2035
Salgo a
la calle, está casi desierta. La temperatura es elevada, 55 grados centigrados.
Es la temperatura más fresca durante esta temporada invernal. La mayoría de las personas han construido
refugios en el subsuelo, es la única forma de evitar el intenso calor de la
superficie de la tierra. Soy de las pocas personas que todavía recorren estos
caminos. No hay nada que la gente pueda ver en el exterior, lo que queda es un
desierto inhóspito.
Hace no
mucho tiempo,ésto era una enorme ciudad sobrepoblada, llena de bullicio, de
autos, de enormes edificios, una de las tres más grandes del mundo.No, yo nunca
pude ver eso, apenas tengo 15 años, es lo que he oído decir a mis padres. Hoy
no queda ninguna ciudad, ni grande, ni pequeña. Todas fueron deshabitándose
rápidamente. Al inicio, la gente trataba
de vender sus propiedades ofreciendo muy bajos precios, pero nadie podía
comprarlas, la economía estaba colapsada.
Ellos
todavía tienen fotos sobre esa gran metrópoli que parecía no terminar nunca. Y
se conservan varios archivos en imágenes sobre la forma de vida de este lugar.
Las he visto varias veces, enormes autopistas, edificios que parecían tocar el
cielo, teléfonos celulares, computadoras eran los artefactos más usados por los
jóvenes. Todos ellos dejaron de usarse. Los sistemas cibernéticos también
colapsaron. Las fuentes de energía eléctrica fueron destruidas por diversos
cataclismos naturales. Con ellos todos los artefactos que habían sido creados
para la comodidad y diversión dejaron de funcionar.
Demasiados
terremotos en distintos lugares del planeta, se movió el eje de la tierra en
más de una ocasión. Erupciones volcánicas que devastaron ciudades. Tormentas que parecían no terminarse nunca,
tornados, inundaciones, huracanes. Todos los fenómenos climáticos se sucedieron
uno tras otro de manera extrema. Las ciudades, destruidas como en una guerra.
Todo era un caos, la gente ya no tenía modo de comunicarse o de viajar grandes
distancias.
Desde
antes del año 2000, los científicos y
ambientalistas, comenzaron a alertar al mundo sobre el calentamiento global. A
nadie le importó. Diversos estudios demostraron que, más de una vez el planeta
había atravesado por cambios drásticos. Se predijo que habría una gran escasez de agua, pues desde algunos años atrás, los mantos acuíferos no se estaban
recargando. La contaminación, la erosión, la tala de bosques, la construcción
de más y más complejos habitacionales y los incendios, habían hecho que el agua
no pudiera ser absorbida por la tierra y llegara a las profundidades. El agua se
seguía derrochando sin ningún control. Se perforaban pozos cada vez más
profundos en los lugares en que se sabía que el agua era abundante. Los
gobernantes que otorgaban los permisos para las perforaciones, se justificaban
diciendo que el agua corría en enormes ríos en el subsuelo, y que aunque no se
usara el agua se iría a los lugares de menor altura. Pero el gua no corría ríos, se estaba agotando rápidamente. Mantos
acuíferos que tardaron miles de años en acumularse, se consumieron rápidamente.
A pesar
de que los estudios de eminentes biólogos demostraron que el agua se agotaba con
gran rapidez. Ninguno de sus estudios fueron considerados al permitir a las
empresas mineras consumir tres veces más la cantidad de agua, de la población
en las que se establecían sus empresas mineras. En su afán de riquezas el
gobierno, favoreció concesiones a empresas mineras extranjeras para la
explotación de metales preciosos, principalmente oro y plata. Empresas que no
sólo utilizaban una gran cantidad de agua, sino que también la contaminaban,
con desechos tóxicos altamente peligrosos.
Se
demostró que también la eras glaciares, podrían ocurrir súbitamente. Restos de
civilizaciones sumergidas en el agua, indicaban el sorprendente incremento
del nivel del mar. Pero nadie hizo caso de esto, como si se tratará de algo que
ocurrió en otro planeta.
Los
gobiernos de los países más avanzados, estaban ocupados creando más tecnología
de destrucción para someter a los países más pobres. Los grandes empresarios y
políticos nunca pudieron saciar su hambre de poder y dinero. Esa es la peor de
las hambres que puede azotar a cualquier civilización. La producción y
distribución de drogas se convirtió en un fuerte pilar de la economía mundial.
