VICKY
Es una mujer muy trabajadora, tiene muchos años
dedicándose a la terapia múltiple en rehabilitación física, proviene de una
familia numerosa, nueve hermanos. Su madre siempre fue una mujer sumisa,
sometida, dedicada exclusivamente al cuidado del esposo y los hijos. Desde que
era muy joven, Vicky soñaba con ser médico, pero sus padres no podían costearle
la carrera, así que cuando llegó terminó la preparatoria, tuvo que elegir algo al
alcance de la economía de la familia. Cuando
fue a la universidad del estado a pedir informes, le hablaron sobre una carrera que iba a iniciarse
ese año, aunque nadie supo explicarle con exactitud de qué se trataba, le
dijeron que era algo intermedio entre enfermería y medicina, eso fue suficiente
para llamar su atención y elegir esa opción.
Ella es una mujer fuerte, de constitución robusta,
alegre, disciplinada y muy paciente. Desde que comenzó a realizar sus prácticas
profesionales y su servicio social en el ISSTE (instituto de Seguridad Social
de los Trabajadores del Estado), se sintió muy feliz de haber elegido esa
carrera, tenía un gran deseo de ayudar a sus pacientes y empatizaba fácilmente
con ellos, por lo que se esmeraba en su
trabajo.
A los 23 años terminó su carrera y consiguió empleo en
el mismo lugar que hizo sus prácticas. También, realizaba trabajos a domicilio
con algunos pacientes, entre ellos, atendía a un niño de 10 años que por un
accidente sufrió un traumatismo craneoencefálico y perdió movilidad en sus
extremidades. El padre del niño era político e instaló en su casa una clínica
para que su hijo fuera atendido por todos los profesionales que fueran
necesarios. Así que un día del mes de agosto, en que trabajaba con el niño, un
médico la observaba, al finalizar la terapia se acercó y le dijo que tenían que
hablar sobre el paciente, a lo cual ella accedió sin ningún problema
El médico que venía de otro estado y se hospedaba en
un hotel se llamaba Ernesto, el padre del paciente puso a su disposición un
coche y un chofer. Ernesto le dijo a Vicky que pasaría a las ocho de la noche a
su casa, para platicar en un restaurante, ella estuvo de acuerdo. Desde el
primer instante Vicky se sintió muy
extraña con el doctor, al llegar al restaurante, él ordenó varios platillos y
comenzó a hablar de lo que él hacía, pero en ningún momento comentó nada sobre el
niño. Ernesto, también ordenó dos tequilas, lo cual sorprendió sorprendio a
Vicky, pues en ese tiempo, esa bebida no era popular en esa ciudad. Después de más
de una hora de charla y de ver que no hablaba del paciente, se sintió preocupada
porque él había bebido alcohol, entonces le dijo que la llevara a su casa. El
aceptó, pero al despedirse le dijo: “Ya no te voy a dejar ir porque te he
estado buscando por todo el mundo y ya te encontré”. Al escuchar esto, pensó: “Este
viejo está loco y borracho”. Él le dijo: “Se ve tu luz impresionante, paso
mañana por ti para ir a comer”
Al día siguiente, un viernes, Vicky se fue a la casa
de una señora mayor a la que cuidaba desde que ella tenía 10 años, dijo a su
familia que si alguien la buscaba no dijeran a dónde fue ni cuándo regresaba. Cuando
volvió, le dijeron que todo el fin de semana el doctor estuvo llamando por teléfono
para preguntar por ella. Después de eso, Vicky no volvió a ver a Ernesto y
continúo trabajando olvidándose del asunto.
El primero de diciembre de ese año, Vicky fue voceada
en su trabajo para que atendiera una llamada telefónica, era Ernesto, quien la
saludó y le dijo que en su ciudad se iba a dar un curso de terapia. Le
preguntó: “¿no quieres venir?” Ella respondió
que salía de vacaciones justo al día siguiente, entonces él se ofreció:
“Si quieres te inscribo”. Vicky aceptó, y al otro día consiguió su boleto de
avión para ir al curso. Viajó el domingo y el doctor la esperó en el aeropuerto,
la llevó al hotel y le dijo que la mañana siguiente pasaría por ella a las ocho de la mañana.
