pertenecen al pasado o a mundos lejanos, pues hay varias personas que afirman haber estado dentro de nuestro planeta, en una de ellas.

Cuentan que en ciertos lugares de los bosques, montañas, selvas, mares y lagos de este planeta se encuentran varias entradas secretas a la ciudad más perfecta jamás imaginada por el ser humano. Es una enorme ciudad habitada desde hace miles de años. Algunos hombres la han visto, han estado dentro de ella y han convivido con sus habitantes, y más aún; algunos se han quedado a vivir en su interior para siempre, desapareciendo de la faz de la tierra.

Dicen que esta enorme y ultramoderna ciudad fue consturida aún antes de que el ser humano habitara este planeta.Su diseño y construcción en nada se parece a nuestras más modernas ciudades, pues los seres humanos son incapaces de realizar este tipo de construcción. La ciudad blanca, tal como ha sido nombrada por los humanos que la han visitado, debe su nombre a que está siempre iluminada. Aunque a simple vista, no se ve cómo puede ser esto posible, pues no aparecen sistemas de iluminación, ni de cableado. Pareciera  que la luz es completamente natural y que de alguna manera simplemente existe en las cosas mismas.

Algunas personas que han estado ahì, dicen que esta ciudad se encuentra en lo más profundo de la tierra, ahí en donde nosotros creemos imposible la vida. Pero sus habitantes cuentan con la tecnología y los conocimientos para hacer habitable hasta el más inhóspito de los lugares. Dicen que en el centro de la tierra hay un sol, que brilla permanentemente, por lo cual, la noche simplemente no existe. Y que es precisamente el sol  interno, lo que hace que todo esté iluminado siempre y lo que produce la gravedad de la tierra.

Pocos son los humanos que han encontrado alguna de las entradas por simple casualidad y que se han atrevido a entrar y explorar. Pues la verdad es que estan perfectamente disimuladas en medio de la naturaleza. He aquí la historia de un hombre que consiguió entrar a la ciudad...



Un día, un cazador, cansado de perseguir una presa que finalmente se le escapó, apoyó su mano sobre una enorme piedra, la cual al instante comenzó a deslizarse hacia su costado. Al perder su punto de apoyo,estuvo a punto de caer al suelo, y al dirigir su mirada hacia abajo tratando de no golpearse, vio ante sí una entrada por la que descendía una enorme escalera de caracol que parecía no tener fin.

El cazador sorprendido y temeroso miró al interior apenas iluminado tenuemente con los rayos del sol.  Pensó que no era posible que en ese lugar tan alejado de su pueblo pudiera existir nada construido. Por varios años había transitado por ese camino, en busca de sus presas, sin que jamás hubiera notado nada distinto del paisaje del bosque. Pero ahora,  de pronto, estaban frente a él,  esas escaleras. A pesar de su miedo, avanzó unos cuantos pasos para tratar de mirar hacia el fondo, aunque más tardó en hacerlo, antes de darse cuenta   que no era sensato adentrarse a un lugar desconocido sin algo para iluminarse, así que decidió volver sobre sus pasos, y pensó en  volver otro día con todo lo necesario para explorar el sitio.

Pasaron algunos días, antes de que decidiera platicar  a uno de sus mejores amigos lo que había encontrado. Al escucharlo, su amigo también se sintió intrigado por el hallazgo, y los dos decidieron ir juntos a explorar el lugar. Se prepararon con lámparas e hilos para marcar los sitios por los que irían pasando y poder dejar señales para saber por donde regresar. Llevando consigo agua y un poco de comida seca, se lanzaron a la aventura.



Los dos hombres iniciaron su recorrido muy temprano,  cerca de medio día llegaron a la entrada, y con gran cautela comenzaron el descenso. No era la primera vez que exploraban algo desconocido, pues en sus tiempos de juventud, habían tenido la pasión de buscar tesoros. Sabían qué precauciones tomar para no correr tantos riesgos. Habían avanzado unos cuantos pasos, pues aún podían mirar el resplandor de la entrada, cuando de pronto ante sus propios ojos, todo se iluminó como por arte de magia. Ante ellos apareció una interminable escalera en forma de caracol que descendía sin que se pudiera ver el fondo. Sorprendidos por la luz que los iluminaba continuaron el descenso. Al llegar a piso firme, caminaron mucho tiempo, sin saber cuanto, pues sin ver el sol no tenían referencia alguna para calcular la hora. La iluminación era siempre igual.

Después de un gran rato tomaron un descanso. El ver todo iluminado parecía darles la seguridad de que no corrían ningún peligro. Siguieron avanzando hasta que finalmente llegaron a un gran espacio abierto, no se veía el techo de ninguna caverna. Lo cual parecía contradictorio pues se habían metido a una, por la escalera. Era como si fuese de día, pero la luz no era intensa, pues no dañaba los ojos, ni se sentía calor. La temperatura parecía perfecta. Había muchas plantas, todas desconocidas, pero de follaje muy abundante y de hojas plateadas, y  blancas.