Religiones ultra-fundamentalistas se expandieron como un paliativo a la
desesperación de la gente. Los países más dominantes, sometieron aún más a los
pobres, para continuar su estilo de vida consumista y de derroche. La pobreza
se extendió a más del 95% de la población. Nunca hubo ricos más ricos, ni
pobres más pobres.
Los líderes
mundiales trataron de mantener el control y forma de vida a toda costa.
Presionaron a los gobiernos para que impidieran rebeliones en los países
pobres. Hubo de todo, gobernadores corruptos, desaparición, tortura y muerte de
quienes se atrevían a denunciar la verdad o a cuestionar el sistema. Gobierno y
narcotráfico se volvió la misma cosa en éste país. Al inicio la policía
simulaba perseguir y atrapar a los delincuentes, pero las alianzas entre ellos
cada vez se hicieron más evidentes,
hasta que el presidente se convirtió sólo en un títere del máximo jefe.
En la mayoría
de las ciudades, la población se manifestaba en contra del abuso, del crimen,
de las desapariciones, de las injusticias, de la falta de empleo. Pero los
gobernadores simplemente no escuchaban las protestas. La policía a cargo del
estado se infiltraba en los grupos y
desaparecían a los líderes. Vinieron comisiones internacionales a
supervisar y asesorar las investigaciones, pero esto, no implicó un avance en
el esclarecimiento de la verdad. Los muertos eran sólo muertos, y los
desaparecidos continuaron siendo desaparecidos. Nunca más fueron ciudadanos
mexicanos con derechos. Sólo eran los sin nombre, de los que el gobierno se deshace sin ningún atisbo de
remordimiento.
Pero, no
bastaba con someter por la violencia a
los pueblos. Los gobiernos cada vez más perversos, quisieron aligerar de pobres
al planeta. Usaron armas biológicas. Experimentaron con bacterias y virus que
liberaron en el ambiente para distraer a
la población, para manipularla, para someterla, para evitar que se
rebelara. Pero las bacterias y virus no tienen ataduras, en ambientes que
les eran propicios progresaron y mutaron
por si solos para adaptarse . Entonces, aparecieron nuevas y letales
enfermedades que se transmitían fácilmente. La más común, la gripe. Nadie
creyó que esta enfermedad que no se consideraba mortal, pudiera ser la causa
más importante de millones de muertes.
El
cambio climático aceleró el proceso, las estaciones de tiempo cambiaron
drásticamente. El plena primavera llovía o nevaba, y en pleno invierno había
olas del calor. Climas cambiantes de un día para otro. Hubo ciudades en donde
una vez que comenzó a nevar no dejó de hacerlo por una muy larga temporada. Al
inicio fue divertido tener un invierno, con la nieve para para jugar, pero
cuando ésta situación se extendió a casi un año, los daños fueron terribles, la
ciudad no había sido construida para soportar esto, casas con techos colapsados
por el sobrepeso de la nieve y hielo. Además no se tenía el combustible y las
provisiones para soportar largas temporadas de escasez de alimento. Las
carreteras se volvieron inaccesibles. Varios ciudades quedaron aisladas, intentando
sobrevivir con sus propios recursos. Vino el hambre, la desesperación y la
muerte.
En
muchos lugares del mundo la gente comenzó a enfermar súbitamente de nuevas
enfermedades. los gobiernos pretendieron dar protección a la población,
ordenaban lotes enteros de vacunas contaminadas a través del sistema de salud
pública. La población más vulnerable era vacunada, y eran precisamente ellos, quienes caían enfermos más pronto. Gripes con
temperaturas muy elevadas, tos y flemas que llenaban los pulmones hasta
reventarlos, llevaban a la muerte con gran rapidez si no había un antibiótico
fuerte que contrarrestara la infección. El contagio era rápido, los hospitales
públicos estaban saturados, y los medicamentos escasos. La gente comenzó a
morir rápidamente, el terror se apoderó de la
población.
Fue la
formula perfecta para los gobiernos más dictatoriales, cuando las protestas del
pueblo se intensificaban por cualquier motivo, se desataba deliberadamente una
epidemia de muerte por gripe. Por la noche, cuando la mayoría de la población
dormía, la ciudad era contaminada por aviones que la sobrevolaban, dejando detrás
de sí, halos de virus altamente contagiosos. Al principio nadie notó que ésto se realizara
intencionalmente, y la mayoría de la gente no creía que fuera verdad. Se decía
en las redes sociales, que por las mañanas, se veían líneas rectas pintadas en
el cielo y que eran los restos de la polución de la noche anterior, incluso
se publicaban las fotografías tomadas en distintas ciudades. Muchos creyeron
que se trataba de cuentos alarmistas. Pero cuando la aparición de epidemias de
gripe coincidía siempre en el momento más conveniente para algún grupo político
dominante, se hizo evidente, que no se trataba de una casualidad.
