sábado, 31 de marzo de 2018

HIJOS DE LAS ESTRELLAS


HIJOS DE LAS ESTRELLAS



Hace muchos, muchos años, una muy evolucionada civilización visitó este hermoso y exuberante planeta, ellos eran habitantes de una lejana estrella, por miles de años habían estado observando al hombre primitivo, que en aquélla época, apenas tenía los conocimientos más básicos para su sobrevivencia.




Ese hombre no se cuestionaba por su existencia, pues no tenía capacidad para hacerlo, su pensamiento era primitivo, limitado a las cuestiones más inmediatas del entorno, pero en su mirada profunda, los habitantes de la lejana estrella, miraron un gran potencial de evolución. Ellos viajaban periódicamente a las distintas galaxias del universo, eran conocedores de los planetas habitados y de los seres que en ellos vivían. Alguna vez, en un lejano planeta, había descubierto la misma mirada, de los humanos, y con toda la sabiduría y conocimiento que poseían sobre el origen y evolución de los seres vivos, habían ayudado en aquéllos planetas para un desarrollo más acelerado de aquéllos seres.

La tierra, no sería la excepción, cuando vieron que el hombre tenía posibilidades de evolucionar, decidieron ampliar los límites de su conciencia, entonces con su tecnología tan avanzada, hicieron en el ADN de los humanos las modificaciones necesarias para que fuera capaz de aprendizajes más complejos y de ser auto reflexivo. Algunas leyendas de tribus antiguas recogen este momento metafóricamente, y en la biblia se habla del fruto del árbol del conocimiento que probaron el hombre y la mujer. Millones de años después algunas religiones, construidas por el hombre con intenciones de manipular al ser humano, darían a esta historia un sentido perverso, culpando a la mujer de desobediencia hacia al creador.

Pero la historia es muy distinta, una historia que por miles de años ha permanecido en la oscuridad, con el propósito de subyugar a la mujer e impedir el crecimiento de la humanidad. En aquél tiempo, el hombre nuevo, aprendía directamente de grandes maestras, ellas eran las mujeres sacerdotisas de su civilización y quienes decidieron permanecer en este planeta para guiar a los humanos. Pero el conocimiento que ellas transmitían no se refería a la tecnología, pues esto era algo que el hombre tendría que aprender por sí mismo. Ellas enseñaban al hombre sobre su origen divino, sobre su conexión con el universo y con todo lo que existe. Sobre la conciencia del universo, del planeta, de la relación del hombre con ellos.

Muchas tribus antiguas fueron guiadas por las maestras de aquella estrella y sus conocimientos fueron transmitidos a las mujeres de cada tribu, pues ellas siempre han sido las más indicadas para recibirlos. Ellas, por ser las creadoras de vida, por su natural capacidad de ser más intuitivas y compasivas hacia los demás. Ellas fueron las mejores guías y maestras en sus tribus, las cuales se regían por un gran respeto a la naturaleza y a la madre tierra. Se enseñaba al hombre su lugar dentro de la creación, un ser íntimamente relacionado con todo y parte de lo mismo. El hombre lo comprendía, sabía que algunos animales y plantas fueron creados para su propia alimentación, pero no se ufanaba de ello, ni se sentía superior. No, aquél hombre consciente, respetaba y agradecía a estas plantas y animales que estuvieran ahí para alimentarlo.

Cada vez que el hombre requería de ellos para su sobrevivencia, los tomaba con respeto y ellos lo sabían y colaboraban. Así, el hombre sabía que si requería de la carne de un búfalo, conejo, ave, jabalí o venado, tenía que hacérselo saber. Entonces acudía con las chámanas de la tribu, quienes tenían una relación y comunicación con todos los seres y les preguntaban en dónde debían ir a buscar al animal, y ellas se los decían. Ellas hablaban con el alma del animal, para que acudiera al llamado y ofrendar su vida para la alimentación de la tribu. Los hombres, antes de salir de cacería, hacían un ritual, para pedir la ayuda y protección del gran creador, que ellos llamaban el gran espíritu. Cantaban y danzaban al ritmo de los tambores, para entrar en armonía con los elementos de la naturaleza y dar su agradecimiento.

Ellos salían en busca de su alimento, el cual siempre encontraban en el lugar indicado, tomaban su vida y le agradecían al espíritu del animal. Antes de alimentarse tomaban una porción del animal y la ofrendaban a los espíritus de la naturaleza, pues ellos sabían que las plantas, los árboles, las montañas, el agua, el viento, todos eran elementos conscientes a quienes debía respetar y estar en armonía con ellos. Así, nunca tomaba más de lo estrictamente necesario, consciente del equilibrio que debía mantener, ocupaban absolutamente todo lo que era el animal, no sólo su carne comestible, sino también su piel, para abrigo y calzado, los tendones y huesos para herramientas de trabajo o de caza. Algunas tribus aisladas en este planeta, hoy en día, todavía siguen estas costumbres, lo que les ha permitido sobrevivir en entornos hostiles con éxito, además de preservar sus recursos naturales, sin causar la devastación.

Las maestras de la lejana estrella, brindaron sus conocimientos y las primeras mujeres conscientes lo recibieron, pero algunos hombres, quisieron tener el poder y el control de las cosas e inventaron el mal, el mal a quien pusieron un nombre y acusaron a las mujeres de dejarse guiar por ese mal. Y empezaron a hacer cosas que creaban desarmonía, que rompían la conexión con la naturaleza y la madre tierra y entonces, cuando consultaban a las mujeres chamanas para que les dijera a donde ir de cacería, ellos rompían el equilibrio, y el animal no se presentaba, el viento enfurecía, se creaban tormentas y ellos, culpaban a la chamana del mal clima. Algunas chamanas fueron expulsadas de sus tribus, o quemadas.