Caminaron por un buen rato hasta que sintieron hambre, entonces comieron parte de las provisiones que habían llevado consigo. De entre las plantas observaron pequeños animales voladores con alas de colores brillantes, y entonces, se percataron de algo inusual: que aún los animales que no tenían alas podían flotar en el espacio. Por supuesto, se quedaron estupefactos ante esto. ¿cómo podían ellos flotar?



Siguieron avanzando por lo que era un amplio camino, no había nada que aparentara ser peligroso. De vez en cuando oían el murmullo que hace el agua cuando corre por un río o cae por una cascada. Agua completamente transparente dejaba ver el fondo del arroyo,  hasta la más minúscula de las piedrecillas era visible. Caminaron mucho tiempo hasta que su cuerpo empezó a sentir el cansancio. Habían estado avanzando por mucho tiempo, sin detenerse, maravillados por lo que veían, que no habían dormido, entonces decidieron  hacerlo a la orilla del camino.

Durmieron sobre el suelo, que para su desconcierto que era más suave que el suelo de la superficie terrestre.  Durmieron y descansaron todo el tiempo que quisieron sin que nada los molestara. Después de varias horas reanudaron su camino. No sabían cuanto tiempo llevaban ahí. Desde que iniciaran su recorrido habían comido tres veces,  cuando su cuerpo les pedía alimento, pero fuera de eso, no tenían mayor referencia.

Continuaron avanzando, y  durmieron tres veces más, hasta que llegaron a un lugar en donde vieron construcciones metálicas enormes. Había también pilares de piedras de colores o cristales. Enormes pilares brillantes sostenían bóvedas de lo que parecían ser templos, pues se veían a muchas personas reunidas en ellos.



Algunos iban y venían, otros simplemente estaban sentados. Pero todos vestían ropa sencilla de color claro. Entonces pudieron ver que muchos de ellos al desplazarse no tocaban el piso, más bien parecían flotar sobre él.  Ninguno de ellos usaba calzado. Eran escasos los que en realidad caminaban. Fuera de esto, en apariencia nada podía distinguir a los unos de los otros. Observaron por un buen rato, hasta que una voz a su lado les preguntó que hacían ahí.

Había una persona que les estaba hablando aunque no veían que moviera los labios. Se asombraron de ver esto, y más asombrados estuvieron de escuchar una voz contestaba las preguntas, aún sin que ellos las hicieran. Sin mover los labios les daba las respuestas, parecía adivinarles el pensamiento. Fue sorprendente que respondiera a todo lo que se le preguntaba. Esa persona no mostraba estar sorprendido por la presencia de los dos hombres. Parecía que él no tenía ninguna curiosidad sobre los visitantes. La respuesta les llegó pronto. Ellos sabían de sobra todo acerca del hombre que habita en la superficie terrestre.

Fueron invitados a recorrer la ciudad, la cual por cierto era enorme, y todas sus preguntas fueron respondidas. Aunque para los visitantes no era posible entender todo que les decían. Pues dentro de la ciudad, vieron cosas que jamás habían visto, ni imaginado. Todo funcionaba de manera perfecta y sin el menor ruido. Los habitantes se comunicaban entre sí, a través del pensamiento, y parecían estar siempre de acuerdo entre ellos. Pero, ¿Quiénes eran ellos?

Se nombraron a sí mismos los guardianes del planeta.  Seres muy avanzados cuyo propósito  es cuidar de la evolución de la humanidad y si el hombre lo permite,  ayudarle a vivir en mayor armonía con la naturaleza del planeta. Parte de sus funciones es mantener la integridad del planeta. Son ellos quienes se encargan de que planetas, estrellas o cuerpos externos no se impacten con la tierra. También han evitado que grandes volcanes hagan erupción en gran magnitud, sobre todo si están cerca de las ciudades más grandes. Pueden evitar o reducir a lo mínimo catástrofes naturales. Y en algunos casos han auxiliado a los hombres que quedan atrapados entre los escombros cuando se producen derrumbes por terremotos. También ha sucedido que ayudan a ciertas personas cuando están en situaciones de peligro y después simplemente desaparecen silenciosamente como si fueran fantasmas.

Ellos habitan en lo más profundo de la tierra desde hace millones de años, pero no están solamente aquí, sino que continuamente viajan a otros planetas en su labor de cuidado y supervisión. Viajan en naves interestelares a velocidades extraordinarias, pues sus naves no requieren de los combustibles fósiles que usamos los humanos, porque ellos usan los elementos  que se encuentran en el espacio, los cuáles son capaces de hacer producir energía rompiendo su núcleo.



Continuamente sus naves atraviesan el espacio terrestre, se adentran por el mar, o los enormes cráteres de los volcanes. El fuego que hay dentro de ellos, no es problema, pues sus naves están hechas de metales especiales que no se incendian. Naves elaboradas con metales de otros planetas y que incluso deben permanecer a temperaturas elevadas para lograr mantener su campo magnético y gravitatorio. Es por ello que cuando ellos viajan dentro de las naves usan trajes especiales que los protegen  del calor  y la radiación de los metales.