Por
algunos años los gobiernos se enriquecieron aún más, con los pueblos totalmente
sometidos, no hubo freno a su codicia. Con dinero pudieron comprar medicinas y
vacunas, protegerse de los cambios extremos del clima. La pobreza y tragedia
parecía no tocarlos nunca. Pero olvidaron que ellos también estaban en este
planeta, olvidaron que eran parte de lo mismo.
A los
virus y bacterias no se les puede sobornar para que no muten y se hagan más
resistentes. La vida y la naturaleza se abren camino por sí solas, eso fue lo
que ocurrió. Mutaron y prosperaron en
los ambientes más propicios. Las vacunas y medicamentos con que se les combatía,
se volvieron inútiles.
Cuando
en una familia alguien enfermaba, era tan previsible que contaminaría a los
otros miembros. Gripes recurrentes, al inicio, cada mes, fueron presentándose.
Pero cuando la frecuencia se hizo permanencia, la enfermedad se convirtió en un
miembro más de la familia. Siempre había alguien enfermo. Tras su fuerte dosis
de antibiótico sanaba temporalmente, en tanto alguien más recaía. Un enfermo en
la familia, dos tres y en ocasiones todos. Virus y bacterias cada vez más
resistentes, individuos con sistemas inmunológicos devastados.
Los
pobres siempre habían tenido su miseria para compartirla con su familia, pero
con las enfermedades epidémicas, muchos se quedaron sin familia.La soledad se
volvió común.Era como si todas las epidemias de todos los tiempos y ciudades en
la historia de la civilización ocurrieran a la vez. Enfermedades nuevas y letales para las que no
hubo curación. Algunas de ellas acabaron con poblaciones enteras en pocas
semanas, sin dar tiempo a a buscar una cura. Comenzaron a aparecer cientos de
pueblos fantasmas, totalmente deshabitados, pues los pocos sobrevivientes,
emigraban buscando un mejor lugar para subsistir muchos morían en el intentos. Todo fue
demasiado rápido.
El círculo
de la enfermedad, era un buen negocio para los empresarios, millones de medicamentos
vendidos sin ningún problema. Sin importar el hambre o la miseria, quienes
tenían un poco de dinero, lo gastaban en lo que creían podía curarles. Hasta
que fue imposible comprar nada.
La
mayoría de los países habían unificado su forma de gobierno: la sobre-explotación del
ambiente, del hombre, de todo lo que pudiera explotarse. El abuso de poder se
convirtió en la regla. Ningún gobierno tenía límite a su codicia. El hambre
generalizada hacía que las personas buscaran un empleo desesperadamente, sin
importar las condiciones en que fuera. Todas las garantían laborales y los derechos
individuales que se conquistaron a través de años de luchas en la historia de
la humanidad fueron pisoteados. Ante una
mínima protesta un empleado era despedido de inmediato. Se veían obligados a laborar en condiciones
inhumanas por sueldos miserables, o, a ser arrojados sin miramientos a la nada.
Se exprimió la vida en todas sus manifestaciones.
Las
ciudades están en ruinas, incluida la ciudad de los archi-millonarios. Sí
aquélla que fue construida sin escatimar un centavo. Robándole territorio al
mar, modificando valles y montañas con las más avanzadas maquinarias. Aquélla en
donde los poderosos emigraron cuando todo empezó a colapsar. Por algunos años
les sirvió de refugio. Cuando la pobreza y la enfermedad se extendieron en el
planeta y el agua dulce se volvió tan escasa, fue el principio del fin de su
imperio. Pudieron por un tiempo,
acaparar el agua, construyeron el más
grande depósito tratando de aprovisionarse de ella. Custodiaron con ejércitos
los pocos mantos acuíferos que quedaban. Y cada vez, hubo que buscarlos más
lejos, pero finalmente se acabaron. Entonces su dinero, ya no pudo comprar
nada. El agua, elemento esencial para la vida, dejó de ser mercancía. Se iniciaron las guerras a muerte por el agua.
