LA INVENCION DEL GARROTE.
Hace
miles años, cuando el hombre aún no sabía que era hombre, se comportaba como
todos los seres salvajes del planeta. Su vida consistía en hacer solamente lo
que hacen todos los animales: comer, dormir, sobrevivir y reproducirse. No era
consciente de su existencia, no se preguntaba por el sentido de la vida, ni por
su origen. Todas sus acciones estaban guiadas por el instinto. La meta de cada
día, era solamente: llegar vivo al siguiente día.
Y esto hoy parecería algo ridículo y hasta de
risa, pero en aquél tiempo, la tierra estaba habitada por enormes depredadores
salvajes, y el hombre era uno de sus
platillos favoritos. Y él no tenía
ningún medio para enfrentarlos o defenderse de ellos. Así que, cuando el
anochecer se acercaba, los hombres se apresuraban a buscar refugio en las
cuevas de la montaña y en las más altas ramas de los árboles. Y en uno de esos
días en que el hombre estaba encaramado sobre un árbol muy alto, debajo de él
pasó una manada de grandes felinos dientes de sable. Justo en ese momento, una
rama del árbol se desprendió para caer sobre la cabeza de uno de ellos. Al
instante el animal cayó muerto sobre el suelo, con la cabeza sangrante. La
manada se detuvo, lo olfateo, y cuando comprobó que no se levantaría más, se
fue.
El
hombre asustado miraba al enorme tigre, temiendo que aún pudiera pararse. Después
de algunas horas de esperar cautelosamente, decidió bajar. Con gran
detenimiento observó al felino
derribado, miró su cabeza rota, y sobre ella la rama. De súbito comprendió que
la rama era un objeto que podía matar con un certero golpe. Comprendió el
alcance de su descubrimiento. Tomó la rama y volvió a azotarla sobre la cabeza
del tigre comprobando que nuevamente se le rompía. Saltó de gusto, al tiempo
que comenzaba a golpear con la rama el tronco del árbol y comprobaba su
resistencia.
Más
tarde, se escondió detrás de unas rocas, acechando el paso de un ciervo que vio
venir a lo lejos. Cuando pasó a su lado,
descargó sobre él, un fuerte golpe con la rama del árbol. Al momento cayó el
ciervo muerto a sus pies.
Y así, fue la historia del primer cazador, que inventó el uso del garrote como primer arma.
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