El lunes ella estuvo muy arreglada para ir al curso,
Ernesto llegó por ella y la llevó al centro de rehabilitación de la ciudad, el
cual se consideraba el mejor y más avanzado del país, la presentó con la
directora quien era una amiga suya, y le
dijo que Vicky estaba interesada en conocer cómo se realizaban las terapias de
rehabilitación, en ese lugar. En ese momento Vicky se dio cuenta que Ernesto le
había mentido, pues no había ningún curso. La directora la recibió amablemente,
le mostró las instalaciones y le ofreció que podía ir cada día y ver las
terapias que ahí realizaban. Ernesto la dejó ahí, y le dijo que la recogería a
las dos de la tarde. Ella se quedó y conoció la forma de trabajo, que no le
impresionó, pues no era tan bueno como ella se había imaginado.
A las dos de la tarde el médico la recogió del centro
de rehabilitación, ella le dijo que eso no era ningún curso. Ernesto le dijo
que se quedara y aprendiera lo que pudiera de ahí, y la invitó a que por la
tarde lo acompañara a su consultorio y le ayudara a atender a sus pacientes. Vicky
fue con él, les dio a los pacientes un pequeño masaje y platicó con ellos, al
otro día, pidieron que estuviera ella cuando entraran a la consulta. Vicky se
quedó una semana en la ciudad, cuando se iba a regresar a su ciudad, ya en el
aeropuerto, Ernesto le dijo que se quería casar con ella.
En el mes de febrero volvieron a verse en un congreso
y volvió a reiterarle su deseo de casarse con ella, aunque Vicky no tenía ningún
interés ni sentía atracción por un hombre al que sólo había visto unas cuantas
veces y que además era doce años mayor que ella. Pronto se vio involucrada,
para sorpresa de todos sus amigos y familiares, en una relación que ni ella
misma tenía prevista, con este hombre al que nunca fue capaz de oponerse, pues
ella misma reconoce que en su familia todas las mujeres son sumisas, miedosas y les es muy difícil tomar
decisiones. Tuvo un padre muy autoritario, dominante y controlador, por lo que
le era imposible defender su postura ante cualquier hombre.
Su familia alarmada ante la posibilidad de que
estuviera tomando una decisión precipitada sobre un asunto tan importante,
trató de hacerla reflexionar, sin que consiguieran hacerla cambiar de opinión.
Ella misma no sabía por qué se dejaba llevar, pues dentro de sí, una parte
estaba inconforme y quería decir su desacuerdo, pero parece que algo muy
poderoso le impedía hacerlo. El mismo día de su boda, vestida con su traje de
novia se miraba al espejo y se decía así
misma, que no quería casarse con un hombre a que no conocía, pero fue incapaz
de decírselo a él.
Poco después Vicky se daría cuenta de que se había
casado con una persona un tanto singular, su esposo estaba muy relacionado con
personas que hablaban sobre temas esotéricos, hacían sanaciones energéticas,
incluso, él mismo veía el aura de las personas y sanaba con reiki. Convivían
con personas de diferentes países, que decían reconocer lugares sagrados donde
se encontraban puertas a otras dimensiones, que se dedicaban de lleno a ese
tipo de investigaciones y que incluso escribían libros sobre el tema.
Vicky no tenía queja de su esposo, pues él siempre fue
un hombre, trabajador y cuidadoso que la apoyaba para que estuviera siempre
actualizada en relación a la carrera que había escogido y parecía que realmente
estaba enamorado de ella. Formaron una familia con dos hijos y la vida siguió
su curso normal por 16 años. Una vida
tranquila, sin sobresaltos, se habían adaptado muy bien. Alguna vez, Ernesto le dijo que, desde que la
vio supo que ella era la mujer con la que quería pasar el resto de su vida y
que lo que le había atraído era el modo tan cuidadoso y paciente con que la
miró atender al niño.
Un día sin embargo, él comenzó a estar enfermo, al
realizarle estudios descubrieron que tenía cáncer, comenzaron con el
tratamiento, pero la enfermedad estaba muy avanzada, así que en muy poco
tiempo, él murió y ella quedó sola a cargo de sus dos hijos. En la misma semana
en que murió su esposo Vicky volvió a su trabajo. Durante los años anteriores había
trabajado sólo en las horas que sus hijos iban a la escuela, pues su esposo
decidió que así fuera, por lo que en días festivos, cuando había junta en la
escuela de sus hijos o alguno de ellos estaba enfermo, ella los atendía.