Hoy es
todo desértico, dicen que alguna vez, en éstas tierras existieron unos hermosos
bosques de pinos. Antes de que los sistemas de comunicación colapsaran, se
supo que en lugares distantes, el invierno perduraba por más tiempo del jamás
visto. Las ciudades congeladas también fueron abandonadas, y los pocos
sobrevivientes son los que han relatado su historia. Hoy pueden escucharse
historias de destrucción de lugares lejanos de este planeta. Pero son historias
que parecen pertenecer sólo a la imaginación, y al ser imposible constatarlas,
resultan increíbles. Yo he vivido siempre en este calor intenso, en esta tierra árida, que no puedo
imaginar aquél frío invernal de las ciudades heladas.
Se
habla de distintas y modernas ciudades que fueron los modelos a seguir, incluso
hay revistas y fotos de ellas, algunas
personas mayores vivieron ahí y relatan su forma de vida, pero ahora se escucha
como si hablaran de un planeta distinto. Como si las historias hubieran sido
construidas a partir de los vestigios y
recuerdos que quedan, para tratar de darle un sentido a esta vida, para
explicar el modo en que vivimos, o para imaginar un lugar hermoso que mantenga
vivo nuestro instinto por sobrevivir.
Las
personas mayores dicen, que en algún lugar del mundo, aún tiene que existir un
hermoso lugar para ser habitado. Tienen la ilusión de que si el clima deja de
ser tan caluroso puedan organizar expediciones en su búsqueda. Dicen que debe
de estar en lo que fueron enormes e inexploradas selvas con enormes ríos o
quizás en una de las altas montañas que estaban cubiertas de glaciares. Pero la
tierra se ha movido tanto con los terremotos, que parece imposible.
Muy
cerca de aquí, dicen que hubo también una ciudad construida sobre un lago. Pero
la enorme metrópoli fue consumiendo con gran rapidez los mantos acuíferos,
cuando no hubo más, construyeron sistemas para traer el agua desde miles de
kilómetros. El agua de la ciudad se volvió una prioridad. A muchos pueblos
cercanos se les arrebató el preciado recurso. Los pobladores tuvieron que
emigrar al país del norte, en aquélla época era una opción. Hoy no hay donde
huir.
La
gente dejó las ciudades, las casas, en busca del agua, miles de personas
murieron por falta de ella. Hubo que emigrar a lugares lejanos. Las grandes
metrópolis dejaron de tener agua mucho antes, pero habían tenido sistemas
acuíferos que las proveían del vital líquido, que era traído por cientos de
kilómetros. Después de un tiempo, no hubo manera de proveer de agua a ninguna
ciudad. Ahora esos acueductos, son canales secos, llenos de basura.
Un gran
terremoto destruyó un país que se veía invencible, lo partió en dos. El mar les
arrebató el territorio que ellos habían arrebatado a otros. Enormes ciudades
quedaron sepultadas en montañas de tierra o debajo del mar. Los tsunamis
hicieron los suyo. Desde entonces la tierra sigue moviéndose. Olas de
destrucción modificaron la geografía de varios países.
Sólo
entonces, los países de oriente que habían sido atacados constantemente
tuvieron un respiro. Años de guerra hicieron a los hombres y mujeres nacidos
ahí, fuertes. Sus ciudades principales ya habían sido bombardeadas y destruidas
algunos años antes de la gran catástrofe. Ellos habían construido refugios bajo
tierra antes para sobrevivir a las guerras, eran expertos en ese arte.
Los
países más industrializados han perdido sus grandes construcciones, sus
sistemas cibernéticos dejaron de funcionar. Los combustibles que dieron origen
a la era más moderna, desaparecieron. La modificación de la geografía terrestre
destruyó también los depósitos naturales de donde se extraían. Grandes redes subterráneas construidas para
el abasto seguro de combustibles de uso doméstico, cobró su precio. Hubo
enormes explosiones en distintos puntos, algunos dicen que fueron explosiones
provocadas. Nunca se aclaró el punto. Pero lo cierto es que la ciudad fue
devastada desde las profundidades.
Ruinas
quemadas, cuerpos calcinados, nadie pudo detenerlo. Un proceso en serie como
todo lo que se producía en la moderna ciudad. Millones de muertos
El
planeta está desértico en todos los sentidos, sin agua dulce, con un clima extremadamente
caluroso, tanto que sólo puede sobrevivirse bajo el subsuelo. Por eso, lo que
un día fueron ciudades, está abandonado, vacío de gente. Durante el día la temperatura
es tan elevada, que sólo las tribus que históricamente vivieron en zonas
desérticas están preparadas para sobrevivir. Los demás huyeron hacia adentro de
la tierra.