Sus naves viajan a velocidades inconcebibles para nosotros, lo que hace también imposible de ser vistas para la mayoría de los humanos. Cuando se acercan a la tierra y están a punto de adentrarse a las profundidades disminuyen su velocidad, y es entonces, que pueden ser visibles para el ojo humano, pero tan sólo por ese momento. Llegan al centro de la tierra a través de lagos cráteres, volcanes y puertas que ellos tienen para entrar y salir desde hace miles de años.

Los guardianes de la tierra son físicamente tan parecidos a nosotros, que algunos llegan a vivir entre los humanos por algunas temporadas, sin que nadie pueda percatarse de ellos. Es para ellos tan fácil adaptarse y actuar como nosotros, pues  conocen todo sobre nuestra civilización y son capaces de leernos el pensamiento. Saben de su misión para con el hombre, no tienen ningún interés de invadir nuestro planeta  o dominar y esclavizar a la raza humana. Pues para ellos sería tan fácil hacerlo, el hombre simplemente está indefenso ante su tecnología.  Su nivel evolutivo es muy superior al nuestro. Su conocimiento está más allá de la raza humana, somos sólo una de las especies a las que vigilan y guían en los distintos planetas habitados.

 Algunos de los inventos del hombre han sido guiados por ellos, quienes sutilmente introducen información para que él hombre pueda desarrollar ciertas creaciones. Tratan de guiar a la humanidad hacia un mejor desarrollo, enseñando el cuidado de la tierra, de la naturaleza. Incluso algunos de ellos han establecido contacto con seres humanos especialmente perceptivos para enseñarles y guiarles en técnicas de sanación que han sido utilizadas por otras civilizaciones ancestrales, incluso de otros planetas. Sanadores con energía y piedras.



A veces, los que habitan entre nosotros, llegan a formar pareja con algunos humanos, nunca tienen descendencia con ninguno de ellos, pues no les está permitido hacerlo. Respetan a la raza humana, la vigilan y la ayudan. Algunos han llegado a convivir con los humanos por muchos años, cambiándose de lugar para vivir. Y cuando deciden irse simplemente desaparecen sin decir nada, sin dejar rastro de hacia donde se fueron. Son muy cautelosos y herméticos, hablan lo menos posible para pasar desapercibidos.

Ellos están aquí desde siempre, desde la creación misma de la humanidad, guiando sutilmente al hombre, tratando de encaminarlo hacia lo más adecuado para el planeta y la vida misma. Cuando algún humano visita su ciudad es bien recibido y todas sus preguntas son respondidas, aunque para el hombre no sea posible comprender toda la información que se le da. Quienes han estado ahí, comprenden que el ser humano es pequeño, ignorante y demasiado primitivo en relación a otras civilizaciones interplanetarias. Todo cuanto hemos creado e inventado en nuestro planeta ha sido ya creado en planetas lejanos. Civilizaciones que también han perecido por errores como los nuestros, seres que destruyen la vida. Que toman de la naturaleza mucho más de lo que necesitan.

Y así estos dos hombres conversaron largamente con aquél pacífico ser, que pacientemente les respondió a sus preguntas. Recorrieron la ciudad, cuya belleza es casi imposible de describir pues nuestros más hermosos jardines son nada en relación a la belleza que ellos pueden crear. Disfrutaron de la hospitalidad de sus anfitriones, sin percatarse de cuanto tiempo había pasado. Y al mirar la magnificencia de esta civilización se sintieron inmensamente pequeños.

Salieron con mucho pesar en sus corazones, pues en realidad era muy grato estar en ese lugar, ellos hubieran deseado permanecer más tiempo ahí, pero sabían que afuera su familia los estaba esperando, que estarían preocupados por ellos. Los llevaron a la salida para que no tuvieran que caminar más y una vez fuera de la caverna, sintieron que habían estado en un mundo muy distinto.



Retomaron el camino a su pueblo. Cuando encontraron a sus conocidos todos se sorprendieron de verlos sanos y salvos, pues tenía dos meses que se habían desaparecido sin que hubieran podido encontrar una señal que indicara a dónde habían ido. Les preguntaron donde habían estado todo ese tiempo sin comunicarse con su familia. Y ellos no supieron que responder. Pues estaban en perfecta salud y aún llevaban parte de las provisiones que habían llevado consigo.

Tiempo después se animaron a contar la historia de esa hermosa ciudad blanca, y por supuesto, nadie les creyó. Algunos dijeron que el vagar tanto tiempo por el campo les había hecho perder la cordura. Otros dijeron que tal vez, habían consumido hongos alucinógenos. Y aún cuando ellos estuvieron dispuestos a mostrar la entrada por donde llegaron a la ciudad blanca, no pudieron hacerlo. Pues cuando llegaron a ese lugar, simplemente, no estaba. Los guardianes habían sellado esa entrada.




Pero en otros lugares, otras entradas a la ciudad blanca existen, quizás si miras bien,  si escuchas con atención mientras caminas por el campo, alguna vez te encuentres con una de ellas. O quizás cerca de ti, está un guardián del  planeta viviendo. Pero no temas, no está aquí para hacerte daño, sino para ayudar a ti y al planeta.

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