Y así, los hombres condenaron a las mujeres de todo mal, y fueron condenadas a la exclusión, persecución y muerte. Poco a poco ellos fueron tomando el control de todo y las mujeres perdieron todo su poder. Algunas tribus recordaron su conexión con todo lo que existe, el respeto que le deben a la naturaleza, que es la fuente de vida, para todos los seres vivos, pero la mayoría de los hombres lo olvidaron, se sintieron superiores a todos y a todo lo que existe y su violencia y su codicia no tuvo límite, destruyeron civilizaciones enteras, sólo para tener el control de los recursos naturales que poseían, comenzaron a tomar mucho más de lo que se necesitaba para vivir, olvidaron el respeto, el agradecimiento, olvidaron incluso los rituales y su conexión con el creador.

Las sociedades dirigidas completamente por hombres se volvieron codiciosas y formaron ejércitos para sojuzgar otros pueblos y naciones, para apoderarse de sus riquezas, y por miles de años su forma de vida se basó en el poder sobre otros. Olvidaron la sabiduría, la compasión, el amor, todas las enseñanzas que sus padres originales y maestras de las estrellas habían dado a las mujeres para que se gobernaran con ellas y pudieran mantener el equilibrio con el planeta.

Los padres de las estrellas, miraron al hombre hacer, lo que hombres de civilizaciones ancestrales ya habían hecho alguna vez y que los llevó a la extinción. Algunas tribus de la presente civilización, recogen ese conocimiento, como parte de sus  mitos, así, los mayas, los hopis y otros, hablan de las extintas civilizaciones, que la historia oficial se niega a considerar a pesar de tantas evidencias, que demuestran que hubo anteriormente, civilizaciones que tuvieron tecnología más avanzada que la actual.

Parecía que esta civilización se auto-exterminaría como  las anteriores, pero algunos cambios, abrieron la posibilidad de una evolución mayor y entonces, los padres de las estrellas comenzaron a hacer cambios en la energía de la tierra para incrementar la posibilidad del humano actual del crear una sociedad más evolucionada, como ya la hay en otros planetas habitados. Los humanos que tienen conocimiento de esto, trabajan  difundiendo el mensaje, dando a conocer la información que reciben de aquéllos seres altamente evolucionados, pero los humanos que se benefician de vieja forma de energía y de vida, que tienen el control y poder de las sociedades, tratan de evitar el cambio, creando el caos a través de la desinformación y la manipulación, pues quieren que el hombre común siga ignorando su verdadero origen y su poder, su capacidad  de crear algo mejor para todos.

Pero hoy, la energía planetaria esta lista para recuperar y reintegrar el poder de la naturaleza femenina que fue excluido de todo lo que gobierna el planeta. Algunos humanos están contactando con su poder interno a través de su intuición, hombres y mujeres que empiezan a guiarse y tomar decisiones importantes, basadas en la sabiduría, la compasión y el amor. El reto es enorme, pues la energía dominante quiere perpetuarse y seguir teniendo el control.

Si alguna vez, escuchaste una voz, que no supiste de dónde provenía pero que era la respuesta que necesitabas, no lo dudes, esa voz provenía de tu interior, de tu conexión con los maestros superiores que se comunican contigo para tu mejor bien. Esa voz llena de sabiduría, contiene todas las respuestas que necesitas, pero tienes que aprender a escucharla mejor, a estar en paz y  quietud para oírla claramente. Los que tienen el poder y control no quieren que la escuches, te dirán que estás loco, que estás poseído por una entidad maligna, te desacreditarán de cualquier modo, porque no quieren que la escuches, pues saben el poder que tiene, saben que cuando el ser humano se guíe por el amor, la compasión y la sabiduría que hay dentro de cada uno, ellos no tendrán más poder.

Ahora han creado el mayor caos, para que tu no escuches dentro de ti, para que te distraigas con el caos y ruido externo, ellos harán todo lo posible porque todo continúe como está, te llenarán de pánico si lo permites, no quieren que uses el poder superior que tienes. Y tienen la manera de hacerlo, porque el mal se difunde en un segundo, pero el bien la mayoría de las veces pasa desapercibido. Te harán creer que tus buenas acciones son irrelevantes, y algunas veces te harán sentir un tonto, porque eliges hacer el bien, cuando otros, a todas luces hacen el mal y se enriquecen a sí mismos a costa de los demás. Pero debes saber que no eres el único que siente compasión y amor por los demás, una gran cantidad de seres humanos han comprendido y se mantienen firmes realizando acciones de beneficio común.  

Los habitantes de las estrellas vinieron hace miles de años, hicieron las modificaciones en el adn de los humanos para permitirle una mayor evolución y aprendizaje, ahora volvieron para elevar la energía del planeta y crear las condiciones necesarias para la evolución de la humanidad, para una civilización más avanzada. Ellos están dispuestos a ayudar al humano, dispuestos a guiarlos, como lo hicieron alguna vez, en los comienzos de la civilización, sólo esperan que el humano escuche, esa voz y actúe. Ellos son los padres de esta humanidad, de estos hijos de las estrellas que recién comienzan a descubrir su verdadero origen y poder. 
      


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