jueves, 29 de noviembre de 2018

CARAVANAS

 CARAVANAS



Desde el mes de octubre pasado, ciudadanos hondureños comenzaron un viaje hacia la frontera de México con Estados Unidos. A su paso por países vecinos, se unieron más centroamericanos y fue en los primeros días del mes de noviembre que llegaron a la frontera sur de México y Guatemala, lugar que no posee un muro fronterizo, apenas unas vallas, pues desde hace muchos años ciudadanos de ambos países circulan sin mucho problema por ahí.

Los medios publicitarios llamaron a estos miles de personas caravana de inmigrantes, los cuales, se dice, venían determinados a cruzar el muro que separa a los estados Unidos de México y los países latinoamericanos, que no tienen el mismo desarrollo económico que el líder capitalista.


No es la primera vez que cientos de migrantes ilegales, hacen este recorrido por México en pos de alcanzar el sueño americano, y tener una mejor calidad de vida. Pues las condiciones sociales, políticas, económicas, la corrupción y saqueo de estos países, también es histórica. Condiciones que se han agravado por el narcotráfico, inseguridad, violencia, extorsión y secuestros, haciendo que la vida de millones de seres humanos de varios países en este continente sea miserable, y en muchas ocasiones completamente inhumanas. Hasta aquí todo parece ser normal, emigrantes, que buscan mejores condiciones de vidas.


Pero a lo largo de estos días, surgen una serie de anomalías que la ciudadanía mexicana no ha pasado por alto. Por ejemplo, por qué, el presidente más represor de la historia de este país, que no dudo en desaparecer a 43 estudiantes normalistas, deja libremente entrar a esta “caravana”, despliega tantos recursos económicos para que tengan a su disposición, albergues, comida, colchonetas, cobijas, transporte, atención médica. Atenciones todas, que no ha tenido con los ciudadanos mexicanos, como es el caso de todos los desplazados de los estados de Guerrero y Chiapas, que se han visto obligados a dejar sus lugares de residencia que les han sido arrebatados por grupos delictivos.


Si bien, el problema de los desplazados indígenas de sus comunidades, inició desde el 2005, en este año en que se ha agravado más desde el mes de septiembre. El gobierno mexicano no hizo ningún intento de frenar el avance de estos grupos de centroamericanos, apenas si hubo una simulación de resistencia. Pero con quien sí utilizó gases lacrimógenos y balas fue con los desplazados de este país que se manifestaron en Tuxtla Gutiérrez. Para la caravana de inmigrantes, se tenían listos albergues, y comida, a cada lugar en que de antemano se sabía iban a llegar. Para los desplazados chiapanecos y de guerrero en muchos lugares no hay nada, apenas la ayuda que algunos grupos religiosos han logrado recaudar. Acampan en el campo o lugares al aire libre, improvisando techos con plásticos.


Seis mil integrantes, se calcula que conformaron la primera “caravana” y a lo largo de su recorrido por el país, se han evidenciado muchos de ellos, como personas que en realidad no están en condiciones de pobreza extrema, pues algunos, rechazan la comida que se les ofrece, como ocurrió en Oaxaca, en donde aventaron la comida a mujeres indígenas, sin tomar en cuenta, que ese estado ha sido uno de los más afectado no sólo por los terremotos del año pasado, sino también porque históricamente es uno de los más pobres. Los inmigrantes, exigen salir de los refugios, para pedir dinero en las calles y comprarse comida y bebida a su gusto, causan disturbios, desorden y desperdician comida, ropa, todo lo que no les gusta. A su paso quedan lugares llenos de basura, pues sin importar el esfuerzo con que se les brindan todas las atenciones que para ellos son pocas, son incapaces de corresponder por lo menos, poniendo la basura en su lugar.

Por si esto no fuera suficiente para merecer el enojo de muchos mexicanos, algunos de sus líderes hacen declaraciones claramente provocativas, hacia la gente de este país, del que han recibido cobijo y ayuda.