Los
nuevos asentamientos se ubican en terrenos rocosos, tratan de estar cerca de alguna fuente de agua,
aunque casi no las hay. Sólo en algunas profundas cavernas puede encontrarse
goteaderos de agua potable, pues la mayoría esta contaminada. El agua es usada únicamente
para beber. No se usa más para bañarse, ni limpiar. Para ello se crearon
desinfectantes en polvo y gel. Se usan trajes para mantener recuperar la humedad
del cuerpo y recuperar y reciclar los fluidos una y otra vez. Antes de que todo colapsara ya se usaban estos
productos. Los que ahora hay, son los que quedaron en los enormes almacenes de
las metrópolis. De esos enormes supermercados se tomó lo que podía usarse, no
demasiado. Pues la mayoría de las cosas se echaron a perder sin sistemas de
refrigeración.
La
tecnología de la era digital no tiene sentido ahora. No es posible derrochar
nada, ni consumir vorazmente. Las grandes ciudades en donde ocurría la vida en
todo su glamour no están más. La tecnología está ahora al servicio de la
sobrevivencia. Los robots y drones que ya existían, ahora son usados para
buscar los sitios más adecuados para la sobrevivencia de los humanos. Sólo los
artefactos tecnológicos que se crearon para funcionar con energía solar, son
los que prevalecen.
Los
animales salvajes casi desaparecieron, al desaparecer sus fuentes de alimentos.
Insectos es lo que prolifera, la dieta humana se compone de ellos. Se cree que
tal vez, en las zonas más elevadas del planeta pueda existir un poco de la
naturaleza y los animales de antes, pero no hay manera de comprobarlo, hasta
ahora no ha habido manera de llegar allá. Hoy no sabemos de las ciudades del
clima helado. Aquí, el calor es tan intenso que nadie se aventura a largos
recorridos, el cuerpo humano no puede soportarlo. Y sobre la superficie de la
tierra, hace algunos años que ya no se han encontrado abastecimientos de agua.
Los
veloces y complicados medios de transporte que elevaron la temperatura del
planeta, dejaron de funcionar al extinguirse el combustible que los movía. Eso,
forma ahora el mar de chatarra más
grande que pueda imaginarse, en lo que fueron las grandes ciudades.
La
medicina como la ciencia que tuvo un gran desarrollo no existe más. Las
empresas farmacéuticas que produjeron millones de medicamentos también están
destruidas. Pero además, los medicamentos que alguna vez aliviaron muchas
enfermedades, no resultaron útiles, para las nuevas cepas de bacterias y virus
que surgieron. Antiguas formas de curación que habían sido olvidadas fueron
recuperándose. Sanación con energía, de la cual se dice, usaron civilizaciones
importantes como la egipcia. Sanación con piedras, cuarzos, reiki. Y sobre todo
sanación son seres de luz, maestros ascendidos y ángeles.
Dentro
de los sobrevivientes, se encuentran maestros que antes del colapso total,
habían iniciado a trabajar con estas formas de sanación. Maestros que parecen
rescatar conocimientos ancestrales, no de ésta era, sino de civilizaciones más
antiguas, anteriores incluso a la era de los dinosaurios. Niños especiales, capaces
de ver más allá de lo físico son quienes han guiado a los sobrevivientes a
establecerse en lugares que por sí solos, los hombres, no habrían encontrado
nunca. Ellos son los nuevos guías, sin ellos la especie humana se extinguiría
en este planeta. Los niños llamados índigo, cristal, niños con capacidades y
conocimientos especiales, los únicos capaces de dirigir a la humanidad.
Caminar
sobre la superficie terrestre es exponerse a morir por insolación y deshidratación,
las horas menos calurosas son un poco antes del amanecer, pero la temperatura
no es menos de 50 grados. Las viejas generaciones se niegan a aceptar esta forma
de vida. La desesperación de algunas personas es tal, que cometen suicidio,
pues no hay otra forma de vivir ahora. Ese hermoso planeta verde, exuberante,
de inmensos bosques, lagos e incontables animales que parecía inagotable, ahora
es un sueño que ha escapado de las manos. Para los más jóvenes como yo es sólo
una leyenda, una historia de la que sabemos por lo que nos cuentan las personas
mayores y que en parte es corroborada por los restos de lo que fueron las
modernas ciudades.
Pero
ahora, no hay nada...sobrevivimos en la profundidad de la tierra y arriba, en la superficie, sólo hay
desierto, una inmensidad que arde.