Desde que Ernesto murió Vicky se dedicó por completo
al trabajo y a sus hijos. Siempre una mujer muy disciplinada y con dedicación y
esfuerzo, fue sacando adelante a sus hijos. Establecida en un consultorio
propio, trabaja todos los días e incluso, a veces, los domingos. Su trato
profesional, amable, alegre, discreto y muy humano, pronto le ganó bastantes
pacientes, de tal modo, que siempre tiene ocupada la agenda. Sus hijos
crecieron y empezaron su educación profesional. Los dos son hijos muy
disciplinados, ordenados y aplicados a su estudio. Ambos son conscientes del
esfuerzo con el que su madre les proporciona cuanto requieren y sienten un gran
respeto y admiración por ella.
Desde que se quedó sola, Vicky nunca pensó en la posibilidad
de volver a casarse. En su familia todos han tenido sólo una pareja, misma con
la que se han casado. Incluso, cuando ella era joven y asistía a las bodas de
sus amigas, estaba segura que no se casaría nunca y probablemente, así hubiera
sido, si no se cruza en su vida Ernesto.
A sus cincuenta años, sin embargo, era consciente de
una cosa: no tenía seguridad social, ni tendría pensión a la edad de jubilarse.
Su esposo siempre trabajó por su propia cuenta y tampoco le dejó ninguna
pensión. Y si bien aún era una mujer muy
fuerte y saludable, era un asunto que le preocupaba. La reciente y súbita
enfermedad de una amiga, le había hecho notar que si a ella le pasara lo mismo, no tendría atención médica
asegurada, ni tampoco el dinero propio para pagar los gastos de ningún
tratamiento.
El hecho de que en su familia de origen, todos hubieran
tenido únicamente una pareja con la que habían contraído matrimonio, tal como
ella lo hizo, quizás era la razón de que no hiciera ningún intento de encontrar
una nueva pareja, a pesar de que era joven. Vicky decidió trabajar sobre ese
aspecto de su vida en terapia y ser
capaz de superar ese patrón que se había repetido de generación en generación.
Quería librarse de él por ella misma y porque sus hijos estaban ya en edad de
tener también una pareja y no deseaba que ellos inconscientemente estuvieran
presos del mismo patrón familiar. Después de abordar el tema en una
constelación familiar en noviembre de 2016, decretó para misma, que encontraría
un esposo que pudiera compartirle su pensión. Y ahí empezó la magia.
Dentro su trabajo, Vicky conversaba con todos su
pacientes, algunos de ellos los atendía de varios años, y algunos también eran
familiares entre sí. Un día, el señor Mauricio, al que conocía desde hace ocho
años, le platicó que buscaba a una persona para casarse y heredarle su pensión,
pues él estaba ya jubilado y consideraba que su pensión era muy buena, por lo
que le parecía que sería un desperdicio que nadie pudiera beneficiarse de ella,
cuando él ya no estuviera. Mauricio había estado casado, su exesposa tenía la pensión de su actual
marido. Además su actual pareja, con la que ya tenía algunos años de
convivencia, no quería casarse con él debido a que ella disfrutaba de su
pensión de viuda que era el doble de la pensión de Mauricio, por lo que vivían
en una relación libre muy discreta. Al
escuchar esto, Diana, la asistente de
Vicky le dijo al señor Mauricio, en forma de broma, que se casara con Vicky
para que le dejara la pensión.
La familia del señor Mauricio estaba al tanto de la
intención de heredar su pensión a alguien, y todos, le habían sugerido algunas
personas para que contrajera matrimonio, pero, por distintas circunstancias a él no le habían parecido adecuadas ninguna
de las personas. El señor Mauricio tuvo una cirugía y un por unos meses no
visitó el consultorio de Vicky, cuando volvió, Diana le dijo: “¡qué sorpresa
señor Mauricio, creímos que ya se había muerto y que Vicky se había quedado sin
la pensión!”.
A partir de entonces, siempre que el señor Mauricio
iba a su terapia, bromeaban sobre el tema. Pronto, sus familiares también
consideraban que Vicky era la persona ideal para casarse con él y beneficiarse de la pensión. Una hija del
señor Mauricio también era paciente de Vicky, así que en broma, comenzó a
llamarla mamá, ella, desde luego continúo con el juego. Cada vez que la hija del
señor Mauricio requería de alguna terapia al llamaba por teléfono decía: “Hola
mamita, fíjate que tengo tal dolor en tal parte”. A lo que Vicky contestaba: “Pues
no está bien que teniendo una mamá terapista, tengas ese dolor, vente acá para
que te atienda”. El saludo y la conversación en la terapia eran en el mismo
tono, aludiendo siempre al matrimonio entre Vicky y el señor Mauricio.