Por las redes circulan ya infinidad de memes, canciones, caricaturas sobre estos inmigrantes que creen merecerlo todo y de manera gratuita. Han circulado también por la red videos en donde se muestran que reciben dinero de algunas personas. Resulta evidente que este movimiento ha sido financiado, pues de qué otra manera, puede explicarse toda la ayuda que los gobiernos han dado en sus estados, cuando es de sobra conocido por los mexicanos, el saqueo que muchos gobiernos hacen en situaciones de tragedia, con recursos económicos que están destinados a damnificados. Solo por citar un caso reciente, el de los colchones que un ayudante municipal, en Culiacán Sinaloa, entrego a damnificados por la tormenta tropical el pasado mes de septiembre, los cuales estaban en pésimas condiciones, pues tenían un fétido olor, estaban, húmedos y al ser abiertos por los ciudadanos pudo constatarse que eran viejos, estaban llenos de sangre, orines y a saber qué, otras cosas más y sólo habían sido forrados para que exteriormente parecieran nuevos.


El gobierno federal, no frenó el paso de los inmigrantes en la frontera sur, y ahora sigue gastando recursos en mantener a la “caravana”, la cual ya muchos llaman invasores, con qué propósito. Para entregar un país con más problemas de los que ya tiene. En Tijuana una parte de la población se manifiesta en desacuerdo con su estancia.

Por otra parte, los líderes de la caravana se han mostrado en muchos momentos con exigencias, uno de ellos, al llegar a la frontera y ver que son rechazados, declaró que los trajeron con engaños, diciéndoles que, al llegar a la frontera con Estados Unidos, los estarían esperando representantes de países como España, Francia, Canadá y del mismo Estados Unidos, para ofrecerles trabajo. Pero la realidad es que están hacinados en los albergues que no son suficientes, pues siguen llegando las siguientes caravanas. Aunque Tijuana tiene refugios para migrantes desde hace mucho tiempo, precisamente por ser un paso fronterizo y una ciudad de migrantes, no está preparada para tal cantidad de personas.

Se habla de que Pueblos sin fronteras se encargarían de tramitar visas, aunque nadie dice abiertamente quien les hizo tales promesas. La situación se complica, a una primera caravana de seis mil personas se agregan los que van llegando, siendo actualmente nueve mil. Los riesgos sanitarios son altos, debido al hacinamiento y a las bajas temperaturas propias de la zona en temporada invernal. El alcalde de la ciudad ha declarado no tener más recursos para dar refugio y comida para toda esta gente, pues al día se gastan treinta mil dólares.

Justo ahora es que se requiere el apoyo de todas las organizaciones que los incitaron a tomar esta decisión de recorrer todo el país mexicano, para llegar a la frontera de un país que no tiene, ni ha tenido la intención de recibirlos. Pues la política de Trump, desde antes de asumir la presidencia ha sido precisamente de rechazo a los latinos, siendo que cada día se deportan muchos de ellos, que por muchos años habían estado viviendo en ese país y trabajando. Es claro que el paso Estados Unidos no es una opción como lo han demostrado el recibimiento con gas lacrimógeno y balas de goma que el ejército fronterizo no dudó en utilizar contra todo tipo de personas.


 Y mientras miles de dólares al día, se gastan en la manutención de estas “caravanas”, los indígenas nativos de este país avanzan en su propia caravana, como desplazados de su propia tierra, sin apoyo, sin ayuda, completamente invisibles para los gobiernos estatales y federal. Sus derechos humanos son ignorados y pisoteados por el mismo gobierno. Sus líderes que defienden su tierra son asesinados, como el caso del Sr. Julián  Carrillo Martínez, el 24 de octubre de este año,  por oponerse a la tala inmoderada de los bosques y defender los derechos del pueblo rarámuri de Chihuahua.


Como es también el caso del señor Abraham Hernández González, coordinador regional del Comité por la Defensa de los Derechos Indígenas (CODEDI), organización cuyo propósito es la defensa de los derechos de los pueblos indígenas. El defensor zapoteco, fue privado de su libertad el día 17 de julio de 2018, alrededor de las 11:30 horas, por un grupo personas armadas y encapuchadas en la localidad de Salchi, en el municipio de San Pedro Pochutla, Oaxaca. Después de varias horas fue encontrado muerto. Estos los casos más recientes, pero no los únicos, pues de acuerdo al informe “La esperanza no se agota”, de la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos, en México, se han documentado 106 asesinatos y 81 desapariciones de personas defensoras de los Derechos Humanos en el último sexenio.



El gobierno priísta está determinado a heredar al próximo presidente, la mayor cantidad de problemas posibles.

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