Así se siguieron los meses, en los que Vicky había
decretado y visualizado cada día: “Va a llegar un señor mayor que se va a casar
conmigo para dejarme su pensión”. Fue un día de enero de 2017 que el señor Mauricio le dijo: “¿Cuándo nos
casamos? Ella respondió: “Cuando usted quiera”. Entonces él dijo que se
casarían el mismo fin de semana. Así que al día siguiente acudió a la oficina
de registro civil para averiguar los requisitos para su nuevo matrimonio. Entre
los documentos requeridos se encontraba el acta de divorcio, lo cual era un
problema, pues cuando el señor Mauricio se divorció, estaba tan enojado, que
nunca se presentó a recoger su acta. Ahora tendría que hacer los trámites
correspondientes para obtener ese documento.
Mientras tanto, en el consultorio Vicky, recibió la
llamada de su nueva hija, pidiéndole
una cita para su madre, quien había estado casada con el señor Mauricio. El día
de la cita, la exesposa del señor Mauricio
se presentó a la consulta, y de la manera más cordial saludó a Vicky,
agradeciendo el excelente trato que había dado a su hija y dijo, que
le parecía la mujer perfecta para casarse con el señor Mauricio y heredar
su pensión. Ya su hija, le había platicado un poco sobre la situación de Vicky,
que era viuda y había trabajado mucho para sacar adelante a sus hijos.
Vicky no sabía cómo darles la noticia a sus hijos,
pues no sabía cómo habrían de tomarlo. Su hija se sorprendió, pero estuvo de acuerdo
en que era algo bueno para su madre. Un
día, Vicky se sentó con su hijo y le habló: ”Hay una persona que quiere hacerme
un regalo, pero para poder recibir ese regalo, tengo que casarme”. Su hijo muy
sorprendido le dijo: ”¿Te va a regalar un carro?” Ella le respondió, “no es
algo mucho mejor”, y le explicó, que su
matrimonio era sólo para recibir la pensión cuando el señor Mauricio ya no
estuviera, pero que en realidad su vida sería la misma, ella seguiría en su
trabajo y en la casa con ellos, y el señor Mauricio con su pareja, con quien
tenía una relación firme y estable. El hijo entendió que su madre tenía razón,
pues en realidad le estaban haciendo un regalo, ella tendría una pensión y
seguridad médica ante cualquier emergencia.
Un día, la exesposa del señor Mauricio llevó a
consulta a su hija y le preguntó a Vicky
cómo iban los preparativos, ella le dijo que tenía que arreglar primero lo del
acta de divorcio, pues el señor Mauricio no la había recogido cuando era el
momento. Entonces la ex esposa, dijo que no había problema porque ella tenía su
acta y se la haría llegar lo más pronto posible al señor Mauricio, para que
pudiera casarse.
Cuando el señor Mauricio se volvió a presentar, Vicky
le dijo que ya sus amigas le habían hecho la despedida de soltera, pero que él
ya la había dejado como novia de rancho; vestida y alborotada. Por su parte el
señor Mauricio, ya con el acta de divorcio en sus manos, continúo con los
trámites para la boda, dejando en claro que el matrimonio era por bienes
separados
Esa misma semana el señor Mauricio y Vicky se estaban
casando. Ella por su parte, llevaba puestos unos aretes que la exesposa del
señor Mauricio le había regalado para la ocasión. Diana y la hija de Vicky fueron
los testigos de ella en la boda y al señor Mauricio, lo acompañaron dos de sus amigos.
Así de una manera tan rápida y para júbilo de todos,
el señor Mauricio y Vicky se casarón. Ninguna amiga de ella fue invitada, pues
todo ocurrió tan rápido, que nadie se enteró sino hasta varios días después. Después de la boda todo siguió como antes,
con excepción de que el señor Mauricio, comenzó el proceso de registro de Vicky
como su esposa, para asegurarle el derecho a atención médica y la pensión.
Actualmente Vicky tiene su carnet en orden, para cualquier emergencia, aunque
por fortuna, no lo ha necesitado.
Esta es una historia real, una historia de magia, en
donde un hombre tuvo el deseo de compartir con una persona trabajadora y
honesta, una pensión que es el fruto de
su trabajo. Un hombre que pensó en beneficiar a una mujer que mereciera ese
regalo. La historia de una mujer que tuvo la confianza y la fe suficiente para
crear y manifestar en la realidad lo que otros podrían considerar sólo un sueño
o una ilusión. Quizás todos los seres humanos podemos crear una realidad mejor
la que tenemos, realizando acciones, para ayudarnos los unos a los otros.